27/10/2025
EL CEREBRO DE UN GATO es aproximadamente un 90% similar al de un humano, incluso más que el de un perro.
🧠 El cerebro del gato: un sorprendente reflejo del humano
Poca gente sabe que la estructura del cerebro de un gato es aproximadamente un 90% similar a la de un humano.
Esto no significa que un gato piense como nosotros, sino que demuestra la complejidad de esta entidad aparentemente "simple". Tanto los humanos como los gatos han desarrollado hemisferios cerebrales, una estructura cortical compleja y una organización neuronal similar.
En otras palabras, la forma en que los gatos procesan la información es mucho más parecida a la nuestra de lo que se suele suponer.
😺 Hay alrededor de 300 millones de neuronas en la corteza cerebral de un gato, el área responsable del pensamiento, la memoria y la toma de decisiones.
En comparación, un perro 🐕 tiene alrededor de 160 millones.
Esto explica por qué los gatos parecen más independientes, más selectivos y, a veces, más "deliberados" en su comportamiento.
Analizan las situaciones de forma diferente, reaccionando no solo instintivamente, sino también según su experiencia previa.
La estructura de la corteza cerebral del gato incluye áreas responsables de la percepción, la planificación y la respuesta a los estímulos, al igual que en los humanos. Por ejemplo, los gatos pueden aprender patrones de comportamiento, reconocer rostros y recordar rutas o rutinas diarias.
No siguen órdenes ciegamente, sino que eligen si las llevan a cabo según sus intereses.
Este tipo de pensamiento selectivo evidencia un procesamiento cognitivo complejo, no terquedad.
Otro aspecto impresionante es la forma en que los gatos utilizan su memoria a largo plazo.
Estudios han demostrado que pueden recordar personas, lugares y olores durante años.
Un gato abandonado que es readoptado después de mucho tiempo puede reconocer a su dueño sin dudarlo.
Este tipo de memoria emocional es muy similar a la memoria humana, basada en conexiones emocionales y experiencias repetidas.
El cerebro del gato responde a las emociones de forma similar a la de los humanos.
Las áreas cerebrales responsables de la alegría, el miedo, el afecto o la ansiedad son similares.
Por eso, los gatos pueden estresarse ante cambios, ruidos fuertes o la ausencia de un ser querido.
No hablan, pero sus cuerpos y miradas dejan claro lo que sienten. En muchos sentidos, las emociones de un gato son un reflejo del entorno en el que vive.
🔬 En la investigación neurológica, se suele estudiar a los gatos para comprender mejor sus funciones sensoriales.
Su visión nocturna, su equilibrio perfecto y sus reacciones ultrarrápidas son el resultado de una coordinación precisa entre la corteza cerebral, el cerebelo y el sistema vestibular.
Su forma de procesar el movimiento y la luz es tan precisa que incluso ha inspirado el desarrollo de robots y sistemas de reconocimiento visual.
🐾 Los gatos también poseen una inteligencia social sutil, aunque muchos los consideran solitarios.
Observan las expresiones faciales, el tono de voz e incluso el ritmo de los pasos de su dueño.
Se apegan a las personas, no solo a los lugares, y sus cerebros liberan oxitocina (la hormona del amor), al igual que los nuestros, durante los momentos de afecto.
Esto demuestra que el vínculo entre humanos y gatos es biológicamente real, no solo emocional.
❤️ Así que cuando un gato te observa tranquilamente desde el sofá, no te juzga, pero tampoco es indiferente.
En ese pequeño cerebro de tan solo 30 gramos reside un mundo complejo: un mundo que piensa, siente y aprende.
El 90% de similitud entre los cerebros de los gatos y los humanos es una clara evidencia de que entre nosotros no solo existe un vínculo entre un dueño y un animal, sino una forma de comprensión silenciosa entre dos seres inteligentes que comparten la misma naturaleza...
-tomado de la red