23/07/2025
¿Qué sucede cuando el genio y la fragilidad se fusionan?
Syd Barrett, el enigmático miembro fundador de Pink Floyd, fue tanto un visionario como una historia de advertencia. Como líder original y fuerza creativa detrás del sonido inicial de la banda, la composición extravagante de Barrett y su trabajo experimental con la guitarra definieron el debut de Pink Floyd, The Piper at the Gates of Dawn. Su enfoque musical era lúdico, poético y completamente ajeno a las convenciones.
Pero la brillantez de Barrett tuvo un precio. A finales de la década de 1960, su comportamiento se volvió cada vez más errático, impulsado en parte por el consumo excesivo de L*D y problemas de salud mental subyacentes. La banda tuvo dificultades para funcionar con él, lo que llevó a su salida en 1968. Su breve carrera en solitario ofreció destellos de su talento, pero pronto se retiró por completo de la vida pública.
Incluso después de su salida, la presencia de Barrett persiguió a Pink Floyd. Álbumes como Wish You Were Here y The Wall contienen referencias, tanto explícitas como sutiles, a su amigo fallecido. Roger Waters y David Gilmour solían hablar de él con una mezcla de reverencia y tristeza, manteniendo vivo su espíritu a través de la música.
Barrett falleció en 2006, tras vivir en un aislamiento casi absoluto durante décadas. Sin embargo, su influencia perdura, no solo en el legado de Pink Floyd, sino también en el ADN de la música psicodélica y alternativa. Sigue siendo un símbolo de la delgada línea entre la genialidad y la locura.