11/07/2025
NOTA PARA REFLEXIONAR
Ministra Giracca: ayer marchaba por el poder, hoy le da la espalda al pueblo
Qué ironía más amarga: ver a la actual ministra de Educación, Anabella Giracca, quien hace meses marchaba en la Plaza de la Constitución exigiendo, con megáfono en mano, la imposición del hoy presidente Bernardo Arévalo, y ahora, desde esa misma plaza, le da la espalda al pueblo y al magisterio que la formó.
Hoy, esa misma plaza está ocupada por miles de maestros y maestras que llevan más de 45 días en resistencia, clamando por algo tan básico como una mesa de diálogo de alto nivel. No piden privilegios. Piden condiciones mínimas para educar a una niñez abandonada por décadas: mejores salarios, alimentación escolar, infraestructura digna y respeto.
¿Dónde está la ministra ahora? De viaje con dinero del pueblo, negándose a dialogar. Guardando silencio. Fingiendo que los gritos del magisterio no existen. ¿Dónde quedó la voz crítica que en 2023 defendía la “voluntad del pueblo” desde esa misma plaza? ¿Dónde quedó la supuesta ética académica que tanto promovía desde las aulas y los foros?
Su actitud hoy es una muestra clara de doble moral, de hipocresía política. Lo que ayer le servía para llegar al poder, hoy lo rechaza cuando se trata de escuchar a quienes tienen años sosteniendo el sistema educativo en ruinas. Ha convertido el Ministerio de Educación en un monólogo autoritario, en una plataforma personal, olvidando que la educación se construye desde el consenso, no desde la imposición.
El magisterio ha llamado reiteradamente a abrir un espacio de diálogo serio, técnico, transparente. Pero la negativa del gobierno central y del Ministerio de Educación no solo es una falta de respeto, es un acto de soberbia, de prepotencia, y de incapacidad política.
Ministra Giracca: usted que caminó entre pancartas, que exigía voz y voto para el pueblo, hoy camina de espaldas a él. Usted que hablaba de justicia, hoy reprime con el silencio. Usted que clamaba por un nuevo pacto social, hoy actúa como cualquier burócrata más, aferrada al escritorio.
La educación no es suya. No le pertenece. No se gestiona con decretos ni discursos. Se construye con los maestros, en las aulas, en el territorio. Hoy, usted tiene la oportunidad de rectificar. De sentarse a esa mesa que ya está en la plaza, frente a usted. La misma plaza donde un día exigió democracia, y que hoy le exige coherencia.
¡La educación exige diálogo ya! ¡Escuche al magisterio o dé un paso al costado!