30/11/2025
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” (Juan 1:1)
Este versículo es uno de los textos más sublimes y fundamentales de toda la Biblia, porque nos lleva más allá del tiempo, más allá de la creación, hacia la eternidad misma.
1. “En el principio era el Verbo…”
Antes de que existiera el universo, antes de que hubiera luz, materia o tiempo, el Verbo ya era. Esto nos revela la eternidad de Cristo. Él no comenzó a existir en Belén; su existencia es eterna. Dios no improvisa: la salvación estaba en su corazón desde siempre.
2. “…y el Verbo era con Dios…”
Aquí vemos una relación íntima. Jesús no es una fuerza impersonal, sino una persona que vive en perfecta comunión con el Padre. Nos recuerda que Dios es relación, amor, entrega mutua. Desde la eternidad, el amor ya estaba presente.
3. “…y el Verbo era Dios.”
Este es uno de los mayores testimonios de la divinidad de Cristo. Jesús comparte la misma esencia divina. No es un ser creado, no es un mensajero más: es Dios hecho accesible, Dios que se revela, Dios que habla.