
10/07/2025
El oportunismo no tiembla: Joviel bloquea mientras el país intenta levantarse
En medio de una crisis sísmica nacional,
cuando muchas familias aún duermen afuera por temor a nuevas réplicas,
cuando la prioridad debería ser la vida,
Joviel Acevedo ha decidido volver a bloquear las calles.
No es sorpresa.
Pero sí es una confirmación dolorosa:
que en Guatemala, los viejos pactos no tiemblan.
Los oportunistas no retroceden.
Y la cultura del chantaje sigue intacta,
aunque el país se esté desmoronando bajo nuestros pies.
Mientras los protocolos de emergencia buscan proteger a la población,
Joviel busca proteger privilegios,
presionar por un pacto colectivo cuestionado judicialmente,
y forzar al Estado a negociar con un actor que ha demostrado, una y otra vez,
que su único compromiso es con su poder, no con la educación pública.
Habla de dignidad laboral.
Pero no defiende las condiciones de las aulas.
Habla de derechos.
Pero pisotea el derecho al libre tránsito.
Habla de representatividad.
Pero cada vez representa menos a los maestros y más a su propia estructura de influencia.
La estrategia es burda:
bloquear, presionar, victimizarse.
Todo mientras las instituciones enfrentan una alerta sísmica que exige unidad, no extorsión.
Y aquí hay que decirlo con claridad:
👉🏽 la lucha legítima por los derechos laborales no puede seguir secuestrada por figuras que han hecho del chantaje una rutina.
👉🏽 Guatemala necesita fortalecer el sindicalismo, sí,
pero desde la ética, la transparencia y el servicio público,
no desde la amenaza sistemática cada vez que el poder cambia de manos.
No es solo un bloqueo.
Es un mensaje.
Un mensaje de que el pasado sigue vivo.
De que los mecanismos clientelares siguen activos.
Y de que algunos actores prefieren hundir la mesa antes que ceder una silla.
El Ministerio de Educación ha respondido con firmeza.
Y es correcto.
No se puede gobernar bajo presión ilegítima.
Ahora es el momento del resto del Estado:
Corte de Constitucionalidad, Ministerio Público, Procuraduría, pero ya conocemos la historia.
Es momento de exigirles.
No por revancha,
sino por institucionalidad.
Y para la ciudadanía, el llamado es claro:
Este no es solo un conflicto entre el gobierno y un sindicato.
Es un pulso entre dos formas de entender el país:
la del chantaje como método,
o la de la legalidad como camino.
Guatemala no puede avanzar si los peores se imponen cuando el país más necesita unidad.
No es momento de negociar con quienes no conocen la palabra límite.
Es momento de que el Estado aprenda a decir no.
Con criterio, con legalidad, con visión.
Porque mientras el país tiembla, lo que no puede volver a temblar es la voluntad política.
Autor: Sergio Vega