26/05/2025
Mi postura pública ante lo ocurrido en la reciente elección de NIETA DEL REY:
Los múltiples registros difundidos a través de medios de comunicación reflejan una organización lamentable, marcada por la falta de ética, profesionalismo y sensibilidad. Como lideresa y defensora de los derechos colectivos, me uno a la indignación unánime que este evento ha provocado.
Estos espacios no pueden seguir siendo escenarios de violencia simbólica y emocional hacia la niñez. La cultura no es un circo, y los eventos deben construirse con responsabilidad, armonía pero sobre todo, con la conciencia de que están involucrando a niñas que apenas inician su caminar en la reivindicación de su identidad.
Es importante dejar algo claro: la niña de San Pedro Soloma no tiene la culpa de lo sucedido. No fue ella quien creó el conflicto ni debe ser culpabilizada por los resultados. Es víctima, al igual que las demás participantes, de un sistema inmaduro e irresponsable de adultos que fallaron en acompañar con dignidad este proceso. Bien sabemos que los niños y niñas actúan según el ejemplos que los adultos les damos. No es correcto hablar de fraude cuando es evidente que las verdaderas fallas radicaron en la organización del evento y en la falta de preparación para garantizar un espacio seguro, justo y respetuoso.
Exijo, junto a muchas voces, que el Comité Rumam Ajaw Anivel Nacional se pronuncie públicamente; que asuma su responsabilidad por no haber tenido la capacidad de moldear un evento enfocado en la niñez, ni de responder con madurez cuando el conflicto emergió. De igual forma, el jurado calificador debe hacer una revisión profunda de sus métodos de evaluación. Cuando se trata de niñas, no se puede deliberar con la misma rigurosidad fría de un certamen adulto. Se requiere empatía, comprensión del desarrollo emocional infantil y una metodología menos hostigante y más humana.
Los espacios de representatividad no pueden ser manejados con improvisación ni con intereses que nublen el verdadero propósito: el empoderamiento y la protección de nuestras niñas. Aplaudo con profunda admiración a la representante de Nahualá por priorizar su integridad emocional ante la presión; su decisión fue una muestra de liderazgo genuino y valentía.
Me solidarizo con todas las niñas participantes, con sus familias y especialmente con los pueblos que se sintieron vulnerados.
Reitero: la cultura es dignidad, no espectáculo.
Y las niñas merecen crecer en espacios seguros, donde puedan alzar la voz con alegría, sin miedo ni violencia.
Que la justicia y la conciencia nos guíen.
No más silencios ante las injusticias disfrazadas de tradición.
Att: Madelyn Toyom Canastuj
Rab’in Ajaw 2023-2024