10/08/2025
Amancio Ortega tenía 12 años cuando su vida cambió para siempre. Su madre volvió de la tienda… con las manos vacías. El dueño ya no les fiaba. Caminaron a casa sin decir una palabra. Pero él lo entendió todo: la pobreza no perdona.
Ese día se prometió que haría algo para cambiar su destino… y que, con la ayuda de Dios, no volvería a ver a su madre llorar por pan.
Dejó la escuela y empezó como repartidor en una camisería. Miraba, aprendía, absorbía cada detalle. Con el tiempo, comenzó a coser junto a su esposa batas de baño que vendían de puerta en puerta.
No tenían nada… salvo la voluntad de seguir adelante. Pasaron frío para ahorrar en calefacción. Les robaron toda la mercancía una Navidad. Y aun así, no se rindieron.
En 1975, abrió una pequeña tienda en La Coruña. La llamó Zara. Su idea: moda rápida y accesible para todos. Era algo nuevo. Algo que cambiaría el mercado para siempre.
Hoy Zara está en más de 90 países. Y él, el hombre que un día no tuvo para pan… sigue sin presumir lujos. Porque entendió que el respeto no se compra, se gana. Y que cuando confías, Dios te lleva más lejos de lo que imaginabas.
Si alguna vez la vida te ha puesto contra la pared… recuerda esta historia. Y hazla llegar a más personas. Tal vez alguien necesite saber que los comienzos más duros pueden ser parte del plan más grande.
Esta narración está basada en hechos reportados públicamente sobre Amancio Ortega y su trayectoria empresarial. Su propósito es inspirar y motivar, no promover marcas ni realizar publicidad comercial.