18/09/2025
San José de Cupertino decía: “Rezad, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo, ni el cielo es de bronce. Todo el que le pide, recibe”.
San José de Cupertino, en setenta ocasiones, fue visto por sus hermanos conventuales, levitando en profundo éxtasis. No solo era la mirada perdida en Jesús, sino que estaba suspendido del suelo, como elevado por ángeles. Y esa es la oración profunda, la que nos desata de las limitaciones de este mundo al depositar todo, todo, en el Señor. La oración no es un huir para no saber nada de nada, sino un encuentro donde ponemos todo lo que tenemos y somos, en un franco diálogo con Jesús. Es estar con él y en él.
El éxtasis y la levitación, hicieron famoso a José, pero cabe resaltar que lo más asombroso para Dios, fue su humildad. El éxtasis, era solo una manifestación externa de su especial filiación divina y profundo amor a María Santísima.
San José de Cupertino, no gozaba de mucha inteligencia para los estudios, era considerado por muchos como “un bueno para nada”, pero por la gracia de la Divina Providencia, logró pasar los años de preparación...y más bien destacó en humildad, paciencia y caridad. San José de Cupertino es patrono de estudiantes con problemas y de pilotos aviadores.
Que tienes poco tiempo para orar, que tienes mucho que hacer, que estas sin ganas, que no sabes cómo, que te aburre, que no entiendes, que no puedes, que no sientes, que no crees, que no y que no… son tantas ataduras. Suelta amarras y date chance de volar al encuentro de Jesús.
“Dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutileza para interpretar y en el momento del examen, gracia y abundancia para hablar. Acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar”