Maleficarum: Leyendas y Fantasmas

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En Maleficarum: Leyendas y Fantastamas, abordaremos temas, noticias, debates e información siempre relacionada al mundo del miedo y terror en todos sus diferentes rubros, investigando más alla de lo que nos comentan las redes sociales y asi poder contar con toda la información disponible del tema, todo esto con la intención de ser un sitio con la información más completa posible, y por supuesto, l

as leyendas de fantasmas no pueden faltar. Fomentando siempre el buen hábito de la lectura, en esta página encontrarán leyendas de fantasmas y aparecidos que por lo largo del tiempo han pasado por medio de la tradicón oral de abuelos hasta nietos, y que tambien por medio de los libros se han conservado vigentes. Si no te gusta leer o se te hace demasiado unos cuantos párrafos de lectura, próximamente tendremos nuestras leyendas adaptadas en formato video a manera de "audiolibro" para su escucha. No pretendemos implantar ninguna verdad o mentira con nuestras leyendas o investigaciones. LA VERACIDAD DE CADA LEYENDA, SIEMPRE QUEDARÁ AL MEJOR JUICIO Y CRÍTICA DEL PÚBLICO LECTOR. POR FAVOR, NO OLVIDEN DEJAR SUS LIKES Y COMENTARIOS EN LAS PUBLICACIONES QUE SEAN DE SU AGRADO. Y SI TE GUSTAN ESTE TIPO DE CONTENIDO, DALE "ME GUSTA" A LA PÁGINA, SERÁS DE LOS PRIMEROS EN RECIBIR LA INFORMACIÓN DE NUESTRAS NUEVAS PUBLICACIONES. TAMBIÉN, SI TIENES LEYENDAS QUE QUIERAS CONTARNOS, CON MUCHO GUSTO LAS PUBLICAREMOS.

Así me espantaron XIVRelatos de seguidores de experiencias paranormales1. Las dos personas que estaban a los lados...  a...
09/08/2025

Así me espantaron XIV
Relatos de seguidores de experiencias paranormales

1. Las dos personas que estaban a los lados... amanecieron muertas

Un amigo tenía una abuelita que llevaba semanas moribunda en un hospital. El cuarto donde estaba ubicada era pequeño y con tres camas. Era de noche y todo estaba sereno. A su lado, otras dos personas se encontraban en fase terminal. Entonces la abuelita estaba dormida y entre sueños vio cómo dos personas vestidas de monje se pararon alternadamente entre las camas ubicándose cada una de ellas a los lados de la suya; ella estaba en el centro.

Durante ese momento las personas le miraron y le dijeron que ella se quedaba. Al día siguiente, las dos personas que estaban a los lados, los enfermos, amanecieron mu***os, pero afortunadamente a la abuelita no se la llevaron.

2. Este pendiente tan grande que tenía mi tío no le permitía el descanso

En la Ciudad de México, en pleno centro histórico, en una vecindad de la calle de Corregidora, corría el año de 1983 cuando mi tío Israel Monroy falleció dejando en la orfandad a dos hijos niños y a una bebé recién nacida.

Su entonces viuda tomó las riendas del hogar y salió en busca de trabajo para mantener a la familia, hasta entonces sostenida sólo por el hoy occiso. Lo inesperado de su fallecimiento, a pesar de saber que tenía una enfermedad terminal, no les permitió regularizar su situación testamentaria ni poner en orden sus asuntos económicos.

En un lugar muy distante a esta ciudad, otro tío mío (primo también de mi mamá), cuya edad en esa época oscilaba entre los 20 y 22 años, y que hacía ya algunos años que radicaba en Toronto, Canadá, pero que había convivido en su infancia con el protagonista de esta leyenda, comenzó a tener apariciones del referido primo Israel en las que se le manifestaba su espíritu.

Después de repetidas ocasiones en las que le sucedió esto en su departamento (en el cual vivía solo), empezó a tener ciertos temores, por lo que acudió con su madre, que también vivía en el mismo poblado, para comentarle lo ocurrido. Ella, como buena católica, le recomendaba rezar, pero él, entre el temor y la desesperación, no recordaba las oraciones aprendidas en su infancia, por lo que su mamá a través de la línea telefónica rezaba con él.

Parecía que todo era en vano pues mi tío Gerardo Barrios seguía percibiendo el mismo fenómeno. Hasta que en una ocasión, el difunto Israel le hizo referencia de un portafolios color café que había dejado guardado en el clóset de su vivienda. Inmediatamente mi tío Lalo avisó a la viuda, que se encontraba en la Ciudad de México, de la mención de dicho portafolios y los documentos que en él había.

Ella se dirigió al lugar indicado percatandose de que, efectivamente, ahí se encontraba el objeto en cuyo interior había documentos referentes a su testamento y a su seguro de vida, lo cual mejoraría de alguna manera su situación económica. Una vez encontrados estos documentos las apariciones cesaron, lo cual nos llevó a la conclusión de que este pendiente tan grande que tenía mi tío no le permitía el descanso, por lo cual tuvo la necesidad de manifestarse de esa manera para comunicar a sus seres queridos la situación de gran importancia para todos los involucrados.

Leyendas Fantasmales de Campeche (Hopelchén)La Xtabay: El Canto Mortal bajo la CeibaEn las profundas y calurosas regione...
08/08/2025

Leyendas Fantasmales de Campeche (Hopelchén)
La Xtabay: El Canto Mortal bajo la Ceiba

En las profundas y calurosas regiones de Hopelchén, donde la ceiba, árbol sagrado, eleva sus ramas como brazos que tocan el cielo, se esconde un secreto tan antiguo como la noche misma: la leyenda de la Xtabay. No es un simple fantasma, sino una entidad ancestral, un eco perverso de la belleza y la traición que ha cobrado innumerables almas masculinas a lo largo de los siglos.

Orígenes de una Belleza Condenada
La leyenda de la Xtabay no puede entenderse sin conocer a su contraparte, la Xkeban. Ambas nacieron, según el mito maya, en el mismo pueblo, al mismo tiempo, como dos caras de una misma moneda.

Xkeban era una mujer considerada "mala" por los ojos de la sociedad. Vivía entregada a los placeres carnales, a la vida libre, sin ataduras morales. Sin embargo, su corazón era puro y generoso. Cuidaba a los enfermos, alimentaba a los pobres y daba consuelo a los desamparados, sin pedir nada a cambio. Cuando Xkeban murió, su tumba se llenó de flores hermosas y fragantes, y de su cuerpo emanó un perfume celestial que perduró por días. Su espíritu se transformó en la flor de la Xtabentún, una flor humilde pero dulce, que da un licor embriagador pero inofensivo.

Xtabay, por el contrario, era una mujer de apariencia virtuosa. Era bella, recatada y no se le conocía amante. Era la envidia de las mujeres y el anhelo de los hombres. Pero bajo esa fachada de pureza, su corazón era frío y calculador. Despreciaba a los hombres, se burlaba de ellos en secreto y no sentía compasión por nadie. Cuando Xtabay murió, su cuerpo despidió un olor putrefacto, nauseabundo, y de su tumba no brotó nada más que espinas y maleza venenosa. Su espíritu, incapaz de encontrar la paz, se transformó en una criatura maligna, la Xtabay, condenada a vagar por la eternidad, atrayendo a los hombres para destruirlos.

La Xtabay se manifiesta siempre con la forma de una mujer de belleza irreal y seductora. Su cabello, largo y oscuro, cae sobre sus hombros, a menudo peinado con esmero. Sus ojos, profundos y magnéticos, son capaces de hipnotizar a cualquier hombre. Viste túnicas blancas o de colores suaves que resaltan su figura esbelta. Aparece al anochecer, en los caminos solitarios que atraviesan la selva, cerca de las aguadas, o bajo las sombras imponentes de una ceiba milenaria.

Su modus operandi es una lección de terror psicológico. No ataca de inmediato. Primero, seduce con la mirada, con una sonrisa fugaz que promete el paraíso. Susurra palabras dulces, promesas de amor y placer que ningún hombre puede resistir, especialmente aquellos que han bebido de más o que se sienten solos y vulnerables. La voz de la Xtabay es melódica, casi hipnótica, una melodía que atrae a sus víctimas más y más adentro del monte, lejos de la civilización.

El hombre, cegado por la lujuria y el encanto, la sigue ciegamente. A medida que se adentran en la oscuridad de la selva, la sensación de éxtasis se transforma lentamente en una inquietud creciente. El aire se vuelve frío, pesado, y el dulce aroma de la mujer se mezcla con un hedor putrefacto que la víctima no puede identificar. Cuando la Xtabay finalmente decide que es el momento, el horror se revela.

En el punto culminante de la seducción, cuando el hombre cree que está a punto de obtener lo que desea, la Xtabay muestra su verdadera forma o su intención. No hay necesidad de gritos ni de forcejeos prolongados; el terror es instantáneo y paralizante.

La Xtabay puede transformarse en una criatura repulsiva: su piel se vuelve escamosa, sus ojos incandescentes, sus manos se retuercen en garras afiladas, y en lugar de pies, pueden verse pezuñas de animal. Es el rostro de la depravación pura.

Pero el método más común, sutil pero devastador, es la "muerte del abrazo". La Xtabay abraza al hombre con una fuerza sobrenatural. La víctima siente cómo sus costillas se hunden, cómo el aire es expulsado de sus pulmones en un silbido agónico. Sus órganos internos son aplastados por la presión, y el hombre muere en una agonía silenciosa, con una expresión de horror congelado en el rostro, una mezcla de placer y pavor.

En otras versiones, se dice que la Xtabay puede usar sus uñas, largas y endurecidas, para rasgar el pecho de su víctima y arrancar el corazón con una frialdad desalmada, para luego devorarlo o simplemente desecharlo como un despojo. Los cuerpos de las víctimas, cuando son encontrados, suelen aparecer con el pecho hundido, con una extraña palidez y, a veces, con marcas profundas en la piel, como si hubieran sido apretados por algo increíblemente fuerte, o con el rostro tan desfigurado por el espanto que es casi irreconocible. La sangre, si la hay, está seca y oscura, apenas visible, pero la imagen de la muerte es inconfundible y perturbadora. Los hombres que logran escapar, si es que lo hacen, suelen quedar con la mente fragmentada, hablando incoherencias o sumiéndose en una locura silenciosa.

Testimonios Escalofriantes:

"Mi tío, borracho, se perdió en el camino de vuelta a casa. Al día siguiente, lo encontraron tirado bajo una ceiba. Tenía la cara blanca, los ojos abiertos de par en par, y el pecho como si algo pesado se le hubiera caído encima. No tenía golpes, pero el miedo en su rostro... Mi abuela dijo: 'Fue la Xtabay, y no lo soltó.'" – Don Luis, 65 años, Hopelchén.

"Yo iba en mi camioneta por la carretera vieja, ya entrada la noche. Y vi una mujer, hermosa, peinándose el pelo largo junto a un árbol. Frené. Pensé en ofrecerle ayuda, pero algo me detuvo. Sus ojos brillaron un segundo en la oscuridad. Sentí un frío que me llegó hasta los huesos y el olor a algo podrido. Pisé el acelerador y no miré atrás. Sé que si me bajaba, no estaría aquí contándolo." – Taxista anónimo, 40 años, Escárcega (paso por Hopelchén).

"Mi primo, un joven fuerte, no creía en nada. Se burlaba de la Xtabay. Una noche, lo vieron irse hacia el monte, riendo. A la mañana, su machete estaba clavado en una ceiba, y él... él nunca apareció. Solo encontramos un rastro de algo que parecía lodo mezclado con sangre seca, como si lo hubieran arrastrado. Los ancianos dicen que se lo llevó la Xtabay, y que su alma está condenada a ser su esclavo en el monte." – Testimonio anónimo, joven de comunidad rural.

¡No todo lo bello es bueno! La Xtabay, la seductora de la ceiba en la Península de Yucatán, es la prueba más escalofriante de ello. Su belleza es una trampa mortal, su abrazo el fin de toda vida.

Adentrarte en la leyenda extendida de su origen, los testimonios que te helarán la sangre y el terror que envuelve a quienes caen en sus garras. ¿Te atreverías a caminar solo por el monte al anochecer, después de conocer su historia?

Cuéntanos: ¿Crees en la Xtabay? ¿Conoces a alguien que haya tenido un encuentro cercano con esta peligrosa entidad? ¡Comparte tus pensamientos o advertencias en los comentarios!

Leyendas Fantasmales de Campeche (Hecelchakán)La Kakab Xnuc: El Terror Pétreo de OxhuadzLa aguada de Oxhuadz, un espejo ...
07/08/2025

Leyendas Fantasmales de Campeche (Hecelchakán)
La Kakab Xnuc: El Terror Pétreo de Oxhuadz

La aguada de Oxhuadz, un espejo de agua dulce en la vasta geografía de Hecelchakán, parece un remanso de paz bajo el sol campechano. Pero para quienes conocen la historia, es un lugar cargado de una energía oscura, custodiada por una presencia que ha mutado del mito a la manifestación: la Kakab Xnuc, la Viejita del Cuyo. Su leyenda no se teje en susurros recientes, sino que se hunde en el tiempo, hasta las épocas en que el pueblo maya veneraba y temía a sus deidades de piedra, espíritus de la tierra y el agua que demandaban respeto absoluto.

Orígenes de la Maldición Pétrea

La historia de la Kakab Xnuc se remonta a siglos atrás, a tiempos precolombinos, cuando los habitantes de esta región dependían por completo de las aguadas para su subsistencia. Oxhuadz era vital, un punto de vida en medio de la selva. Los antiguos mayas, en su profunda conexión con la naturaleza, erigieron una figura de piedra tallada cerca del agua, una representación de una anciana encorvada, con las manos extendidas en súplica o quizás en advertencia. No era una diosa benévola, sino una guardiana formidable, un "protector" del agua, un recordatorio de que la generosidad de la tierra podía ser tan abundante como su ira.

Con la llegada de nuevas eras y la pérdida de las antiguas costumbres, la figura de piedra fue olvidada por muchos, relegada a una curiosidad arqueológica. Sin embargo, el espíritu que la animaba o la representaba jamás se fue. Se cuenta que a medida que los hombres modernos, impulsados por la codicia o la imprudencia, comenzaron a tomar del agua sin la reverencia debida, a profanar los terrenos circundantes con desechos o a desenterrar restos arqueológicos sin permiso, la Kakab Xnuc despertó. No como una deidad de amor, sino como una fuerza vengativa.

La primera señal de su furia fueron las sequías inexplicables que azotaron Oxhuadz, seguidas de enfermedades extrañas que afectaban a quienes habían osado perturbar la aguada. Pero el verdadero horror comenzó cuando la figura de piedra comenzó a "cambiar".

Los pobladores comenzaron a notar que, en las noches de luna llena, la figura de la anciana parecía modificar su expresión. De una súplica silenciosa, sus ojos pétreos se tornaban en un semblante de reproche helado, sus labios de piedra parecían fruncirse en una mueca de desaprobación. La sensación de ser observado constantemente por esa figura inerte se volvió una carga para aquellos que vivían cerca.

Pero la venganza de la Kakab Xnuc va más allá de la mera observación. Se dice que si alguien se atreve a llevarse algo de la aguada sin el ritual de respeto, o si simplemente se burla de la vieja creencia, la Kakab Xnuc puede cobrar vida de forma sutil y aterradora.

Los relatos más escalofriantes describen cómo, en la quietud de la noche, se pueden escuchar lamentos secos y chirriantes que parecen provenir de la figura, un sonido que no es humano, sino como el crujido de la piedra ancestral. Aquellos que se aventuran demasiado cerca reportan sentir una presencia gélida que los envuelve, un peso invisible que oprime el pecho y la garganta, dejándolos sin aliento.

El verdadero horror se manifiesta en la forma en que la Kakab Xnuc castiga. Se dice que a los profanadores, les envía pesadillas vívidas y recurrentes, donde la anciana de piedra los persigue incansablemente, con sus manos pétreas alargándose y retorciéndose para aferrarse a ellos. Al despertar, muchos sufren fiebres altas y delirios, viendo el rostro de la anciana en las sombras, escuchando sus lamentos en el viento.

Se cuenta que a aquellos que han intentado desmantelar o destruir partes de la aguada o la propia figura de piedra, la Kakab Xnuc los persigue hasta el punto de la locura, llevándolos a autolesionarse en un intento desesperado de escapar de la persecución invisible. Hay relatos de personas encontradas con rasguños profundos en su piel, como si hubieran sido arañados por garras rocosas, o con partes de su cuerpo amoratadas y magulladas de forma inexplicable, como si la propia piedra les hubiera golpeado en la noche. Algunos han llegado a vomitar sangre coagulada después de noches de tormento, una manifestación física del castigo espiritual de la Kakab Xnuc.

Testimonios Escalofriantes
:
"Mi tío, que en paz descanse, una vez trajo unas piedras de la aguada para su casa. Esa misma noche, empezó a delirar, diciendo que la vieja de piedra lo miraba. Al amanecer, tenía unas marcas en el brazo, como si le hubieran arañado con algo muy duro. La fiebre lo tumbó por semanas. Las piedras se regresaron a su lugar, por supuesto." – Doña María C., 72 años, Hecelchakán.

"Trabajaba con mi papá en el campo cerca de Oxhuadz. Una tarde, nos quedamos hasta tarde. Ya oscuro, sentí un frío que me caló los huesos, y escuché como un quejido, como el de una anciana quejándose. Miré la figura de piedra y juraría que su boca se movió. No volví a ir a esa aguada de noche, ni borracho." – Don José P., 55 años, campesino.

"Mi abuela siempre nos decía: 'A la Kakab Xnuc se le respeta. Si le robas algo, no te dejará en paz. Te buscará por las noches.' Una vez, un muchacho del pueblo se burló y tiró basura cerca de la figura. A los días, apareció con la piel como si le hubieran echado ácido en algunas partes. Nunca se supo qué fue, pero la gente dice que fue ella." – Testimonio anónimo, joven de Hecelchakán.

En lo profundo de Hecelchakán, Campeche, la aguada de Oxhuadz esconde un secreto tan antiguo como aterrador: la leyenda de la "Kakab Xnuc", la Viejita del Cuyo.

Esta no es solo una estatua de piedra; es un espíritu vengativo que castiga a quienes osan faltarle al respeto, dejando marcas que van más allá del cuerpo y se clavan en el alma.

Adentrarte en la historia extendida de su origen, los escalofriantes testimonios y el terror que ejerce sobre aquellos que profanan su sagrado dominio. ¿Te atreverías a desafiar a la Viejita del Cuyo?

Cuéntanos: ¿Crees en la venganza de los espíritus de la tierra? ¿Conoces alguna leyenda similar donde la naturaleza se cobra su respeto de formas inexplicables? ¡Comparte tus pensamientos y experiencias en los comentarios!

Leyendas Fantasmales de Campeche (Escárcega)El Tren Fantasma de Escárcega: Un Eco de Acero y AngustiaLos rieles que atra...
06/08/2025

Leyendas Fantasmales de Campeche (Escárcega)
El Tren Fantasma de Escárcega: Un Eco de Acero y Angustia

Los rieles que atraviesan Escárcega no solo transportan carga y pasajeros; también llevan consigo el peso de una tragedia inmemorial, un eco férreo de almas perdidas que se manifiesta en las noches más densas. La leyenda del Tren Fantasma no es un mero cuento de viejas, sino una advertencia, un lamento rodante que ha marcado a generaciones en este vital cruce ferroviario de Campeche.

El origen de esta leyenda se remonta a los años dorados del ferrocarril en la península de Yucatán, entre las décadas de 1930 y 1950, cuando Escárcega era un hervidero de actividad, un punto neurálgico para la explotación maderera y el transporte de chicle y otros productos hacia los puertos. El progreso avanzaba a toda máquina, pero a menudo, a un costo humano brutal.

La versión más difundida, y la que resuena con mayor fuerza en el terror colectivo, se centra en un fatídico accidente ocurrido en un tramo particularmente aislado y curvo de la vía, a unos kilómetros de la estación principal de Escárcega. Se dice que era una noche de tormenta tropical incesante, con una visibilidad nula y los rieles resbaladizos por la lluvia. Un tren de pasajeros, sobrecargado y con problemas mecánicos latentes, iba con dirección a la capital. Al mismo tiempo, desde el lado opuesto, un tren de carga, pesado y con madera recién cortada, avanzaba sin saber el destino que les esperaba.

Las comunicaciones eran precarias. Hubo un error de cálculo, una señal ignorada o un cambio de vía mal ejecutado. El resultado fue una colisión frontal catastrófica. El impacto fue tan brutal que el acero se retorció como papel, los vagones de madera se astillaron en miles de fragmentos, y la carga de madera ma**za se convirtió en proyectiles mortales. El descarrilamiento fue completo. No hubo supervivientes inmediatos.

Se cuenta que, en medio de la tormenta, los pocos lugareños que se atrevieron a acercarse a los restos del desastre escucharon no solo el crujido del metal y el estruendo de la madera, sino también los gritos desgarradores de los heridos, los lamentos de los agonizantes y el silencio final de la muerte, que fue aún más terrible. Los cuerpos quedaron desmembrados, aplastados, algunos irreconocibles, fusionados con el hierro retorcido y la madera astillada. La sangre cubrió los durmientes y el balasto, tiñendo la tierra y la memoria del lugar. Los equipos de rescate tardaron días en llegar, y lo que encontraron fue un in****no de restos humanos y mecánicos.

Desde aquella noche, el tramo de vía del accidente nunca volvió a ser el mismo. Los lugareños empezaron a reportar fenómenos extraños. Al principio, eran susurros, como si el viento llevara conversaciones inaudibles. Luego, se escucharon los gemidos lejanos, el llanto de niños o el murmullo de rezos que parecían venir de la nada.

El verdadero terror se instaura cuando el silbato del tren fantasma comienza a sonar. No es un silbato normal; es una nota larga, melancólica y cargada de una profunda tristeza, que penetra en el alma. Le sigue el inconfundible traqueteo de las ruedas sobre los rieles, un ritmo monótono que evoca la maquinaria de un destino ineludible. Algunos aseguran haber sentido la vibración de las vías bajo sus pies, incluso cuando no hay trenes programados.

Quienes se han aventurado a mirar en las noches más oscuras, juran haber visto un espectro luminoso: las luces de un viejo tren de v***r, de un amarillo enfermizo, que avanza a toda velocidad por las vías, sin detenerse, sin emitir humo, solo un brillo fantasmal. Las ventanas de los vagones, si se miran con suficiente atención, parecen contener siluetas borrosas de pasajeros, algunos con posturas contorsionadas, otros simplemente mirando fijamente hacia adelante, con ojos vacíos. No se les ve claramente, pero la sugestión es suficiente para helar la sangre.

Este tren nunca llega a la estación de Escárcega. Atraviesa el pueblo como una sombra, un recordatorio etéreo de que las tragedias no se olvidan, sino que se graban en el paisaje, manifestándose como espectros de acero y v***r que reviven su último y funesto viaje. Se dice que el olor a metal quemado y a humedad rancia acompaña a su paso, un rastro olfativo del horror.

Testimonios Escalofriantes:

"Mi abuelo era ferroviario aquí. Contaba que una vez, de madrugada, estaba en la estación y escuchó el tren que venía. Se preparó, pero el silbato era raro, como un lamento. Vio las luces pasar, y no era de ningún tren que conociera. Luego, sintió el frío. Él dice que fue el Tren de los Mu***os, que no se ve con los ojos, sino con el alma." – Don Ricardo M., 68 años, habitante de Escárcega.

"Yo estaba de guardia una noche en la vía vieja, esa que ya no se usa. De repente, el silbato. Fuerte, cerca. Pensé que era el tren de carga, pero no había ninguno programado. Me asomé y juro que vi como una neblina luminosa que avanzaba por los rieles. No era un tren de verdad. Sentí que se me helaba la sangre, y me fui de ahí corriendo." – Ex-ferroviario anónimo, 50 años.

"Mi primo y yo estábamos una noche de farra, y nos atrevimos a ir cerca de las vías abandonadas. Empezó a hacer un frío horrible, aunque estábamos en verano. Y luego, el sonido, como si un tren enorme viniera encima de nosotros. Nos quedamos petrificados. No vimos nada, pero la sensación de que algo pasaba rozando nuestras cabezas... no la olvidaré nunca. No volvimos a ir por ahí." – Mariana G., 23 años, estudiante.

¿Has escuchado alguna vez el silbato de un tren cuando no hay ninguno a la vista? En Escárcega, Campeche, ese sonido es el eco de una tragedia inmemorial, el lamento fantasmal del "Tren Fantasma".

Este no es un simple tren, es un carruaje de almas perdidas que aún recorre las vías donde la muerte marcó su paso.

Lee la aterradora historia completa de su origen, los escalofriantes testimonios y el terror psicológico que envuelve a quienes lo presencian. Pero ten cuidado... después de leer esto, quizás cada silbato distante te hará mirar dos veces por la ventana.

Cuéntanos: ¿Te atreverías a esperar en las vías una noche de neblina para escuchar el paso del Tren Fantasma? Comparte tu experiencia o el miedo que te provoca esta leyenda. ¡Te leemos en los comentarios!

Leyendas Fantasmales de Campeche (Champotón)La Niña y el Perro: La Sombra en HoolLos orígenes de la leyenda se pierden e...
05/08/2025

Leyendas Fantasmales de Campeche (Champotón)
La Niña y el Perro: La Sombra en Hool

Los orígenes de la leyenda se pierden en las noches sin luna del pequeño poblado de Hool, un rincón tranquilo y aparentemente olvidado dentro del municipio de Champotón. Se dice que surgió en una época donde las familias eran extensas y los secretos se guardaban bajo siete llaves, transmitidos en susurros al calor de la lumbre. La figura central de esta historia es una niña llamada Ixchel – "arcoíris" en maya –, la única hija de un hombre importante del pueblo, un líder respetado pero a menudo ausente debido a sus responsabilidades.

Ixchel crecía rodeada de la silenciosa melancolía de una casa grande y vacía. Sus padres, aunque la amaban, estaban constantemente viajando, atendiendo asuntos que la pequeña no comprendía. La soledad se convirtió en su sombra, un compañero invisible que la seguía por los corredores y se sentaba a su lado durante las largas cenas sin sus padres. Notando su tristeza, y quizá con una pizca de culpa por su constante ausencia, sus padres decidieron regalarle un cachorro.

El perro, un mestizo de pelaje negro azabache con ojos penetrantes y amarillentos, llegó a la vida de Ixchel como un rayo de sol en un día nublado. La niña lo llamó Chak – "rojo" o "fuerte" en maya –, aunque su pelaje fuera oscuro como la noche. Chak era su sombra juguetona, su confidente silencioso. Dormía acurrucado a los pies de su cama, y por las noches, cuando Ixchel se despertaba asustada por las sombras danzantes proyectadas por la luna, sentía la tranquilizadora humedad de su lengua lamiendo su mano. Ese pequeño contacto era suficiente para calmar sus miedos y devolverla al sueño.

Con el tiempo, la dependencia de Ixchel hacia Chak se hizo profunda. El perro no era solo una mascota; era su protector, su amigo incondicional en un mundo que a menudo se sentía hostil y vacío. Los habitantes de Hool veían a la niña y a su perro como una sola entidad, siempre juntos, compartiendo secretos inaudibles.

Una noche particularmente tormentosa, los padres de Ixchel estaban, como de costumbre, fuera del pueblo. La niña se despertó sobresaltada por un golpe seco proveniente de la planta baja. El viento aullaba como un alma en pena, y las ramas de los árboles golpeaban las ventanas con furia. El miedo la paralizó. Fue entonces cuando sintió la familiar lamida en su mano. La presencia cálida y tranquilizadora de Chak a su lado la invadió de alivio. "Está bien, Chak," murmuró en la oscuridad, aferrándose a la sensación de su lengua áspera contra su piel. Lentamente, el sueño la venció de nuevo.

Al amanecer, la quietud de la mañana era antinatural, un silencio pesado que presagiaba algo terrible. Los primeros rayos de sol se filtraban por la ventana, iluminando la habitación de Ixchel con una luz espectral. Sus padres habían regresado durante la noche. Su madre fue la primera en entrar a la habitación, y su grito heló la sangre del padre.

En la pared, justo encima de la cama de Ixchel, escrito con una sustancia oscura y espesa que goteaba lentamente, se leía un mensaje escalofriante: "No sólo los perros lamen"

El horror se apoderó de la escena. No había señales de Chak por ninguna parte. En su lugar, en el suelo junto a la cama, encontraron rastros de barro y… algo más. Pequeños fragmentos de pelaje negro mezclados con gotas de sangre coagulada. El terror se intensificó cuando se dieron cuenta de que la ventana de la planta baja había sido forzada. Alguien había entrado en la casa.

La mente de Ixchel se fracturó. La traición, la violación de la única confianza que tenía, fue demasiado para soportar. La imagen de esa lengua lamiendo su mano, que antes le brindaba seguridad, ahora se retorcía en su mente como una pesadilla viscosa. ¿Quién o qué había estado en su cama esa noche? ¿Qué le había hecho a su amado Chak?

Las manchas de sangre en la alfombra, los arañazos profundos en el marco de la ventana, los pequeños trozos de carne y hueso mezclados con el pelaje de Chak encontrados en el jardín trasero. Los padres, en su desesperación, intentaron comprender lo incomprensible. Llamaron a curanderos, a sacerdotes, pero la herida en el alma de Ixchel era demasiado profunda.

La niña cayó en un estado catatónico, sus ojos mirando fijamente al vacío, murmurando incoherencias sobre lamidas frías y sombras acechantes. Finalmente, la internaron en un manicomio, lejos de la casa que ahora era un recordatorio constante de su terror.

Testimonios:

Doña Elena, anciana del pueblo: "Yo recuerdo que mi abuela contaba esa historia. Decía que la niña ya nunca volvió a ser la misma. Se quedó como ida, pobre criatura. Y desde entonces, en Hool, la gente se asegura de cerrar bien las puertas y ventanas antes de dormir. Uno nunca sabe qué o quién puede estar afuera..."

Joven campesino (anónimo): "Una vez, de niño, me quedé dormido en el campo cerca de Hool. En la madrugada, sentí algo lamiéndome la mano. Desperté de golpe y vi un perro negro, grande, con unos ojos que brillaban en la oscuridad. Salí corriendo sin mirar atrás. Quién sabe qué hubiera pasado si me hubiera quedado..."

Extracto de un supuesto diario (hallado en una casa abandonada cerca de Hool): "...la lamida... era fría... no era Chak... los ojos... no eran sus ojos... ayuda..." (La fecha es ilegible).

¿Alguna vez has sentido una presencia inexplicable en la noche? La escalofriante leyenda de la niña y el perro de Hool, Champotón, nos recuerda que nuestros miedos más profundos a menudo acechan en la oscuridad, disfrazados de lo que más confiamos. Desliza para leer la historia completa y descubre los detalles más perturbadores de este relato que ha helado la sangre de generaciones en Campeche.

¿Qué te pareció esta leyenda? ¿Conoces alguna historia similar de terror psicológico en tu comunidad? ¡Comparte tus experiencias y comenta abajo! Queremos saber qué te da más miedo.

Así me espantaron XIIIRelatos de seguidores de experiencias paranormales1. Ellos no sabían aún de su muerteEl marido de ...
02/08/2025

Así me espantaron XIII
Relatos de seguidores de experiencias paranormales

1. Ellos no sabían aún de su muerte

El marido de mi tía abuela trabajaba en "petróleos" o algo así. El caso es que se fue de viaje y murió en un accidente de barco. Mi bisabuela tenía poderes psíquicos, podía canalizar espíritus de personas que se morían. Un día entró en catarsis o en estado de contacto y recibió un mensaje de parte del señor que se murió en el barco.

En el mensaje, él se despedía de su familia y les decía que les había dejado sus ahorros en un cajón. Describió la ubicación exacta del cajón, era un cajón con escondite, todo lo describió perfecto. Cuando la bisabuela le avisó a la familia del difunto, ellos no sabían aún de su muerte, buscaron el cajón y efectivamente encontraron el dinero.

2. Le dijeron que su hermano había fallecido la noche anterior

Esta historia me la contó mi mamá. Ella empezó a soñar que estaba saliendo del trabajo de mi papá, y que iba mucha gente como "en filita" y llevaban velas, entre ellas estaba mi mamá. De repente, se vio debajo de unas palmeras al lado de mi tío, y de lejos vio a mi tía parada al lado de una tumba, esto no era un panteón sino una avenida.

Mi mamá con curiosidad le preguntó a mi tío qué hacía ahí mi tía y él le contestó: "Ya ves que a ella siempre le gusta venir aquí". En eso, tocaron a la puerta muy fuerte despertando a mi mamá; esto fue como a las 12 de la noche. Ella, preocupada, despertó a mi papá para que viera quién era y resultó que no había nadie. Al otro día mi mamá fue a ver a mi tía y le platicó de su sueño.

Mi tía se asustó un poco pero siguieron conversando de otras cosas. Ese mismo día en la noche mi tía recibió una llamada desde Estados Unidos en la cuál le dijeron que su hermano había fallecido la noche anterior, a las 12, justo cuando habían tocado a la puerta.

3. Exactamente dos semanas después, mi abuelo falleció

Un día, como era mi costumbre, fui a visitar a mi abuelo de 88 años. Él no se percató del momento en el que entré a su casa; se encontraba en su cuarto. Cuando me faltaban unos tantos pasos para entrar a su recamara escuché que estaba hablando. La curiosidad me invadió y guardé silencio para oír cada una de sus palabras:

"Sí, estoy bien... tranquilo. ¿Que si tengo miedo? ¿Por qué habría de tenerlo? Créeme, estoy preparado, ya cumplí con todo. Espérame, ya voy contigo".

Me intrigó la última frase y me decidí a entrar, cuando me encontré con la sorpresa de que estaba solo. Revisé cada rincón del cuarto con la mirada y no vi ser alguno. Estaba tan asustada que no recuerdo qué decía en esos momentos, pero lo que sí nunca se me podrá olvidar es cómo él dirigía su mirada a un lugar fijo, tal como si la detuviera en otra persona que le contestaba.

Tenía en su rostro un semblante de felicidad, que he de confesar, nunca antes se lo había visto. Una sonrisa hermosa en su cara, con un cutis ya marcado por el paso del tiempo. Inmediatamente le pregunté:

"Hola abue, con quién hablabas?". Para mi sorpresa me respondió:

"¿Acaso no la viste? Aquí estaba. Era tu abuelita Mati".

En ese instante sentí cómo un frío recorría mis venas, quedé paralizada por un instante. Mi abuela murió hace más de treinta años, justo dos meses antes de la boda de mis padres. ¿Cómo era posible que me dijera que ahí estaba? Mi abuelo añadió:

"Me dijo que los abrazara muy fuerte. Ven nena, deja que te abrace".

Corrí hacia él. El tiempo no pasaba, no era capaz de pensar en nada, simplemente me abrazaba a él. Cuando me percaté que ya había oscurecido no recordé nada, me despedí y me fui. Veinticinco de diciembre, exactamente dos semanas después, mi abuelo falleció.

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