21/06/2025
¿Me estás diciendo que, mientras Chespirito soñaba con convertirse en el mítico Chapulín Colorado, quien realmente lo ayudó a hacerlo realidad fue su esposa? Así es. Graciela Fernández, su primera esposa, no solo fue su compañera: también fue su vestuarista, diseñadora, inspiración, apoyo incondicional y, en muchos momentos, su sostén emocional. Todo en una sola persona.
Cuando Roberto le compartió su idea de crear un superhéroe torpe pero valiente para Canal 8, ella no solo le dijo que sí, como toda gran aliada, sino que se puso manos a la obra: consiguió telas, hilo y aguja, y le confeccionó con dedicación el primer traje. Ese primer diseño, por cierto, era verde. Pero el canal lo quería rojo. ¿Cuál fue su reacción? ¿Se molestó? ¿Le reclamó? ¿Lo dejó solo con el problema? No. Simplemente volvió a empezar. Desde cero. En silencio, durante la madrugada, mientras cuidaba a una bebé recién nacida.
¿Y las antenitas de vinil? Tampoco salieron de un taller profesional. Graciela improvisó con uno de sus sostenes, cortó los tirantes y de ahí nacieron. ¿Y el famoso escudo con el corazón? Surgió de una carta de amor que ella le escribió a Roberto, con un dibujo de un corazón y las iniciales “CH + CH” (Chela y Chespirito). Él solo cambió una letra… y así nació el símbolo que todos conocemos.
Y como si eso fuera poco, una de sus hijas fue quien sugirió que se llamara “colorado”, mientras otra, jugando, soltó por primera vez el famoso “que no panda el cúnico”. Al final, el Chapulín Colorado fue un esfuerzo familiar, aunque el reconocimiento quedó en una sola figura.
¿Y me dices que después de todo eso, Roberto se alejó de ella por Doña Florinda? No haré comentarios. Solo diré que, si esta historia fuera una serie, Graciela sería la verdadera protagonista: la mujer que cosía disfraces mientras otros recibían los aplausos.
-La mujer del proceso nunca se abandona.