La biblioteca de Scadi bnha

La biblioteca de Scadi bnha Un ricon dedicado a fanfics de my hero academia y otros

Título: Mi dulce llamadoCapitulo 17Capitulo anterior: https://www.facebook.com/photo/?fbid=122260089290073411&set=a.1222...
21/09/2025

Título: Mi dulce llamado

Capitulo 17

Capitulo anterior: https://www.facebook.com/photo/?fbid=122260089290073411&set=a.122234158724073411

El día de la boda amaneció con un aire solemne. Desde muy temprano, la manada bullía de actividad: adornos colgaban entre los árboles, flores frescas habían sido recolectadas para perfumar el claro donde se llevaría a cabo la ceremonia, y los ancianos entonaban oraciones de agradecimiento a los ancestros por unir a dos almas destinadas y pedir prosperidad por las dos manadas que hoy se unían.

Las familias vecinas llegaban una tras otra, cargando ofrendas, cántaros de vino, y pequeños cofres con obsequios. Los omegas se afanaban en preparar los banquetes; los guerreros, aunque impecablemente vestidos, patrullaban discretamente los senderos, cuidando que nada interrumpiera el gran día del jaguar y el tigre blanco.

Tomura debería estar tranquilo. Era el protagonista junto a Kai, sin embargo, el peso en su pecho era tan grande que ni la solemnidad ni la emoción lograban calmarlo. Su mirada buscaba constantemente un rostro entre la multitud, pero Izuku aún no había bajado de su habitación.

Ese silencio era insoportable.

Ya lo había intentado todo. Lo había buscado durante semanas, había pedido disculpas de mil formas, pero nunca había tenido el valor de enfrentarlo directamente para escuchar sus palabras. Ahora, con la boda a punto de comenzar, entendió que si no lo hacía, nunca más tendría la oportunidad, porque se iría un tiempo a vivir con los jaguares antes de regresar para tomar su lugar como líder de la manada esmeralda.

Respiró hondo, apretó los puños y se dirigió a la casa familiar.

Izuku estaba en su cuarto, sentado frente a un espejo de cuerpo entero. Vestía con una túnica verde esmeralda adornada con hilos dorados que resaltaban el brillo de sus ojos. Su tio había insistido en que se arreglara con cuidado, porque aunque no fuera el protagonista, seguía siendo el hermano del novio y debía representar a la familia con orgullo.

El omega, sin embargo, no pensaba en su atuendo. Jugaba nervioso con el borde de sus mangas, su mente dando vueltas en un torbellino de emociones. Había prometido a Katsuki que hablaría con su hermano, pero nunca había dicho cuándo. Parte de él quería evitarlo, postergarlo, quizá dejar que el tiempo hiciera lo suyo. Pero otra parte sabía que no podía esconderse para siempre.

Un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos.

—Izuku… soy yo —la voz de Tomura sonaba curiosa y ansiosa.

El corazón de Izuku dio un vuelco. Dudó unos segundos, pero al final respondió.

—Pasa.

La puerta se abrió despacio. Tomura entró, vestido con un haori blanco con bordados plateados que lo hacían ver imponente. Su cabello, estaba recogido con cuidado, dejaba al descubierto la fuerza de su mandíbula, pero sus ojos… sus ojos reflejaban una vulnerabilidad que pocas veces dejaba ver.

Por un momento, ninguno habló. Solo se observaron, como si la distancia entre ellos fuera mucho más que unos pasos.

Tomura respiró profundo, avanzando hasta quedar frente a su hermano menor.

—Zuzu… —su voz se quebró— Antes de que baje al claro, antes de que todo esto comience, necesito hablar contigo.

Izuku lo miró con cautela, pero no apartó la vista.

—Te escucho.

El tigre blanco tragó saliva. Tenía mil cosas que decir, pero no sabía por dónde empezar. Al final, eligió lo más simple y complicado a la vez.

—Lo siento. —Las palabras salieron cargadas de un profundo dolor— Perdóname por no escucharte ese día, por no confiar en ti. Pensé que hacía lo correcto al protegerte, pero… lo único que hice fue herirte.

Izuku cerró los ojos unos segundos, como si la confesión removiera algo dentro de él. Cuando los abrió, sus pupilas brillaban con un matiz de tristeza y ternura.

—No sabes cuánto me dolió, Tomura. —Su voz temblaba— Tú siempre fuiste mi ejemplo, la persona en la que confiaba más que en nadie. Y justo tú… fuiste quien me hizo sentir como si no tuviera voz.

El tigre apretó los dientes, conteniendo las lágrimas que amenazaban con desbordarse.

—Lo sé —susurró—. Cada día me arrepiento, he intentado acercarme, pero entiendo por qué me rechazas. Me lo merezco.

Izuku lo observó con detenimiento. Durante semanas había guardado ese rencor, ese n**o en el pecho que no lo dejaba respirar. Recordaba los intentos de Tomura: los dulces, las flores, los gestos torpes. No eran lo que él necesitaba, pero aún así habían sido pruebas de que su hermano no había dejado de quererlo.

Se levantó despacio del asiento, quedando frente a él.

—No quiero seguir enojado contigo, Tomura. —Dio un paso hacia adelante— Te perdono.

Los ojos del tigre se abrieron con sorpresa.

—¿De verdad…?

Izuku asintió, con una leve sonrisa.

—Pero… —añadió, con un tono más serio— necesito que entiendas algo. No puedes protegerme a tu manera sin escucharme. Ya no soy un niño, si me amas, si de verdad quieres que estemos bien, tienes que confiar más en mí. En mis decisiones, Kacchan me a respetado a pesar de todo, él es mi alfa y yo soy su omega.

Tomura bajó la cabeza al escuchar esas palabras. Que Izuku mencionara a Katsuki en ese contexto le dolió, pero no porque despreciara al león, sino porque comprendía el contraste que su hermano estaba marcando: el alfa externo había sabido respetarlo, mientras que él, siendo su sangre, no lo había hecho.

Respiró profundo, como si quisiera tragarse ese n**o que le quemaba en la garganta.

—Tienes razón —admitió al fin.

Izuku lo observó con seriedad, aunque la ternura de sus ojos era evidente.

—Todavía me cuesta, Tomura. No te voy a mentir. Pero ya no quiero cargar más con este enojo, no quiero que hoy, en el día más importante de tu vida, mi rencor esté presente. Solo… no me vuelvas a tratar como si fuera débil.

El tigre alzó la mirada de golpe, encontrándose con la determinación de su hermano menor. Esa fuerza en Izuku, esa luz que no dejaba de crecer desde que estaba con Katsuki, lo dejó sin palabras.

—No lo haré —respondió con firmeza—. Te lo prometo, a partir de hoy, voy a confiar en ti. Y si alguna vez dudo… entonces que seas tú quien me lo recuerde.

Un silencio cargado de emociones llenó la habitación. Después, fue Izuku quien se inclinó y lo rodeó con los brazos. El abrazo no fue largo ni exagerado, pero estuvo lleno de lo que más necesitaban.

Tomura lo sostuvo con fuerza, cerrando los ojos, permitiendo que por primera vez en semanas su pecho se sintiera más liviano.

—Gracias, hermanito —susurró — No sabes cuánto necesitaba esto.

Izuku sonrió en su hombro.

—Yo también. Ahora baja al claro, Kai te está esperando. Y no lo hagas esperar más, ¿sí?

Tomura río suavemente, limpiándose una lágrima rebelde con la manga del haori.

—Lo intentaré.

Ambos se separaron, y por primera vez en semanas, Izuku le regaló una sonrisa genuina, de esas que nacían desde lo más hondo de su corazón. Esa chispa que tanto había extrañado, Tomura la sintió como el mejor regalo de bodas.

Minutos después, cuando los tambores anunciaron el inicio de la ceremonia, los hermanos descendieron juntos.

Kai lo esperaba, de pie en el altar adornado con guirnaldas de flores rojas y blancas, percibió de inmediato el cambio. La tensión que había cargado Tomura durante días parecía haberse desvanecido. Sus labios se curvaron en una sonrisa tranquila, y su pecho se llenó de un alivio profundo.

En la primera fila, Yoichi dejó escapar un suspiro satisfecho. Hisashi, por su parte, observó con sus ojos de líder, serenos pero atentos, y permitió que una ligera sonrisa se dibujara en su rostro.

Katsuki, sin embargo, fue quien más notó el brillo en los ojos de Izuku. Su omega caminaba erguido, con la frente en alto, liberado de la herida que lo había acompañado durante semanas. El león no necesitó palabras para entender que Izuku había cumplido su promesa.

☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆ ☆*゚ ゜゚*☆*゚ ゜゚*☆*゚

¿Ya quieren la boda entre el león y el tigre blanco?

La imagen le pertenece a

Skadi

Una disculpa por problemas personales no pude terminar el capítulo de Mi dulce llamado, mañana se los traeréPor otro lad...
20/09/2025

Una disculpa por problemas personales no pude terminar el capítulo de Mi dulce llamado, mañana se los traeré

Por otro lado, ¿les gustaria leer mi adaptación de la cenicienta? No sera como el cuento clasico jejeje

Aqui la cenicienta no es una simple damisela en apuros 🤭🤭🤭

Skadi

Titulo: Aroma a Hogar Capitulo 32Capítulo anterior: https://www.facebook.com/share/p/17FzMNtkqx/El eco solemne del tribu...
19/09/2025

Titulo: Aroma a Hogar

Capitulo 32

Capítulo anterior: https://www.facebook.com/share/p/17FzMNtkqx/

El eco solemne del tribunal se mezclaba con el murmullo de abogados, secretarios y asistentes que se preparaban para la jornada.

Tenya Iida, ya estaba dentro de la sala con su impecable en su traje azul marino, ajustaba los documentos sobre la mesa de la defensa. Estaba tranquilo, su defensa era sólida, pero aun así tenía la preocupación, pues era la vida de un cachorro la que estaba en juego.

Cuando escuchó la puerta abrirse, alzó la vista. Izuku entraba acompañado de Shoto. El Delta vestía un traje oscuro, con la corbata mal anudada y los ojos enrojecidos, pero su sola presencia imponía respeto. A su lado, Shoto irradiaba una calma gélida, el contraste perfecto para contener la tormenta de su amigo.

—Midoriya, Todoroki —saludó Tenya, acercándose con la mano alzada para saludarlos — Llegan justo a tiempo.

Izuku apenas asintió, estaba demasiado tenso.

—Tenya… —murmuró, con voz ronca— dime que todo está en orden.

El abogado puso una mano sobre su hombro, mirándolo a los ojos.

—Todo está en orden. Hemos reunido testimonios médicos, informes escolares y pruebas de tu relación con Haru, además, Hanta está listo para declarar sobre la condición de tu hijo, no estamos entrando a ciegas, Izuku, sin mencionar nuestra ultima carta en caso de que las cosas salgan mal.

El Delta respiró hondo, intentando contener el rugido que quemaba en su garganta.

—No puedo perderlo, Tenya. Si ese hombre toca a mi hijo… —se interrumpió, cerrando los puños.

—Y no lo hará —aseguró Tenya — Pero recuerda: la justicia no se gana con gritos, sino con pruebas. Déjame pelear en tu nombre dentro de este salón. Tú eres el padre, sí, pero yo soy el escudo legal que impedirá que Shigaraki logre algo. Confía en mí.

Antes de que Izuku pudiera responder, la puerta se abrió nuevamente y por ella entró un alfa alto, de porte elegante, su cabello exageradamente arreglado, Kurogiri el abogado de Shigaraki y a su lado con el porte altivo de siempre avanzaba Tomura Shigaraki con un traje gris, llevaba el cabello recogido hacia atrás, buscando una falsa pulcritud, y lo peor era esa sonrisa tranquila.

El corazón de Izuku comenzó a martillar. La sangre le rugía en los oídos. Y antes de que Tenya o Shoto pudieran detenerlo, dio dos pasos adelante y se plantó frente a él.

Con un movimiento rápido, aferró el traje de Tomura por el pecho, atrayéndolo hacia sí. Sus ojos verdes brillaban en un dorado intenso, y el aroma Delta se expandió en un estallido de furia.

—Escúchame bien, ma***to —gruñó, con la voz quebrada por el odio—. Jamás pondrás una mano sobre mi familia. Te juro que voy a destruirte antes de que te acerques a Haru.

El murmullo del tribunal se intensificó. Secretarios y asistentes se giraron, sorprendidos por la escena.

Shoto dio un paso al frente, listo para intervenir, mientras Tenya alzaba la voz con autoridad.

—¡Izuku, contrólate! ¡No le des lo que quiere!

Pero Shigaraki no se inmutó. Su sonrisa se ensanchó, y en un movimiento teatral, no trató de zafarse de las manos de Izuku. Al contrario, inclinó ligeramente el rostro, como si aceptara ese contacto con indulgencia.

—Qué escena tan conmovedora… —susurró, con su tono impregnado de burla — Ese es el ejemplo que le das a Haru, ¿verdad? Que la violencia es la única respuesta. Que un padre pierde la cabeza en lugar de proteger con calma.

Sus ojos brillaron con malicia, pero su semblante cambió al instante, modulando su voz en un tono sereno, casi paternal.

—Yo no estoy aquí para pelear, Midoriya. Estoy aquí porque me preocupa mi hijo. He visto los informes, he escuchado lo que dicen de su salud emocional. Ese niño necesita estabilidad. Y dime, ¿puede dársela un hombre que amenaza con destruir a su propio padre frente a todos?

Izuku sintió como si lo hubieran golpeado en el estómago. Sus manos temblaron sobre el traje de Shigaraki, el instinto rugiendo por dentro, pero la trampa estaba clara: Tomura quería que explotara. Quería que todos los presentes lo vieran como una bestia fuera de control.

Shoto se acercó, poniendo una mano sobre su hombro.

—Izuku, basta. No vale la pena.

Izuku soltó el traje y retrocedió, respirando agitadamente.

Shigaraki se acomodó la solapa como si nada hubiera pasado, y dirigió una sonrisa calculada al juez que observaba desde el estrado.

—No vine aquí a buscar conflictos. Vine a buscar justicia para mi hijo.

El murmullo en la sala aumentó. Algunos asistentes asentían, confundidos por el contraste entre la furia del Delta y la falsa calma del “padre preocupado”.

Tenya se ajusto nuevamentee los lentes con brusquedad antes de ponerse al lado de Izuku.

—Déjalo hablar —murmuró— Cada palabra suya será nuestra arma en el juicio. Tú no caigas en su juego.

Izuku se obligó a respirar hondo, aunque cada fibra de su ser pedía saltar sobre ese hombre y arrancarle la sonrisa de los labios.

El juez golpeó con el mazo, llamando al orden.

—Señores, si han terminado con su espectáculo, tomen asiento. Este tribunal no es escenario de amenazas, sino de justicia.

Ambas partes se dirigieron a sus respectivos lugares. Tenya se inclinó hacia Izuku antes de sentarse.

—Recuerda: él quiere provocarte. Si lo logras contener, ya habremos ganado la mitad de la batalla.
Izuku asintió, pero sus ojos no se apartaron de Shigaraki. Ese alfa había rechazado a su hijo cuando más lo necesitaba, lo había tratado como un error. Y ahora, se disfrazaba de padre amoroso.

Izuku juró, en silencio, que no lo permitiría.

El estrado volvió a resonar con el golpe del mazo.

—Se abre la audiencia preliminar en la demanda de custodia presentada por el señor Tomura Shigaraki en contra de Katsuki Midoriya —anunció el juez—¿Dónde esta el demandado?

—Señoria — Tenya se puso de pie y se acercó al juez para entregarle la parte medica de Katsuki — Esta es la razon por la que el señor Katsuki Midoriya no está presente, pero esta su esposo y padre del cachorro Haru Midoriya.

—¿Midoriya? — preguntó en un murmullo, Tomura, ¿Por qué Midoriya? El acta de nacimiento del menor era Haru Bakugo, no Midoriya.

El juez hojeó rápidamente los documentos que Tenya le había entregado. Su ceño se frunció un instante, pero pronto recuperó la neutralidad.

—La ausencia del señor Katsuki Midoriya queda justificada por motivos médicos —anunció — Continuaremos con el proceso en representación de la familia por parte de su cónyuge, Izuku Midoriya.

—Señoría, lo que mi cliente expresa no es un capricho —Comenzó Kurogiri — Fue despojado de su derecho natural sin siquiera saber que el cachorro estaba vivo o no.

Kurogiri hizo una reverencia y continuó:
—Honorables presentes —empezó con una leve inclinación de cabeza—, hoy no comparecemos aquí por negocios ni intereses personales, sino por un asunto que atañe al corazón mismo de la justicia: el derecho de un padre a conocer, proteger y criar a su propio cachorro.

Sus palabras se deslizaron como el veneno de una serpiente.

—Hace más de seis años, mi cliente, Tomura Shigaraki, mantenía una relación estable con el omega Katsuki Bakugo. Una relación que, aunque marcada por las dificultades, estaba cimentada en el afecto mutuo. Sin embargo, un día, Shigaraki recibió una noticia que habría cambiado su vida: Katsuki estaba embarazado. Mi cliente, ilusionado y dispuesto a asumir su rol de padre, aguardó con ansias ese momento. Pero lo que siguió fue… atros. Katsuki desapareció.

Un murmullo recorrió la sala. Izuku apretó los dientes con tanta fuerza que temió romperlos. Su respiración se volvió áspera, y tuvo que cerrar los puños bajo la mesa para no rugir.

Kurogiri prosiguió sin alterarse:

—hace unas semanas, el destino cruzó nuevamente sus caminos. En una plaza concurrida, mi cliente vio a Katsuki, no estaba solo, a su lado, habia un cachorro de ojos rojos y edad acorde a los años transcurridos desde aquella desaparición. No se necesitaba prueba alguna para reconocer lo evidente: aquel cachorro de nombre Haru, era su hijo. La carne de su carne, la sangre de su sangre.

Izuku clavó la mirada en el suelo, intentando contenerse. No podía dejar que su rabia se desbordara. Tenya inclinó la cabeza discretamente para hablar con él.

—Resiste. Lo está pintando como víctima, pero más adelante será nuestra arma.
Kurogiri levantó un sobre.

—Hoy presentamos ante ustedes no solo el testimonio de mi cliente, sino también pruebas de ADN irrefutables que confirman la paternidad. Y porque la verdad no se construye con documentos solamente, llamaremos a testigos que puedan hablar de la relación entre Katsuki y Tomura.

El juez asintió.

—Con el permiso del tribunal, deseo llamar al estrado a nuestro testigo clave: Keigo Takami.

Las puertas se abrieron y por el entró un Beta de cabello rubio y ojos dorados.

El juez le pidió jurar y Keigo lo hizo.

—Señor Takami, ¿puede decirnos qué relación tenía con Tomura Shigaraki y Katsuki Bakugo en aquellos años?

—Yo… era amigo de ambos. Los conocí cuando empezaron a salir.

—¿Y cómo describiría los sentimientos de mi cliente hacia Katsuki?

—Tomura estaba… muy enamorado. Siempre hablaba de él. Incluso cuando no estaban juntos, siempre decía que Katsuki era el amor de su vida.

—¿Qué sucedió cuando supo que Katsuki estaba esperando un hijo suyo?

Un silencio denso precedió a la respuesta.

—Se emocionó. Hablaba de planes, de cuidarlo, de formar una familia. Yo… lo vi sufrir cuando Katsuki desapareció. Lo vi destrozarse, sin entender por qué se lo habían llevado.

Izuku sintió que la furia lo carcomía. Su respiración se agitaba, y el dorado de sus pupilas amenazaba con consumir el verde. Shoto, estaba ahí para mantenerlo en calma, pero cada vez se hacía más complicado.

—¿Entonces, señor Takami, usted afirma que Tomura siempre quiso ser padre para Haru?

—Sí. Eso creo.

El murmullo en la sala volvió a encenderse. Para muchos, la imagen era de un alfa herido, despojado, que siempre había querido a su hijo. Exactamente la trampa que Kurogiri quería tender.
El juez tomó nota y asintió.

—La corte agradece el testimonio.

Kurogiri inclinó la cabeza con elegancia.

—No tenemos más testigos por hoy, su señoría.

El juez golpeó con el mazo.

—Muy bien. El tribunal escuchará la versión de la defensa, abogado proceda.

≻───── ⋆✩⋆ ─────≺≻───── ⋆✩⋆ ─────≺

No soy buena con los juicios pero aun nos queda mucho por saber

La imagen le pertenece a bellablues

Skadi

Hola!!! Buenos dias!!!!Para hoy1:00 pm Aroma a Hogar 6:00 pm Mi dulce llamadoLa imagen le pertenece a jam_patron y la am...
19/09/2025

Hola!!! Buenos dias!!!!

Para hoy

1:00 pm Aroma a Hogar
6:00 pm Mi dulce llamado

La imagen le pertenece a jam_patron y la amo

Skadi

Titulo: Un omega para el héroeCapitulo 24Capitulo anterior: https://www.facebook.com/photo/?fbid=122260442534073411&set=...
19/09/2025

Titulo: Un omega para el héroe

Capitulo 24

Capitulo anterior: https://www.facebook.com/photo/?fbid=122260442534073411&set=a.122230365218073411

Izuku estaba totalmente enamorado de Katsuki. Lo sabía en cada mirada, en cada roce, en cada palabra dura que el alfa suavizaba solo para él. A veces todavía le costaba creerlo: después de tantos años de sentir que había perdido esa calidez, que nunca volvería a pertenecer a nadie ni a nada, ahora estaba allí, en los brazos de quien siempre había sido su hogar.

Katsuki lo cuidaba con una devoción que desarmaba su corazón. No había un gesto que no estuviera teñido de ternura disfrazada de rudeza, ni una decisión que no lo pusiera primero. Y lo que más amaba Izuku era esa libertad que le daba. No lo obligaba, al contrario, cada vez que Izuku dudaba de si era demasiado para su alfa, Katsuki le recordaba que él tenía el derecho a decidir.

Recuerda con claridad lo que le había dicho, con esa honestidad brutal que lo caracterizaba, que si después del primer mes de imprimación sentía que quería romper el vínculo, lo harían. Que él lo soportaría, aunque lo destrozara por dentro.

Ese recuerdo hacía que las lágrimas punzaran en los ojos de Izuku cada vez que pensaba en ello. Porque ¿cómo dejar a alguien que, incluso con su alma marcada, seguía priorizando su felicidad por encima de la suya propia?

Esa noche, el cuerpo de Izuku le pedía algo más: nido. Una necesidad visceral, cálida, imposible de ignorar. Katsuki lo dejó ser, sin burlarse, sin poner reparos. Solo lo observó en silencio, apoyado contra el marco de la puerta, con los brazos cruzados y esa mirada intensa que mezclaba orgullo, ternura y un amor feroz.

Izuku tomó sábanas, cojines, ropa de ambos, incluso una sudadera vieja de Katsuki que conservaba su aroma, y poco a poco fue formando aquel refugio que se volvía un templo. Un suave nido, cálido, lleno de la esencia de su alfa. Y cuando se tumbó en él, sintió la paz más pura que había sentido en años.

Katsuki se acercó a él, sin entrar en el nido, respetando y esperando a que su amado omega le hiciera espacio.

—Te ves jodidamente feliz ahí, nerd.

Izuku sonrió, acomodándose más entre la ropa que olía a su Kacchan.

—Es porque lo estoy…

Izuku extendió la mano hacia él, con una hermosa sonrisa.

—Ven conmigo, Kacchan.

Katsuki apretó la mandíbula, como si quisiera resistirse, aunque la verdad era que la invitación lo había golpeado directo al pecho. Entró despacio, sin hacer ruido, como si temiera arruinar algo sagrado. Izuku se hizo a un lado, y en cuanto el alfa se acomodó, el omega se acurrucó contra él, escondiendo el rostro en su cuello.

El aroma de Katsuki lo envolvió sentía su corazón latía acelerado, pero al mismo tiempo se relajaba como si cada fibra de su cuerpo supiera que pertenecía allí.

—Eres perfecto… —susurró Izuku, y aunque no lo dijo en voz alta, Katsuki lo escuchó.

Lo escuchó dentro de su mente, como un eco suave que se mezclaba con el sonido de su respiración.

El alfa tragó saliva, estremecido por esa conexión que todavía no terminaban de entender. Rodeó la cintura del omega con fuerza, enterrando la nariz en su cabello.

—Idiota… —murmuró ronco—. No sabes lo mucho que te necesito.

Izuku levantó el rostro y sus labios se encontraron en un beso lento, sin urgencias, lleno de calma. Nada de rut, nada de celo, nada de posesión salvaje. Solo amor puro, transparente, como un hilo rojo e invisible que los unía.

Izuku cerró los ojos, dejándose llevar por la seguridad de sus brazos. No importaba lo que pasara afuera, no importaba el mundo ni las amenazas invisibles que rondaban entre las sombras. En ese momento, en ese nido, solo existían ellos dos.

Y Katsuki, mientras lo observaba quedarse dormido sobre su pecho, comprendió algo: ese pequeño, su nerd testarudo, era su vida entera.

Aunque no lo supiera aún, lucharía contra cualquiera —contra el mundo entero, si era necesario— para protegerlo.

Pero Katsuki no podía negar que algo lo inquietaba.

En las sombras de su mente, entre cada beso y cada caricia, un nombre lo perseguía con insistencia: Giulio.

Ese ma***to seguía cerca. Katsuki no quería asustar a Izuku, ni mucho menos arriesgarse a que la telepatía transmitiera su rabia y preocupación. Por ahora solo eran emociones vinculadas al amor, al cuidado, a la necesidad mutua. Pero el doctor Kim había sido claro: con el tiempo, esas conexiones se volverían más nítidas. No sabía cuánto podría ocultarle.

“Solo necesito un poco más de tiempo”, pensó, observando a su omega dormirse en el nido con una sonrisa. “Cuando sepa cómo explicarlo sin que lo destroce, se lo diré” “o si puedo detenerlo antes de que se acerque demasiado mejor, que jamás sepa”

Esa noche apenas pudo dormir, alerta a cualquier ruido, cualquier olor que delatara la presencia del enemigo.

La mañana siguiente transcurrió con la misma rutina que Izuku comenzaba a amar: un alfa ocupándose de él en cada detalle. Katsuki le preparó el desayuno, lo obligó a abrigarse, revisó su temperatura y hasta insistió en darle té caliente aunque Izuku decía que estaba perfectamente bien.

—Kacchan, exageras —rio el omega, con las mejillas sonrojadas mientras bebía.

—Exagero mi trasero —replicó Katsuki — Estás recién marcado, sigues débil, y no pienso arriesgarme.

Izuku solo pudo asentir, con esa sonrisa que derretía hasta la coraza más dura.

—Pero no estoy enfermo, solo es el cansancio por lo que hicimos, además ya mañana regreso al trabajo, extraño a mis alumnos.

Katsuki apretó los dientes al escuchar aquello. Sabía que Izuku tenía razón, que no podía retenerlo encerrado como si fuera un cristal, pero la idea de verlo expuesto al mundo donde corre peligro no le agradaba del todo.

—Tsk… tus ma***tos alumnos —gruñó, pero su ceño se suavizó cuando lo vio reír. Izuku tenía esa habilidad, la de desarmar sus murallas con un gesto, con una chispa en esos ojos verdes.

—Además tu trabajas mañana tambien —le dijo con suavidad.

Katsuki resopló, pero no lo negó.

Unas horas más tarde, el timbre del departamento sonó. Izuku levantó la cabeza con curiosidad, pero Katsuki ya estaba en la puerta.

—¿Quién será? —preguntó Izuku, intentando incorporarse.

—Ni te muevas, nerd.

Cuando abrió, encontró a Denki y Hanta, que lo saludaron con una enorme sonrisa y bolsas de comida en las manos.

—¡Ey, Bakubro! —saludó Denki con la energía de siempre—. Trajimos provisiones.

—Y el pase premium de Shoto para ver películas —agregó Hanta levantando una de snacks y una tarjeta para programar la televisión.

Izuku parpadeó confundido desde el sillón.

—¿Eh?

Katsuki entró con ellos, mascullando.

—Estos idiotas dijeron que querían conocer mejor a mi omega, así que ya sabes… día de omegas o alguna mi**da así.

Izuku rio bajito.

—Kacchan… los invitaste para que no me quedara solo, ¿verdad? ¿Saldras?

El alfa gruñó, desviando la mirada.

—Si, Shoto dice que hay un caso que debe discutir conmigo y mañana tendremos que actuar temprano.

Aun así, Izuku sonrió, fingiendo normalidad para no preocuparlo.

—Entonces… gracias por dejarme compañía.

—No es compañía, nerd, es vigilancia —corrigió Katsuki, cruzándose de brazos. Pero la forma en la que desvió la mirada hacia Denki y Hanta delataba que sí lo era.

Denki se dejó caer en el sillón como si estuviera en su casa.

—Ey, no te preocupes, Izuku. Bakubro sabe que somos expertos en entretenimiento de primera.

—Y en dejar la cocina hecha un desastre, pero bueno… —añadió Hanta, riendo mientras dejaba las bolsas en la mesa.

Izuku soltó una carcajada, y esa simple risa alivió un poco la tensión de Katsuki. Aun así, se inclinó sobre el omega, sujetando su mentón con cuidado y obligándolo a mirarlo.

—Escúchame bien, Deku —comentó en un tono bajo, con esa voz áspera que usaba cuando estaba serio— Si algo pasa, si hueles algo raro, si alguien intenta entrar… no dudes. Llama. ¿Entiendes?

Izuku asintió, acariciando la mano que lo sujetaba.

—Entiendo, Kacchan. Estaré bien.

Los ojos de Katsuki brillaron con esa tormenta interior que nunca lograba ocultar, pero al final se inclinó y lo besó rápido.

—Idiota… —murmuró, antes de levantarse y tomar sus llaves.

Denki hizo un gesto dramático.

—Wow, parece un padre dejando a su hijo en la guardería.

—Más bien como un lobo alfa dejando a su pareja entre cuidadores ineptos —replicó Hanta, divertido.

Katsuki les lanzó una mirada asesina que los hizo callar de inmediato.

—No lo dejen solo. Y si pasa algo, me entero en segundos —gruñó, antes de salir.

El silencio se instaló unos segundos en el departamento. Izuku se recostó contra el respaldo, dejando salir un suspiro.

—Así que… ¿películas?

—Con provisiones de primera —agregó Hanta, sacando las bolsas llenas de ramen instantáneo, palomitas y refrescos.

Izuku sonrió, relajándose poco a poco. Era lindo sentir que lo cuidaban, incluso con esas formas torpes que tenían los amigos de Katsuki. El calor del hogar volvía a llenar el aire.

──────────✿────────── ──────────✿──────────

¿Quieren seguir así con miel o pasamos al drama de lleno?

La imagen fue tomada de pinteres si conoces al creador déjamelo en los comentarios

Skadi

Seguimos con los zombies
18/09/2025

Seguimos con los zombies

Titulo: Paciente Cero

Capítulo 15

Capitulo anterior: https://www.facebook.com/share/p/1BFT7a43or/

Capitulo 15

El monstruo que alguna vez fue el doctor Garaki se lanzó sobre ellos con un rugido desgarrador, un sonido que no pertenecía ni al hombre ni a la bestia, sino a algo mucho peor. El suelo de concreto vibró bajo su embestida, y los vidrios de los monitores se quebraron con el eco de aquel bramido.

Katsuki reaccionó al instante. No dudó, apuntó con precisión y disparó, las balas impactaron en el torso deformado de la criatura.

El retroceso de la pi***la golpeó en su muñeca, pero él apenas lo sintió: sus ojos estaban fijos en el objetivo.

Las balas entraron en la carne endurecida, dejando tras de sí agujeros que supuraban un líquido oscuro, espeso, como alquitrán.

El doctor apenas retrocedió un par de pasos, pero no cayó. Su carcajada retumbó como un eco enfermizo.

—Tus armas… no sirven aquí, sujeto K.09. —Su voz ya no era humana, eran como si múltiples gargantas hablaran al mismo tiempo— Tú deberías comprenderlo mejor que nadie.

Katsuki apretó la mandíbula, maldiciendo entre dientes.

—Cállate, bastardo.

Con un movimiento brusco, el monstruo alargó uno de sus brazos, que se deformó en una especie de látigo. Se lanzó directo hacia Katsuki, quien apenas tuvo tiempo de rodar hacia un costado, esquivando el impacto que destrozó un banco metálico como si fuera de papel.

Izuku tragó saliva, estaba paralizado. Veía a Katsuki moverse con precisión, esquivando cada embestida, contraatacando con disparos, golpes, lo que tuviera a mano. Pero esa cosa… se regeneraba. Cada agujero, cada herida, se cerraba con la misma rapidez con la que aparecía.

—Maldición… —Izuku levantó la mirada, buscando una salida, algo, cualquier cosa que pudiera ayudarlos.

Denki, trataba de arrastrarse hasta una esquina, apretando la pi***la con ambas manos temblorosas. Su pierna sangraba a través del vendaje que Izuku le había hecho pero cada movimiento le arrancaba un gemido ahogado.

—Izuku… —comentó entre dientes, apenas audible—. No podemos quedarnos aquí. Esa cosa… nos va a matar a todos.

Pero Izuku no podía moverse. Su cuerpo estaba rígido, sus pensamientos atrapados en el recuerdo de las palabras de Garaki, ese veneno que le había arrojado sobre su padre.
¿Y si era cierto? ¿Y si todo este tiempo su padre había mu**to a manos de ese monstruo que alguna vez fue Tokoyami?

Un estruendo lo sacó de sus pensamientos. Katsuki había sido lanzado contra una pared con tal fuerza que el concreto se agrietó a su alrededor. El aire se llenó de polvo.

Izuku dio un paso hacia él, desesperado.

—¡Kacchan!

Pero el rubio ya estaba en pie, con la respiración entrecortada y la mirada afilada como cuchillas. Se sacudió la sangre de los labios y escupió al suelo.

—¿Eso es todo lo que tienes, pedazo de mi**da? —rugió, ajustando el agarre de su arma y lanzándose otra vez al frente.

Disparó dos veces más, luego se lanzó con un cuchillo que sacó de su cinturón. Saltó hacia el pecho del monstruo y hundió la hoja en su carne ennegrecida. El líquido oscuro brotó como una fuente, salpicando su rostro.

Katsuki torció el cuchillo, desgarrando la carne, arrancando un grito gutural de la criatura.
Garaki reaccionó con brutalidad, golpeándolo con un brazo deformado que lo lanzó varios metros atrás. Katsuki rodó por el suelo, pero volvió a ponerse en pie, tambaleándose, sin dejar de sonreír con esa sonrisa peligrosa que siempre había tenido en los momentos más desesperados.

Izuku sintió un escalofrío, un humano común ya hubiera tenido heridas graves, pero Katsuki no parecia tener ninguna grave, eso era demuestra que Katsuki tenia el virus en sus venas.

Pero, aun así, sabía que estaba peleando contra algo que no podían vencer de esa manera.

La criatura avanzó, y cada paso un retumbar que hacía vibrar el suelo.

Su voz resonó como un eco distorsionado.

—Sujeto K.09… eres mío, eres la clave de mi obra, nadie más sobrevivió al virus… pero tú… tú eres perfecto.

Katsuki escupió sangre y levantó el arma, aun sabiendo que no serviría de mucho.

—Yo ya no soy tu ma***to experimento.

El monstruo atacó otra vez, pero esta vez Katsuki lo esquivó de forma distinta: en lugar de retroceder, se lanzó hacia delante, deslizando el cuerpo bajo su brazo y disparando al mismo tiempo hacia su garganta. El proyectil atravesó un costado, arrancando un rugido ensordecedor.

El suelo tembló con la furia del doctor.

Izuku aprovechó ese momento para arrastrar a Denki hacia una consola rota, donde buscó la manera de abrir la puerta por donde llegaron.

Volvió la vista hacia Katsuki. El cenizo estaba resistiendo, pero cada segundo era más evidente que su cuerpo empezaba a resentir el esfuerzo. Tenía cortes, golpes, sangre en la frente. Aun así, no dejaba de sonreír con fiereza.

La criatura lanzó un golpe devastador contra el suelo. El concreto se resquebrajó, y parte de la pared colapsó, dejando un hueco hacia el exterior. Un aire frío entró con violencia.

Katsuki aprovechó ese resquicio, girando hacia Izuku y Denki.

—¡Lárguense ya! —ordenó con dureza, sin espacio para discusión.

Izuku abrió los ojos, incrédulo.

—¡No! ¡No podemos dejarte solo!

—¡No es una jodida petición, Deku! —rugió, apuntando el arma hacia la criatura que ya se erguía de nuevo—. ¡Si se escapa de aquí, todos están mu**tos! Yo lo voy a detener. ¡Ustedes salgan ahora!

Izuku dudó, su instinto le gritaba que no podía dejar a Katsuki atrás. Era demasiado peligroso, demasiado suicida.

Pero la mirada de Bakugo lo detuvo. No era la mirada de un loco, ni la de un hombre derrotado, era la mirada de alguien que había tomado una decisión, alguien que había cargado con demasiado dolor, con demasiada desconfianza, y que ahora solo veía un camino posible: enfrentarse a la bestia, aunque le costara todo.

Denki levantó la voz, jadeando.

—Izuku… tiene razón. Si no salimos, no quedará nadie que pueda detener esto después.

Izuku apretó los puños hasta casi sangrar, miró otra vez a Katsuki, quien ya había vuelto a lanzarse al combate, usando todo lo que tenía a su alcance: unas pi***las automáticas que no había usado hasta ese momento.

El monstruo rugió, intentando aplastarlo, pero Katsuki se movía con una velocidad inhumana, alimentada por pura rabia y adrenalina.

Izuku tragó saliva.

—Está bien… —susurró, aunque la voz le temblaba— Pero volveré por ti.

Corrió hacia Denki, lo ayudó a ponerse en pie, y juntos se dirigieron hacia la abertura en la pared. Afuera, el aire nocturno los envolvió como un recordatorio de que aún había un mundo más allá de ese laboratorio ma***to.

Izuku volteó una última vez. Vio a Katsuki plantado frente a la criatura, pequeño en comparación, pero con una presencia que lo hacía parecer un gigante. Sus disparos retumbaban, sus gritos eran pura furia contenida.

Izuku lo grabó en su memoria, porque no sabía si volvería a verlo.

Salieron al exterior,
arrastrando a Denki, y el eco de la batalla quedó detrás, resonando como un trueno dentro de aquel laboratorio, se encontraron con Shoto y Eri, no habia zombies en la zona.

—¿Dónde esta, Katsuki? — preguntó Shoto poniéndose de pie.

Izuku respiró hondo, su pecho subía y bajaba con dificultad. Miró hacia la abertura por la que habían escapado, el polvo aun flotando en el aire, el resplandor de las luces de emergencia parpadeando.

—Está… adentro —respondió, aunque su voz tembló — nos encontramos al doctor Garai y se inyectó algo, se convirtió en un monstruo.

—Maldicion — comentó Shoto — debemos ayudarlo.

—¿Cómo? Nuestras armas no le hacen nada.

Denki se recostó en un árbol mientras sacaba el radio e intentó comunicarse con Ejiro y Tetsutetsu, pues sabían que no podrían llegar a la playa aun, pues él tenia una herida en la pierna, Shoto no tenia un brazo, Izuku no sabia usar las armas, Eri era una niña y finalmente Katsuki luchaba por darles una oportunidad y sobrevivir.

──────────✿──────────

Aaaaa los dejo con la incógnita hasta la próxima semana 🤭🤭

La imagen fue tomada de pinteres si conoces al creador dejamelo en los comentarios

Skadi

Dirección

Apodaca

Notificaciones

Sé el primero en enterarse y déjanos enviarle un correo electrónico cuando La biblioteca de Scadi bnha publique noticias y promociones. Su dirección de correo electrónico no se utilizará para ningún otro fin, y puede darse de baja en cualquier momento.

Compartir

Categoría