Conocer, para amar y servir

Conocer, para amar y servir Conocer, para amar y servir a Dios a traves de los hermanos

Servicio exclusivamente laical: los Talleres, convencidos de que sólo con una autonomía completa tendrían un laicado maduro, apostaron desde el principio por los laicos, entregándoles la responsabilidad integral para organizar y gobernar el servicio de los Talleres en el mundo entero. Siendo un servicio eminentemente laical, siempre hemos insistido firmemente en el propósito de establecer y mantener unas relaciones fluidas y afectuosas con los Obispos y Párrocos.

07/11/2025

«Entonen a Yahvé un cántico nuevo,
pues ha hecho maravillas.
Yahvé da a conocer su salvación,
se acordó de su misericordia y fidelidad,
en favor de la casa de Israel».
Salmo 98(97), 1- 3

El hombre no vale nada.
Es solo un sueño.
Su vida pasa como una comedia.
Sus días son como la risa que se enciende y se apaga.
Pero la misericordia del Señor brillará como las estrellas eternas y se arremolinará en torno de los débiles, y ceñirá como un abrazo, esa estatua de sombra que es el hombre para darle vida y llenar de risa su rostro, hasta que las estrellas se apaguen.
Hurras, pues, a nuestro compasivo Dios.
¡Honor, esplendor y alabanza para Aquel que cabalga eternamente sobre la nube blanca de la Misericordia!.

Extractado del L. Salmos para la Vida
P. Ignacio Larrañaga

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07/11/2025

Evangelio de hoy 7 de noviembre 📖
Del Santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: "¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador". Entonces el administrador se puso a pensar: "¿Qué voy hacer ahora que me quiten el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan".Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: "¿Cuánto le debes a mi amo?" El hombre respondió: Cien barriles de aceite". El administrador le dijo: "Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta". Luego preguntó al siguiente: "Y tú, ¿cuánto debes?" Este respondió: "Cien sacos de trigo". El administrador le dijo: "Toma tu recibo y haz otro por ochenta".El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz".

Palabra del Señor.

Clic aquí para escuchar este pasaje y su reflexión:
https://evangelizacion.nyc3.cdn.digitaloceanspaces.com/reflexiones_nuevas/lucas16_1_8.mp3

Reflexión
Hoy leemos en el Evangelio una enseñanza de Jesús sobre el uso de los bienes y la inteligencia. El administrador de la parábola actuaba pensando en lo que le iba a suceder cuando perdiera su trabajo, si iba a tener los recursos necesarios para sostener la vida a la que estaba acostumbrado. Así como él, nosotros los creyentes debemos actuar pensando, pero en la vida eterna.

Jesús lo pone de ejemplo por la astucia y la previsión del administrador y nos invita a utilizarla para asegurar nuestro futuro espiritual. Dios nos ha puesto como administradores de todo lo que tenemos, material y espiritual. Es decir, todo lo que tenemos le pertenece a Dios y un día, cuando lleguemos a su presencia, Él nos va a pedir cuentas de cómo lo hemos utilizado: nuestra vida, nuestra familia, nuestra salud, los bienes materiales y también los espirituales, ¿cómo hemos formado a nuestros hijos? ¿qué testimonio hemos dado en nuestro trabajo y en nuestra comunidad?

Esta parábola nos invita a analizar estos dos puntos sobre el tema de la administración de los recursos. Primero, la planificación, así como dedicamos tiempo para planificar nuestras finanzas, el trabajo, el descanso, las vacaciones, debemos también dedicar un tiempo para planificar nuestra vida de oración, el servicio y el crecimiento espiritual, orar diariamente un tiempo adecuado, mejorar en el servicio que presto a mi comunidad parroquial y participar, cuando menos, en un retiro al año, pues todo esto tiene un valor eterno.

Y en segundo lugar, el uso que le damos a los recursos; en la medida de tus posibilidades, usa tu dinero y posesiones para ayudar a los demás, especialmente a aquellos que no pueden devolverte el favor, por ejemplo: haciendo actos de caridad, apoyando a las misiones o con una ayuda directa a los más necesitados. Así es como se hacen amigos que te recibirán en la eternidad.

Usa tus recursos como un instrumento para la construcción del Reino. Jesús nos invita a ser astutos y previsores con los bienes que Dios ha puesto en nuestras manos.

06/11/2025

5 propositos de la Iglesia

06/11/2025

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y pecadores a escucharlo.
Por esto los fariseos y maestros de la ley lo criticaban.
Entonces Jesús dijo ésta parábola: «Si alguno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y va en busca de la que se le perdió hasta que la encuentra?».
Lucas 15,1-4

El Pobre de Nazaret era como un pastor que con una flauta mágica convocaba a las serpientes, chacales, cabritos y lobos para formar la gran familia de Dios.
Siempre han pintado a Dios con ojos cargados de cólera y granizo, disparando rayos para reducir a ceniza a los pobres pecadores.
¡No es así!
Muy por el contrario: el Padre se desentiende del rebaño entero para caminar por sendas bordeadas de precipicios; se asoma a los abismos, sube a los riscos más escarpados para ir en busca de la oveja perdida, y cuando la encuentra, no la somete a azotes, sino que la toma a hombros con ternura infinita, y vuelve feliz a su casa cantando.
En lugar de rechazar, el Padre corre y busca ansiosamente, precisamente a las ovejas heridas, enfermas, acosadas por el lobo...
Aquellas almas le daban más alegría que el mundo entero.
¡El Padre es asi!.
Si el Padre amara tan solo a los hijos buenos, no sería Padre.
Un cofre de cariño es más eficaz que una sarta de amenazas.

Extractado del L. El Pobre de Nazaret
P. Ignacio Larrañaga

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06/11/2025

Evangelio de hoy 6 de noviembre ✝️ Lucas 15, 1-10:

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: "Este recibe a los pecadores y come con ellos".Jesús les dijo entonces esta parábola: "¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: "Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido". Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse.¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: "Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido". Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente".

Palabra del Señor.

Reflexión
Se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente. La alegría de Dios y la alegría de todos los santos y ángeles está en la salvación de cada ser humano que pasa siempre por la conversión, puesto que todos hemos pecado y constantemente recaemos.

Este pasaje evangélico no solo refleja que en el Cielo habrá fiesta por la salvación o conversión de cada ser humano, sino que ambas parábolas nos dicen que los dueños de la oveja o de la moneda mueven cielo, mar y tierra para buscar lo perdido y que, cuando lo encuentran, hacen fiesta e invitan a los amigos y vecinos a compartir la alegría. Esto quiere decir que Dios mismo está en constante búsqueda de aquellos hijos descarriados o rebeldes y que mueve cielo, mar y tierra para que regresemos a Él.

O sea que no solo depende de la misericordia divina porque Dios, en su infinita misericordia, ya nos ha dado, nos sigue dando y nos seguirá dando todos los medios por los que podemos ser lavados de nuestras iniquidades y rescatados de nuestro pecado; pero, en su infinito amor, Dios ha querido que conserváramos la libertad y, si no nos arrepentimos y aprovechamos los medios de salvación que Él nos está ofreciendo continuamente, no seremos obligados a estar en Dios, ni aquí, ni después de la muerte en la eternidad.

Pero ni Dios, ni la Iglesia fiel a Él, dejará de buscar a cada pecador, a los de adentro y a los de afuera, a quienes los bendicen y a quienes los maldicen, pues así le hacía Jesús hace dos mil años, buscando la conversión de los traidores del pueblo y de los que públicamente vivían en contra de la voluntad de Dios; así le había hecho Dios antes de su Encarnación y así lo hace hasta nuestros tiempos después de la Resurrección.

Hoy te invito a tener el coraje de esos publicanos y pecadores que se acercaban a Jesús conscientes de su pecado, a dejar que la Persona de Cristo, su Palabra y sus Sacramentos te restauren una y otra vez, hasta que Él pueda presentarte al Padre Celestial, Santo entre los Santos del cielo.

Al mismo tiempo te invito a reconocerte Iglesia y, por lo tanto, partícipe de la misión salvadora de Cristo. Sal con Cristo al mundo a buscar a las ovejas perdidas. No condenes a nadie, pues el juicio pertenece solo a Dios, pero busca la conversión de todos. No pactes ni con tu pecado, ni con el de tus seres queridos; busca que los corazones y las mentes y las obras de cada persona se rindan a los pies de Cristo, acojan su amor y gocen de su salvación.

05/11/2025

LA GRACIA DE DIALOGAR
Señor Dios, te alabamos y te glorificamos por la hermosura de ese don que se llama diálogo. Es un "hijo" predilecto de Dios porque es como aquella corriente alterna que bulle incesantemente en el seno de la Santa Trinidad.
El diálogo desata los nudos, disipa las suspicacias, abre las puertas, soluciona los conflictos, engrandece la persona, es vínculo de unidad y "madre" de la fraternidad.
Cristo Jesús, núcleo de la comunidad evangélica; haznos comprender que nuestras desinteligencias se deben, casi siempre, a la falta de diálogo.
Haznos comprender que el diálogo no es una discusión ni un debate de ideas, sino una búsqueda de la verdad entre dos o más personas. Haznos comprender que mutuamente nos necesitamos y nos complementamos porque tenemos para dar y necesitamos recibir, ya que yo puedo ver lo que los otros no ven, y ellos pueden ver lo que yo no veo.
Señor Jesús, cuando aparezca la tensión, dame la humildad para no querer imponer mi verdad atacando la verdad del hermano; de saber callar en el momento oportuno; de saber esperar a que el otro acabe de expresar por completo su verdad.
Dame la sabiduría para comprender que ningún ser humano es capaz de captar enteramente la verdad toda, y que no existe error o desatino que no tenga alguna parte de verdad.
Dame la sensatez para reconocer que también yo puedo estar equivocado en algún aspecto de la verdad, y para dejarme enriquecer con la verdad del otro. Dame, en fin, la generosidad para pensar que también el otro busca honestamente la verdad, y para mirar sin prejuicios y con benevolencia las opiniones ajenas.
Señor Jesús, danos la gracia de dialogar. Así sea.

ENCUENTRO
Manual de Oración
P. Ignacio Larrañaga

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05/11/2025

Evangelio de hoy 5 de noviembre ✝️ Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y él, volviéndose a sus discípulos, les dijo:"Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: "Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar". ¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo".

Palabra del Señor.

Clic aquí para escuchar este pasaje y su reflexión:
evangelizacion.nyc3.cdn.digitaloceanspaces.com/reflexiones_nuevas/lucas14_25_33.mp3

Reflexión
El Evangelio de hoy nos enfrenta a una pregunta decisiva: ¿De verdad quiero seguir a Jesús? o solo quiero caminar junto a la multitud. San Lucas nos dice que grandes multitudes seguían a Jesús, sin embargo, Jesús no se deja impresionar por los números. Él sabe que ser su discípulo no es una moda, sino una decisión radical.

Por eso lanza palabras fuertes, que nos sacuden. El verso 33 dice en el Evangelio de hoy: “el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”. Esto, como ya lo he dicho en otras ocasiones, no significa que debamos vender todo, sino aprender a vivir libres de apegos. Apego a cosas materiales, apegos desordenados, a personas, apego a mis propios planes o ideas.

Es por ello que podemos decir que, de lo que se trata, es de poner a Cristo en el centro de mi vida. Cuando algo ocupa el lugar de Dios en mi corazón, mi discipulado se debilita. Por eso la verdadera libertad no está en hacer lo que quiero, sino estar disponible para lo que Dios quiere de mí.

Esta disposición no es fácil y Jesús lo sabe, por eso no busca engañar a nadie y nos dice con claridad que el camino cristiano no es algo cómodo. Seguirlo significa cargar la cruz de cada día, la cruz de la persecución, de ser fiel al Evangelio en un mundo que muchas veces lo rechaza, particularmente entre los jóvenes, la cruz de la renuncia, morir a mis egoísmos para que Cristo viva en mí, o la cruz de la lucha espiritual: vencer la tentación y permanecer firmes.​

No se trata de buscar sufrimiento, sino de amar tanto a Jesús que, cuando llegue la cruz, no retrocedamos. La cruz, no destruye, la cruz, purifica, fortalece y nos conduce a la vida.​
Podemos decir que esta decisión requiere, como lo propone Jesús en las dos parábolas, en donde invita a sus oyentes a seguirlo, de una reflexión profunda para ver si tenemos el coraje de seguirlo. Y es que en ambos casos, tanto el de la torre como el del ejército, hay que calcular el costo antes de decidir, es decir, estar conscientes de lo que implica y ver si estoy o no dispuesto a hacerlo.​

Seguir a Cristo no es solo un acto emotivo, es un compromiso pensado, maduro y consciente. El problema de muchos cristianos hoy es que empiezan con entusiasmo, pero se cansan pronto; el Bautismo, la Comunión, la Confirmación, pero después, su vida ya no refleja a Jesús.

Por eso, el Evangelio de hoy nos invita a decidir de una vez, quiero o no quiero seguir al Señor. Quiero seguirte Jesús o no hasta el final. Jesús, mis hermanos, no busca multitudes indecisas, sino discípulos valientes. Ser cristiano es elegir la libertad, pero con ella la cruz y la perseverancia. Hoy el Señor nos mira a los ojos y nos pregunta: “¿estás dispuesto a seguirme, aunque te cueste todo?” Que nuestra respuesta sea firme y clara: “Señor, te seguiré y contigo llegaré hasta el final”.​

Recuerda, Jesús no nos invita a caminar cerca de Él, sino detrás de Él. Ser cristiano no es fácil, pero créeme, vale la pena. Hoy decidamos seguir con todo nuestro corazón al Maestro que nos lleva a la vida eterna.

04/11/2025

Jesús, Tú eres mi Jardinero favorito, Aquel que me ayuda a cultivar la más bella flor de mi alma: la Conversión Permanente.

04/11/2025

Evangelio de hoy 4 de noviembre ✝️ Lucas 14, 15-24:

En aquel tiempo, uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo: "Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios".Entonces Jesús le dijo: "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a muchas personas. Cuando llegó la hora del banquete, mandó un criado suyo a avisarles a los invitados que vinieran, porque ya todo estaba listo. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. Uno le dijo: "Compré un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me disculpes". Otro le dijo: "Compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que me disculpes". Y otro más le dijo: "Acabo de casarme y por eso no puedo ir".Volvió el criado y le contó todo al amo. Entonces el Señor se enojó y le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a mi casa a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos".Cuando regresó el criado, le dijo: "Señor, hice lo que me ordenaste, y todavía hay lugar". Entonces el amo respondió: "Sal a los caminos y a las veredas; insísteles a todos para que vengan y se llene mi casa. Yo les aseguro que ninguno de los primeros invitados participará de mi banquete"".

Palabra del Señor.

Reflexión
El pasaje del Evangelio de hoy nos describe una de las enseñanzas de Jesús sobre el Reino de Dios. Jesús nos habla por medio de una parábola del banquete que prepara un hombre y cómo éste es despreciado por todos sus invitados.

Esta cita nos quiere hacer ver varios puntos sobre la invitación que nos hace Dios a participar del Reino. Dios, como el hombre de la parábola que preparó el banquete, hace una invitación gratuita a todos, sin excepción; durante toda nuestra vida, Él se ocupa de enviarnos avisos de que todo está listo para sentarnos a la mesa a disfrutar el banquete.

Por diferentes circunstancias de nuestra vida, ponemos muchas excusas y no nos damos tiempo de acudir al llamado. Muchas veces le damos más importancia a nuestros intereses personales y materiales: los negocios, el éxito, la fama, el descanso, y despreciamos la oportunidad que nos da Dios de acudir a este banquete y vivir una vida de felicidad en unión con Él.

Pero Dios no se rinde, Él sigue esperándonos a la mesa todos los días. Él renueva su amor cada día y hace que sus mensajeros salgan de nuevo a las calles y caminos a buscar a quienes lo necesitan, a quienes sí quieren disfrutar del banquete: en la oración, en la Eucaristía, en el encuentro con su Palabra. Todo está preparado y servido, no hace falta que llevemos nada. No se tiene que pagar por participar en un banquete sobreabundante de dones.

Dios, hoy te hace de nueva cuenta la invitación, de manera personal, a participar del banquete de su Reino. No sé, quizá seas uno de los que hoy tenga una buena excusa para no ir: mucho trabajo, preocupaciones, problemas de salud, o creas que tú no mereces su invitación al banquete del Reino. Si fuera así, quiero decirte que precisamente hoy Dios te está llamando y quiere que tú participes del Reino, que veas su invitación como un regalo especial porque Él te ama y quiere que sientas su amor.

Hazle caso a esa persona que te ha invitado tantas veces al grupo parroquial, al que te invita a que lo acompañes a Misa o a un retiro espiritual. Acepta esta invitación hoy, no dejes pasar más tiempo ni dejes que se te haga tarde.

Esta reflexión del Evangelio fue escrita por:
Juan Lara, miembro de Vivir en Cristo.
En colaboración con Evangelización Activa.
Esta cita nos quiere hacer ver varios puntos sobre la invitación que nos hace Dios a participar del Reino. Dios, como el hombre de la parábola que preparó el banquete, hace una invitación gratuita a todos, sin excepción; durante toda nuestra vida, Él se ocupa de enviarnos avisos de que todo está listo para sentarnos a la mesa a disfrutar el banquete.

Por diferentes circunstancias de nuestra vida, ponemos muchas excusas y no nos damos tiempo de acudir al llamado. Muchas veces le damos más importancia a nuestros intereses personales y materiales: los negocios, el éxito, la fama, el descanso, y despreciamos la oportunidad que nos da Dios de acudir a este banquete y vivir una vida de felicidad en unión con Él.

Pero Dios no se rinde, Él sigue esperándonos a la mesa todos los días. Él renueva su amor cada día y hace que sus mensajeros salgan de nuevo a las calles y caminos a buscar a quienes lo necesitan, a quienes sí quieren disfrutar del banquete: en la oración, en la Eucaristía, en el encuentro con su Palabra. Todo está preparado y servido, no hace falta que llevemos nada. No se tiene que pagar por participar en un banquete sobreabundante de dones.

Dios, hoy te hace de nueva cuenta la invitación, de manera personal, a participar del banquete de su Reino. No sé, quizá seas uno de los que hoy tenga una buena excusa para no ir: mucho trabajo, preocupaciones, problemas de salud, o creas que tú no mereces su invitación al banquete del Reino. Si fuera así, quiero decirte que precisamente hoy Dios te está llamando y quiere que tú participes del Reino, que veas su invitación como un regalo especial porque Él te ama y quiere que sientas su amor.

Hazle caso a esa persona que te ha invitado tantas veces al grupo parroquial, al que te invita a que lo acompañes a Misa o a un retiro espiritual. Acepta esta invitación hoy, no dejes pasar más tiempo ni dejes que se te haga tarde.

04/11/2025

Señor, mi corazón no es engreído
ni mis ojos altaneros.
Al contrario, tranquila y en silencio
he mantenido mi alma, como un niño
saciado que se aprieta a su madre;
mi alma en mí nada reclama.
Salmo 131 (130), 1-2

Este, es el Salmo de la confianza, de la infancia espiritual, del hacerse niño, pequeño y desvalido; esperando todo del “otro” confiando audazmente en el "otro".
Para la sabiduría del mundo esto es absolutamente extraño, porque se establece una inversión de valores.
En la vida humana según las ciencias psicológicas, el secreto de la madurez está en alejarse progresivamente de toda dependencia, de todo apoyo; alejarse de cuánto signifique padre o madre.
En cambio en el programa de Jesús, "salvarse", consiste en hacerse cada vez más dependiente, en vivir apoyado en el "Otro", en no actuar por iniciativa propia sino por iniciativa del "Otro"; en reconocer la propia nada y esperarlo todo de Dios.
El Reino se entregará solamente a los que confían, a los que esperan, a los que se abandonan en las manos del Padre.
Aquí todo es gracia todo se recibe y para recibir hay que confiar y abandonarse, y solo se abandonan aquellos que se sienten poca cosa.
Hay que comenzar, pues, por hacerse pequeño, niño, menor.
Una vez abandonados, participaremos de la potencia infinita del Padre, de su eternidad e inmensidad.

Extraído de Orar con los Salmos
Temas de Evangelización
P. Ignacio Larrañaga

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