13/08/2025
La tristeza que vive una madre por un hijo adicto
La tristeza de una madre con un hijo adicto no es una tristeza cualquiera. Es una herida abierta que no cierra, un dolor que se despierta con ella y se acuesta a su lado todas las noches.
Es mirar fotos antiguas y preguntarse en qué momento aquel niño sonriente se perdió entre las sombras. Es recordar su risa y notar que ahora está apagada, sustituida por el silencio o por gritos de rabia.
Es esperar una llamada con el corazón en la garganta, sin saber si será para decirle que está en un hospital, en la cárcel… o que ya no volverá. Es recorrer las calles buscándolo, o quedarse sentada junto a la ventana, rezando para que regrese.
Es cargar con culpas que no le pertenecen, preguntándose una y otra vez qué hizo mal, en qué falló, si pudo haber hecho algo para evitarlo.
Es ver cómo la adicción se lo roba todo: su salud, sus sueños, sus amistades, su voluntad… y sentir que la sustancias prohibidas y el Alcohol 🍺 también le roba a ella la paz, la alegría y hasta las fuerzas para seguir.
Pero, a pesar de la tristeza, una madre siempre guarda una chispa de esperanza. Aunque el dolor la doblegue, su corazón sigue creyendo que un día su hijo volverá a ella, limpio, libre y vivo.
Porque la tristeza de una madre no la detiene… la convierte en una luchadora silenciosa que sigue amando, incluso cuando amar duele.