18/04/2025
TRIBUTO A MARIO VARGAS LLOSA
La eternidad ha abierto sus puertas para recibir a uno de los más grandes maestros de la lengua castellana, el peruano, Mario Vargas Llosa.
No lamentamos su ausencia, sino celebramos lo que nos dejó.
No se apaga con su partida; al contrario, se multiplica en cada lector que lo descubre, se transforma y vuelve a inspirar.
Como un verdadero alquimista de la imaginación decía con una pasión desbordante que “la literatura es fuego”, y con ese fuego forjó su alma.
Narrador, ensayista, periodista, dramaturgo, pensador, un hombre profundamente apasionado por entender el alma humana.
Cada una de sus obras nos habla no solo de personajes, sino de nosotros mismos: de nuestras debilidades, nuestras batallas internas, nuestros miedos mas profundos.
Su prosa era exigente, al igual que él lo era consigo mismo. No escribía para agradar, sino para provocar.
Su vida romántica y politica fue polémica protagonista de su propia historia. En ella, la ficción y la realidad nunca estuvieron separadas.
Recibió todos los premios que un escritor podría anhelar: el Cervantes, el Príncipe de Asturias, el Planeta, y el Premio Nobel en 2010.
Pero su mayor reconocimiento no se encuentra en diplomas, sino en las miradas asombradas de quienes cierran uno de sus libros sintiendo que han vivido otra vida, que han comprendido un poco más la suya, que algo se ha encendido dentro de ellos.
Mario nos enseñó que la imaginación es una forma de resistencia. Que la literatura, cuando es auténtica, no solo embellece: transforma, humaniza, rompe el miedo, despierta a quienes estaban dormidos.
Hoy, aunque su cuerpo ya no esté con nosotros, su voz sigue viva.
Se encuentra en los estantes de las bibliotecas, en las mochilas de los jóvenes, en las manos temblorosas de los lectores que regresan a sus libros como quien vuelve a su hogar.
Gracias, Mario, por inspirarnos, hacernos pensar, amar, hablar, debatir e imaginar.
Gracias por vivir —con todas las letras— una vida llena de literatura, por mostrarnos que sin ficción, la vida sería simplemente insoportable.
Descansa, maestro entre las páginas que nunca mueren.