29/10/2025
Ella era un café sin azúcar, pero te despertaba igual, tenía esa forma de mirar que te desarma sin prometerte nada.
Llegó cuando él apenas recordaba
cómo se escribe la palabra “sentir”.
Y le ofreció amor sin condiciones, como quien lanza una botella al mar esperando que alguien la lea.
Pero él, él traía los ojos llenos de humo,
el corazón en cuarentena, y una lista de excusas que usaba como escudo.
Le habló de libertad mientras la encadenaba con silencios, le juró que no creía en el amor, pero se escondía en su pecho cada noche.
Ella lo amó con todo, con paciencia de santo y locura de poeta, hasta que entendió que no se puede enseñar a sentir a quien aprendió a no hacerlo.
Y cuando se fue, él no lloró, solo encendió un cigarro y escribió su nombre en el aire,
como si el humo fuera redención.
Y aunque nunca lo admitió, cuando la soledad le habló de ella, le respondió bajito, con voz de resaca y corazón cansado:
“Tal vez sí la quise, tal vez si la llegué a amar, pero la culpa la tuvo mi miopía emocional.”
-Jorchredline
Jorchredline destacados