25/11/2025
Tras las cenizas de la COP30: balance, tensiones y lo que sigue en la lucha climática
Con información de AP (The Associated Press)
La edición número 30 de las conferencias climáticas de Naciones Unidas (COP30), celebrada en Belém, Brasil, cerró con un sabor amargo. A pesar de las expectativas de que esta sería la cumbre capaz de marcar un antes y un después en la lucha contra el calentamiento global, los resultados quedaron lejos de las aspiraciones de algunos países y organizaciones ambientales.
Durante dos semanas, negociadores, científicos, activistas y líderes políticos participaron en plenarias, paneles técnicos, conferencias de prensa y múltiples eventos sobre economía circular y desarrollo sostenible. Entre discusiones cargadas de tecnicismos —desde la revisión del “balance global” hasta la actualización de las contribuciones nacionales determinadas (NDC)— el encuentro avanzó lentamente hacia el tema más espinoso: la eliminación progresiva de los combustibles fósiles.
Una esperanza que se desinfló
Según reportó AP, un grupo de países logró que el asunto del phaseout —eliminación programada del carbón, el petróleo y el gas— entrara finalmente en la agenda oficial. Era un paso significativo: por primera vez, los gobiernos debatían frontalmente la reducción de las fuentes de energía que más contribuyen al calentamiento global provocado por actividades humanas.
Sin embargo, las expectativas chocaron con la realidad. Naciones con economías fuertemente dependientes de los combustibles fósiles se opusieron firmemente, bloqueando cualquier avance concreto. El resultado: ninguna hoja de ruta clara para abandonar gradualmente estas fuentes de energía.
Brasil, anfitrión de la cumbre, prometió convocar una nueva reunión en primavera para retomar el debate. Pero la falta de consensos dejó la sensación de haber perdido otra oportunidad crítica.
Un compromiso financiero que avanza… a medias
Pese al clima general de frustración, la COP30 sí logró un acuerdo: los países más ricos aumentarán la financiación climática destinada a las naciones más vulnerables a los efectos del cambio climático. Aunque este tipo de promesas llegan con frecuencia acompañadas de retrasos, reinterpretaciones o montos inferiores a los anunciados, es un avance que organizaciones internacionales consideran relevante.
¿Una COP fallida?
El balance general, reporta AP, fue de desilusión. Y sin embargo, el encuentro sigue siendo crucial. Para los especialistas en política internacional, las negociaciones globales son inherentemente imperfectas, pero siguen siendo el único mecanismo con alcance y legitimidad suficientes para coordinar la respuesta ante una crisis planetaria como el cambio climático.
Como recordó una editora de AP, “las relaciones internacionales nunca son perfectas. Pero son lo que tenemos para enfrentar problemas gigantescos”.
Lo que viene
Tras el cierre de la COP30, el foco ahora se desplaza hacia:
La revisión de las metas climáticas nacionales, que deben ser actualizadas antes de la próxima cumbre.
La credibilidad de los compromisos financieros, un tema que podría tensar aún más las relaciones entre países desarrollados y en desarrollo.
La reunión adicional convocada por Brasil, que deberá demostrar si existe voluntad real de reabrir el debate sobre la transición energética.
Mientras tanto, comunidades vulnerables, ciudades expuestas a desastres y organizaciones sociales siguen a la espera de decisiones que se traduzcan en acciones concretas.
En MR creemos que cada cumbre, incluso las que dejan más dudas que certezas, nos recuerda algo esencial: el clima no negocia, y la ventana para actuar no se abre por voluntad diplomática sino por decisiones reales. La pregunta que queda tras la COP30 no es qué faltó en las mesas de negociación, sino qué estamos dispuestos a exigir —como ciudadanía, como empresas, como gobiernos— para que la próxima vez no estemos “rastreando cenizas”, sino construyendo avances tangibles. El desafío sigue en pie, y también la responsabilidad compartida.