11/11/2025
Alta tasa de suicidios…
YUCATÁN, QUINTANA ROO Y CAMPECHE ENCABEZAN LAS MAYORES TASAS DE SUICIDIO
* Un recordatorio de que, aun entre risas, música y carnaval, la salud mental también necesita un asiento en la mesa y un poco del cariño que tanto presume la península.
Por Sergio Masté
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MÉRIDA, Yucatán. — El paraíso del sureste, donde el sol brilla y la cochinita alegra las mesas, es también escenario de una realidad menos colorida: Yucatán y Quintana Roo se encuentran entre los tres estados del país con mayores tasas de suicidio, según el más reciente reporte del INEGI.
Yucatán encabeza el listado con 14 suicidios por cada 100 mil habitantes, seguido muy de cerca por Chihuahua (13.9) y Quintana Roo (11.9). Campeche, discreto pero presente, ocupa el puesto 12 con una tasa de 8.3. Todas las cifras, por desgracia, rebasan la media nacional de siete.
Aunque el mar yucateco parezca una postal de tranquilidad, los números delatan un malestar profundo. Mientras unos disfrutan el panucho del domingo, otros enfrentan silencios más pesados que el calor del mediodía.
Y si la muerte decide cambiar de guion, las enfermedades del corazón lideran la función: en Yucatán cobraron 3 mil 958 vidas el año pasado, seguidas por la diabetes, los tumores malignos y los padecimientos del hígado. En Quintana Roo, el corazón también fue el villano principal con 2 mil 700 casos, acompañado de tumores, diabetes e influenza. En Campeche, el libreto es similar, aunque los accidentes también se colaron entre los protagonistas.
Curiosamente, mientras la Ciudad de México registró la tasa bruta de mortalidad más alta del país —863 por cada 100 mil habitantes—, Quintana Roo ostenta la más baja, con 490, como si el Caribe supiera compensar los males con brisa marina.
Sin embargo, detrás del sol, las playas y el guacamole, el sur del país parece cargar con un peso invisible. Un recordatorio de que, aun entre risas, música y carnaval, la salud mental también necesita un asiento en la mesa y un poco del cariño que tanto presume la península.
Porque sí: entre tanta alegría y mar turquesa, también hay corazones que, aunque laten fuerte, piden auxilio en silencio.