01/07/2025
El castillo que sella una grieta al in****no
A unos 60 kilómetros al norte de Praga, oculto entre los densos bosques de Bohemia, se alza una fortaleza tan enigmática como fascinante: el Castillo de Houska. Desde fuera parece un castillo medieval más, con sus muros de piedra, su aire antiguo y su silencio espeso. Pero su historia y leyenda lo separan de cualquier otra construcción europea.
Fue construido en el siglo XIII, entre los años 1253 y 1280, por orden del rey Otakar II de Bohemia. Curiosamente, no se edificó sobre una ruta comercial ni defendía ninguna frontera. No tenía foso, ni torres de vigilancia, ni siquiera acceso directo a agua. Pero lo más llamativo es que sus defensas estaban orientadas... hacia adentro. Como si el peligro no estuviera fuera de sus muros, sino dentro de ellos.
Según cuenta la leyenda, el castillo fue levantado sobre una grieta natural en la roca caliza. Un agujero tan profundo y oscuro que, decían los aldeanos, no tenía fondo. De él surgían ruidos espantosos, figuras deformes y criaturas mitad humanas, mitad bestias. Lo llamaban la puerta al in****no.
La historia más estremecedora habla de un experimento macabro: para saber qué había en el fondo, ofrecieron el perdón a prisioneros condenados si se atrevían a bajar por la grieta con una cuerda. El primero en hacerlo no duró mucho. Al subir, gritaba fuera de sí, con el cabello vuelto completamente blanco y el rostro marcado por el terror. Murió poco después, sin poder explicar qué había visto.
Para sellar aquella abertura, se construyó una capilla gótica justo encima. Fue consagrada al Arcángel Miguel, el guerrero celestial por excelencia, y en sus paredes aún se conservan frescos muy extraños: un centauro zurdo que apunta con una flecha, figuras demoníacas, y una constante humedad que nunca se seca, como si la roca exudara algo desde las profundidades.
Pero las sombras del castillo no terminan ahí. En el siglo XVII, durante la Guerra de los Treinta Años, fue ocupado por mercenarios suecos. Su comandante, llamado Oronto, era conocido por practicar rituales oscuros en una sala hoy llamada “el salón de los cazadores”. Fue asesinado por dos lugareños, que lo consideraban poseído por fuerzas malignas.
Hoy, el Castillo de Houska está abierto al público. Se pueden recorrer sus salas, sus pasillos góticos y, por supuesto, la famosa capilla sobre el abismo. Visitantes de todo el mundo afirman sentir cosas extrañas allí: cambios de temperatura bruscos, susurros en la oscuridad, o una presencia invisible que parece observar desde las sombras.
Ya sea por su leyenda tenebrosa, su arquitectura inquietante o la energía que emana de sus muros, Houska es mucho más que un castillo medieval: es una puerta sellada al misterio, una advertencia de que hay lugares donde la historia y el mito se entrelazan... y no siempre para contarnos la verdad.