04/11/2025
Nacido en 1945 en Irán, Mehran Karimi Nasseri vivió una de las historias más insólitas del siglo XX.
Expulsado de su país por motivos políticos, consiguió el estatus de refugiado… pero una cadena de pérdidas, malentendidos y burocracia interminable transformó su vida para siempre.
En 1988, llegó al aeropuerto Charles de Gaulle de París sin documentos válidos. Ningún país podía recibirlo, y Francia no podía dejarlo entrar. Así que decidió quedarse — en la zona de tránsito del Terminal 1.
Los días se convirtieron en años.
El personal del aeropuerto comenzó a encariñarse con aquel hombre silencioso, siempre sentado en su banco rojo, rodeado de libros y maletas. Leía, escribía, pensaba. Incluso redactó un manuscrito titulado The Terminal Man, donde relataba su existencia suspendida entre dos mundos: el de los viajeros apresurados y el del silencio de los pasillos vacíos.
Su historia llegó hasta Steven Spielberg, quien la llevó al cine en La Terminal (2004), con Tom Hanks como protagonista.
Después de dieciocho años viviendo en aquel universo cerrado, Nasseri abandonó el aeropuerto en 2006 por razones de salud. Pero el lugar nunca lo abandonó a él.
En 2022, regresó, atraído por el único sitio que alguna vez sintió como su verdadero “hogar”.
Allí, en ese mismo terminal donde había pasado gran parte de su vida, falleció tranquilamente, víctima de un paro cardíaco.
Así se cerró la historia de un hombre que se convirtió en símbolo del exilio, la espera y el tiempo detenido entre dos fronteras.