08/08/2025
La inteligencia artificial ya está en tu vida… y puede ayudarte más de lo que imaginas
Por Juan Antonio López – Instituto de Innovación y Certificación Digital (IICED)
Hace apenas unos años, pensar en inteligencia artificial (IA) era imaginar robots futuristas, máquinas que hablaban o películas de ciencia ficción. Pero hoy, sin que muchos se den cuenta, la IA ya está presente en la cotidianidad de nuestras vidas. Y no sólo eso: puede ser una herramienta poderosa para transformar nuestra manera de trabajar, aprender y vivir.
No necesitas ser experto. Ni ingeniero. Sólo necesitas tener una necesidad… y el deseo de hacer las cosas mejor.
Sin que nos demos cuenta, la inteligencia artificial ya vive entre nosotros en los gestos más simples: cuando tomas una foto y tu celular la ordena por rostros, o cuando escribes un mensaje y el teclado adivina tus palabras antes de terminarlas. Incluso cuando llegas cansado a casa y tu serie favorita aparece sola en la pantalla sin que la busques, como si te estuviera esperando.
También está en ese asistente de voz que responde a tus preguntas, en las rutas que te sugiere Google Maps para evitar el tráfico, o en el filtro que te acomoda el cabello en una videollamada sin que tengas que peinarte. La IA ya forma parte de la rutina, silenciosa y efectiva. Lo curioso es que muchas personas la usan sin saberlo, mientras que otras —cada vez más— la están usando con intención. Y ahí está la diferencia.
Porque la IA no es sólo para programadores o grandes empresas. También es para quien necesita poner orden en su día, para quien quiere escribir mejor, tomar decisiones con más claridad, aprender algo nuevo o simplemente aprovechar mejor el tiempo. Hoy, por ejemplo, puedes pedirle a una inteligencia artificial que te ayude a organizar tu jornada, a redactar un texto importante, a comparar productos antes de comprarlos o a explicarte temas complejos como si fueras principiante.
Más aún, en el mundo del trabajo, la inteligencia artificial no viene a reemplazarnos, sino a ayudarnos a trabajar mejor.
Emprendedores, oficinistas, docentes, estudiantes, artistas… todos están encontrando formas de ahorrar tiempo, ser más productivos y elevar la calidad de lo que hacen gracias a estas herramientas. Lo que antes tomaba hora o días, ahora puede resolverse en minutos.
Y la gran ventaja es que ya no hace falta ser experto en tecnología para acceder a todo esto. Sólo se necesita curiosidad, apertura al cambio y ganas de aprender. En ese camino, quienes se acercan a la inteligencia artificial con propósito y preparación, no sólo avanzan más rápido… también se vuelven más valiosos profesionalmente.
El caso de Guillermo
Guillermo Pérez tenía un día como cualquier otro. Acababa de llegar del trabajo, cansado, con la cabeza llena de pendientes y el alma un poco desgastada. En la cocina, su esposa Karla preparaba la cena mientras sus tres hijos hacían ruido en la sala. Guillermo se dejó caer en el sillón con el celular en la mano, aunque sin muchas ganas de ver nada. Pero algo lo sacó del letargo: su hija menor, Sofi, de apenas 10 años, le enseñaba a su hermano un cartel que había hecho para la escuela.
Era colorido, tenía dibujos, texto perfectamente redactado, incluso una tabla con datos y conclusiones. “¿Tú hiciste eso?”, le preguntó Guillermo, sorprendido. “Sí, bueno… me ayudó una inteligencia artificial”, respondió ella, como si nada. “Se llama Copilot. Le dije lo que quería y me ayudó a escribir y diseñar todo”.
Guillermo se quedó en silencio. En su trabajo, pasaba horas frente a la computadora tratando de redactar oficios, informes, hasta simples correos. Ver cómo su hija resolvía algo tan complejo con una herramienta nueva le generó algo entre asombro, duda… y una chispa de esperanza.
Esa noche, cuando todos dormían, Guillermo buscó en su celular: “inteligencia artificial para el trabajo”. Así llegó a un asistente conversacional. Le escribió tímidamente: “¿Me puedes ayudar a redactar una carta para pedir aumento de sueldo?” En segundos, tenía un texto claro, profesional y respetuoso. Era como si alguien supiera exactamente cómo quería decirlo, pero mejor.
Y eso sólo fue sólo el principio
Después le preguntó cómo podía demostrar mejor su trabajo. El asistente le sugirió armar una presentación y le ayudó a estructurarla. Le enseñó qué herramientas podía usar. Con ayuda de Canva con IA, preparó en minutos una presentación sencilla de lo que había logrado en los últimos años en su puesto. Algo que normalmente le llevaría horas o ni siquiera sabría cómo empezar.
Luego le preguntó a una IA: “¿Qué negocio puedo hacer desde casa con poco dinero y que no me quite tiempo con mi familia?”. En minutos tenía un listado de ideas adaptadas a su contexto: servicios por internet, tutorías virtuales, creación de contenido, venta de productos digitales…
También le recomendó mejorar algunas habilidades y hasta le habló de un sistema que él no conocía: la Red CONOCER.
Empezó a leer. Descubrió que existían certificaciones oficiales, avaladas por la SEP, que validaban lo que uno sabía hacer. No títulos universitarios, sino competencias reales. Encontró estándares como “Trabajo colaborativo en línea”, “Ofimática”, “Diseño e impartición de cursos” y uno que le encantó: “Aplicación de herramientas de inteligencia artificial en entornos laborales”.
Guillermo sintió algo que no recordaba desde hace tiempo: ilusión. Por primera vez, veía una ruta para crecer, para mejorar, para aspirar a un mejor salario o incluso emprender… sin dejar a su familia de lado, sin endeudarse, sin perder años en un aula.
Todo desde casa. Todo a su ritmo. Y con documentos oficiales que podía presentar en su trabajo o en cualquier institución.
Al día siguiente, en el desayuno, le contó a Karla. Le habló con emoción, como quien encuentra una puerta que siempre estuvo ahí, pero no la había visto.
Guillermo no es el único. Somos muchos los que vivimos atrapados entre lo que queremos lograr y lo que creemos que podemos lograr. Pero hay momentos —pequeños, reveladores— que cambian el rumbo. A veces, basta con mirar lo que hace tu hija para recordar que el futuro no es para quien sabe más, sino para quien se atreve a aprender.
En el Instituto de Innovación y Certificación Digital (IICED), estamos preparando algo grande. Cursos diseñados para personas reales, con vida real. Certificaciones con valor oficial. Herramientas que de verdad hacen diferencia. Educación para crecer sin abandonar tu vida.
Y tú… ¿ya estás listo para descubrir lo que puedes lograr con la herramienta adecuada?
Muy pronto, te lo vamos a mostrar
https://www.facebook.com/instituto.iiced Tel: 33 2963 4460