16/10/2023
TEN CUIDADO CON QUIEN TE METES.
Hace muchos años, en un poblado de Veracruz; llegaron a vivir tres hermanas y aunque eran de edad muy avanzada, extrañamente dos de las mujeres se conservaban con una apariencia jovial, la otra se veía más madura y con un ojo diferente, como con niebla. Todo el tiempo vestían de negro y siempre andaban muy maquilladas y pintadas de la boca con colores muy chillantes, contrastando con sus dentaduras de dientes quebrados y amarillentos, se dedicaban a vender ropa y calzado en los tianguis. Eran de hábitos discretos y muy calladas, se les podía ver caminando por las noches y dirigirse a algún cerro cubierto de árboles y de matorrales de las cercanías, otras veces comprando yerbas y extraños objetos, más nunca cerca de alguna iglesia.
Una tarde al vender un vestido a una mujer que tenía fama de ser muy agresiva y problemática, se suscitó un incidente, pues la mujer reclamaba la devolución de su dinero, argumentando qué el vestido estaba manchado cuando en realidad, a la mujer se le había manchado por accidente cuando se le cayó en un charco de lodo.
Cuando los alegatos subieron de tono, la mujer las ofendió diciéndoles muchas maldiciones y amenazándolas incluso, asestó una cachetada a la mayor de ellas. Todo parecía que iba a terminar en un zafarrancho entre mujeres pero la mayor de las hermanas, intervino calmando a sus hermanas y diciéndole a la mujer:
-No queremos problemas con usted ni con nadie, no le devolveré el dinero pero a cambio le daré un vestido más elegante ¿Quiere verlo?
La hermana mayor sacó de entre su mercancía un viejo veliz, lo abrió y le mostró tres vestidos de mucha mejor calidad a la prenda que le habían vendido. La mujer de manera arrogante, tomó uno floreado, el más bonito y se fue alardeando y diciendo una frase en voz baja...
¿No qué no cabronas?
Pasaron los días y la mujer problemática comenzó a enfermarse perdiendo mucho peso, sus uñas empezaron a caerse una a una, igual que sus dientes. Por las noches, despertaba gritando y golpeándose sola contra las paredes, dejándolas algunas veces manchadas y escurriendo de sangre. Sus familiares muy preocupados, la llevaron a la capital a hacerle estudios médicos, pero siempre salía todo en orden, descartando enfermedades. La salud de ella comenzó a agravarse, en varias ocasiones por las noches, salía y se revolcaba con los puercos que tenían en los chiqueros hasta que una mañana, amaneció revolcada en el lodo y sin vida, con una horrible mueca de terror dibujada en su rostro.
Pasaron los años y las tres mujeres se mudaron a otro pueblo dejando abandonada la casa que habitaban.
Una mañana, unos jóvenes del pueblo, entraron a husmear en la vieja vivienda de las tres hermanas, encontraron varios objetos raros, extraños y entre esos objetos, sobresalía una muñeca hecha con la misma tela del vestido floreado que una tarde, le entregaron a la mujer que las ofendió. Los jóvenes llenos de curiosidad, la desenvolvieron de una patada y al caer la tela al piso, se pudieron ver unas palabras, leyeron con mucho miedo una frase escrita con letras hechas con sangre que decía:
¿No qué no cabrona?
CRÉDITOS A QUIEN CORRESPONDA.