25/07/2025
🔥 El Tlacolol | Algo hobbesiano alrededor de Otis
🪶 Por Verónica Zárate
Quise escribir este texto antes de que la memoria degrade más las sensaciones, las emociones y las imágenes que el huracán Otis creó en mi percepción; tal vez después vaya romantizando el olor a muerte sostenido en el ambiente por semanas, esa peste a algo, a alguien descomponiéndose, a los seguros gusanos emergiendo del bufete servido con los restos orgánicos acumulados por la falta institucional, “falta” que es medular aquí, los camiones recolectores de basura más ausentes que de costumbre devenidos de cualquier argumento que los gobiernos del año 2023 pudieran argüir.
La meta no es calificar las acciones del Estado, en cualquiera de sus dimensiones (municipal, estatal, federal) en torno al huracán más poderoso que se haya registrado en el Pacífico y que como escenario mitificador tuviera a un puerto colapsado en los últimos años por variables conocidas como el narcotráfico y la inseguridad, tampoco reluciremos la catástrofe de que haya quienes adjetiven a Acapulco como “decadente”, porque la verdadera epifanía estará en plasmar un pasaje del pensamiento que surgió viendo volar a las moscas en aquellos días posteriores a Otis, la evidente gloria con la que lo hacían, ejemplares particulares de ellas, tornasoladas, negras o verdosas, más brillantes que las que hay en los panteones públicos o en el Mercado Central junto y por encima de las carnes, algunas parecían llevar dietas proteicas, fornidas, seguras, era el clímax de la belleza de una mosca, supongo. Hubo ráfagas de ellas, al mismo tiempo que el abasto de insecticidas y cloro era demasiado pedir, como casi un milagro era el abasto de cualquier producto. Las moscas estaban viviendo su utopía, ellas y los mosquitos, nos cubrían, nos rodeaban, entraban a lo que quedaba de nuestras casas sin nada que los pudiera repeler, sólo nuestras insuficientes manos que, en algún punto, agotadas, dejaban de agitarse para rendirse ante el sueño.
Qué tipo de Estado “efímero” se instauró de facto en Acapulco las horas posteriores a Otis, qué podemos decir del acceso a la justicia, de la capacidad de respuesta de las instituciones, del the rule of law en general ¿Por qué las moscas nos tenían sitiados? Si ellas no son más que débiles bichos, por qué todo el logro social, político, el avance científico generacional se sonrojó de impotencia contemplando nuestros cuerpos carentes de avances.
Volvimos, retrocedimos indefensos ante el hambre, la sed, el calor o el frío, ante los insectos.
En casa no hubo energía eléctrica por un mes, no internet, no pantallas, el fuego de unas velas y veladoras que iban saliendo quién sabe de dónde y, la luna llena más aliada que hubiera podido brillar sobre el desastre nos iluminaron.
“Imagina que eres un niño de las cavernas, que estamos en una cueva y que recién hemos descubierto el fuego” era la narrativa ante mi hijo.
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