08/04/2024
De acuerdo al humanismo mexicano, los seres humanos no nacen malos; son las circunstancias las que llevan a algunos individuos a adoptar conductas antisociales. Por lo tanto, si se modifican esas circunstancias, es posible vivir en una sociedad mejor. No es suficiente recurrir al uso de la fuerza, las cárceles o leyes más severas. La paz surgirá de la justicia; no se puede combatir el mal con más mal, ni enfrentarlo sin hacer el bien. Tampoco se puede apagar el fuego con más fuego. Debemos ser conscientes de que las inconformidades pueden ser estimuladas por agentes externos que buscan beneficiarse de estos conflictos. Es importante reflexionar sobre este tema desde una perspectiva ciudadana.
Desde la perspectiva ciudadana, este planteamiento resalta la importancia de abordar las raíces de las conductas antisociales y los conflictos sociales. Si entendemos que las circunstancias tienen un impacto crucial en las decisiones y comportamientos de las personas, podemos trabajar hacia cambios estructurales que promuevan condiciones de vida más justas y equitativas para todos los miembros de la sociedad.
El enfoque humanista destaca que la resolución de conflictos no debe limitarse al castigo o la represión, sino que debe orientarse hacia soluciones que aborden las causas subyacentes de los problemas. Esto implica invertir en educación, oportunidades laborales, acceso a servicios de salud y justicia, y promover valores de empatía y solidaridad.
Además, al reconocer la influencia de agentes externos en el fomento de conflictos, se subraya la necesidad de fortalecer la cohesión social y la participación ciudadana para contrarrestar la manipulación y la división. La construcción de una sociedad más pacífica y justa requiere el compromiso de todos los sectores de la sociedad en la búsqueda de soluciones basadas en el respeto mutuo, la dignidad humana y la búsqueda de un bien común compartido.