08/10/2025
Un tema del que siempre quise hablar y que aunque se traga estoicamente, ese es el amargo sabor de la traición.
Decía mi madre, "hijo, te traicionan una y otra vez y tú sigues dándole la confianza a todo mundo" y así seguiré, le contestaba, fallarán algunos pero algunos realmente necesitan de nosotros y nadie nos debe cambiar.
Dicen que la traición comienza donde la confianza es más profunda. En las relaciones personales, es el descubrimiento de que la mano que sostienes ha estado afilando un cuchillo a tu espalda. Puede ser la pareja que rompe un voto sagrado, el mejor amigo que revela un secreto íntimo, o el familiar que miente para obtener una ganancia mezquina. Esta traición desgarra no solo la relación, sino la propia fe en la capacidad de juzgar a las personas, dejando una cicatriz de duda en futuros lazos, pero debemos resistir.
En el ámbito profesional, la traición toma la forma de la puñalada corporativa: el colega que se atribuye tu trabajo, el jefe que te subestima para proteger su propia posición, o el socio que rompe un acuerdo fundamental, uno puede traicionarse a sí mismo: cediendo a un miedo que paraliza un sueño, rompiendo una promesa personal de cambio, o comprometiendo los valores fundamentales por comodidad o conveniencia. Esta es quizás la traición más silenciosa, pero la más corrosiva, pues socava la propia identidad y el respeto por uno mismo.
Aunque el dolor de la traición es universal, su impacto, las formas que adopta, y las consecuencias sociales a menudo tienen una resonancia distinta cuando la víctima es una mujer. No es necesariamente "mayor," sino diferente y a menudo más complejo debido a las expectativas sociales y fundamentalmente por la relevancia que tiene la influencia del feminismo en nuestros tiempos, una mujer Presidenta, gobernadora presidenta, paridad legislativa etcétera.
Cuando una mujer es traicionada por su pareja, con frecuencia se enfrenta a un doble juicio. No solo debe lidiar con el dolor de la infidelidad o el abandono, sino que la sociedad a veces le exige que justifique cómo "permitió" o "provocó" la traición. La víctima es evaluada, y su dolor puede ser minimizado con comentarios como: "¿Qué hiciste mal?" o "Deberías haberlo visto venir." Esto impone una carga de vergüenza y auto-culpa injustificada.
La Difamación como arma en el entorno social, político y profesional, la traición contra una mujer a menudo se acompaña de una campaña de difamación de carácter. Se la tacha de "emocional," "histérica," o "demasiado sensible" para desacreditar su versión de los hechos. La traición se convierte en un ataque a su credibilidad, un arma fácil de usar en un mundo donde la autoridad emocional de las mujeres todavía se cuestiona, máxime si la mujer busca llegar a un espacio político, le rascan a su vida íntima, social y su pasado político, haciendo a un lado sus capacidades y trayectoria política, sus alcances académicos y logros a favor de la gente.
La Traición de la sororidad (o su ausencia), para una mujer, la traición perpetrada por otra mujer puede ser especialmente devastadora, pues rompe el ideal de la sororidad y la alianza que se espera entre ellas. Cuando la traición viene de una amiga o colega, duele no solo por el acto, sino por la sensación de que la solidaridad femenina es un mito frágil.
Si la traición ocurre en el matrimonio, la mujer puede enfrentar una mayor vulnerabilidad económica, especialmente si su carrera se pausó para cuidar de la familia.
En esencia, la traición es la misma ruptura del pacto humano, la misma herida del alma. Pero si eres mujer, a esa herida se le puede sumar el peso de las expectativas, la incredulidad y el juicio social. La mujer traicionada no solo cura una herida, sino que también lucha contra una narrativa que a menudo quiere culparla por el cuchillo que otra persona usó.
Lo crucial es que, para ambos, hombre o mujer, la superación reside en el mismo lugar: reconocer el dolor, no permitir que el veneno del traidor defina el propio valor, y reconstruir, ladrillo a ladrillo, la confianza, para seguir confiando en todos, sí, en todos.
Este cafecito de hoy si tiene dedicatoria, porque vi en mi messenger un mensaje de una amiga en contra de otra amiga, tratando de denostar sin pruebas o por influencias de grupo político para buscar truncar una carrera, obvio cuando el camino de mi amiga se sustenta en la congruencia, no habrá nada que la derrote, pero, cuando quien ataca también es mujer, es muy doloroso.
Les deseo un feliz miércoles de cafecito.