22/09/2025
«Dale a un hombre el poder de alimentarte y también le das el poder de dejarte sin comer. Como abogada de familia vi de primera mano lo que pasa cuando una mujer entrega su independencia económica en nombre del amor, de la tradición, de la comodidad. Al principio no parece tóxico, de hecho, suele presentarse como cuidado: “no necesitas trabajar, yo me ocupo”. Pero en algún momento el poder cambia de manos y el mismo hombre que antes insistía en proveer empieza a usar esa provisión como un arma. Él decide qué es lujo y qué es necesidad; él fija el presupuesto, él controla la cuenta, y lentamente lo que empezó con amor se convierte en control disfrazado.
Pides algo razonable —ayuda, espacio, dignidad— y te recuerdan quién paga las cuentas. Alzas la voz y te acusan de ser desagradecida. Quieres irte y te dice que no puedes sobrevivir sin él. Eso no es protección, eso es posesión.
Demasiadas mujeres llegan a mi estudio avergonzadas, no solo porque su matrimonio termina, sino porque se dan cuenta de que entregaron sus opciones hace años: sin crédito propio, sin bienes a su nombre, sin red de seguridad más allá del mismo hombre que se las quitó. Y, aun así, la sociedad sigue aplaudiendo este arreglo. Le dicen “tradicional”, dicen “él es el proveedor”. Pero pregúntate esto: ¿provee o controla el acceso? ¿Lidera el hogar o lo mantiene como rehén?
No es frío tener tu propia cuenta, construir tu propio crédito o mantener tu carrera. No es desconfianza, es respeto propio. El amor basado en la dependencia no es seguridad, es estrategia. Y si realmente te ama, debería querer verte fuerte, no atrapada.
Así que lo repito, no como advertencia, sino como principio: NUNCA LE DES A ALGUIEN EL PODER DE DEJARTE SIN COMER Y LO LLAMES AMOR.»
Transcripción del vídeo de: en tiktok.