25/06/2025
Policía con 30 años de servicio levanta la voz: “¡También merecemos vivir, no solo servir!”
Soy elemento de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Quintana Roo. Tengo 51 años de edad y he servido durante 30 años patrullando calles, aguantando sol, lluvia, desvelos, amenazas, enfermedades… y sobre todo, sacrificando a mi familia.
¿Y saben qué? Aquí sigo.
No estoy pidiendo una medalla ni un homenaje. Solo exijo algo tan básico como un retiro digno.
Con tristeza y coraje, veo cómo compañeros como Rafael Gamboa, después de entregar toda su vida a esta corporación, mueren sin haber descansado ni un solo día como lo merecían. Fallecen enfermos, cansados, olvidados por las leyes y por quienes deberían velar por nosotros.
¿Eso es lo que nos espera a todos?
¿Morir con el uniforme puesto, no por honor, sino porque la ley nos condenó a no retirarnos jamás?
A mis 51 años, ya debería estar viendo crecer a mis hijos, cuidando de mi salud, disfrutando lo poco que logré construir… pero no puedo.
¿Por qué? Porque alguien decidió que 30 años de servicio no son suficientes.
Estoy inconforme. Estoy cansado. Estoy indignado.
Y no hablo solo por mí, sino por miles de policías que enfrentan la misma injusticia.
Al gobierno no le basta con comprar patrullas o armamento si no se apoya lo más valioso: la vida humana.
Exijo que se revisen estas leyes injustas que nos mantienen en servicio hasta que el cuerpo aguante… o hasta que ya no respire.
No quiero ser el próximo Rafael Gamboa.
No quiero que mi nombre sea el siguiente en una esquela que diga:
“Murió en activo, sin haber tenido la oportunidad de descansar.”
Que se escuche fuerte y claro:
Los policías también merecemos vivir, no solo servir.