04/09/2025
Rebecca (1940), dirigida por Alfred Hitchcock
Un romance gótico teñido de suspense psicológico, Rebecca marca el debut de Alfred Hitchcock en Hollywood y permanece como una de sus películas más inquietantes.
Basada en la novela de Daphne du Maurier, la historia sigue a una joven insegura (Joan Fontaine) que se casa con el aristócrata viudo Maxim de Winter (Laurence Olivier) y se traslada a su imponente mansión, Manderley. Allí, descubre que la presencia de la difunta Rebecca sigue dominando el lugar, mantenida viva por la devoción obsesiva de la siniestra ama de llaves, la señora Danvers (Judith Anderson). A medida que emergen los secretos del pasado, la vulnerabilidad de la nueva esposa se transforma en paranoia, hasta que la verdad sobre la muerte de Rebecca sale a la luz.
Hitchcock construye la tensión con precisión quirúrgica. Manderley no es solo un escenario, sino un personaje más: majestuoso, bello y al mismo tiempo sofocante, cargado de fantasmas invisibles. La inquietud no proviene de lo sobrenatural, sino del peso del recuerdo, la manipulación y la obsesión.
Joan Fontaine encarna con maestría la fragilidad de su personaje, logrando que el espectador comparta su angustia e inseguridad. Olivier aporta un carisma melancólico que esconde culpa, mientras que Judith Anderson ofrece una interpretación escalofriante como la señora Danvers: fría, devota hasta lo patológico y absolutamente inolvidable.
Ganadora del Óscar a la Mejor Película, Rebecca es una obra maestra que combina romance, misterio y drama psicológico. Habla de cómo el amor puede contaminarse por secretos, de cómo la identidad puede quedar aplastada por comparaciones imposibles, y de cómo el pasado nunca deja de acechar. Un clásico eterno, que todavía resuena con la primera y célebre línea de la novela: “Anoche soñé que volvía a Manderley…”