
26/05/2025
Sentirte sola criando hijos… aunque no estés realmente sola.
Es una soledad extraña.
Compartes una casa, una vida, hijos… pero, de alguna manera, sientes que todo recae en ti.
Eres la predeterminada.
La que se sabe el horario escolar, el número del pediatra, la que distingue cuál vaso usarán sin hacer un berrinche.
Eres la que se despierta primero, la que se duerme al final, y la que sostiene todo lo que pasa en medio.
Y tal vez tu pareja no está ausente.
Tal vez trabaja duro, ama a los hijos, y “está” a su manera…
Pero aun así se siente pesado. Desigual.
Como si tú hicieras el trabajo emocional.
Como si tú fueras la que planea, recuerda, consuela, organiza…
Como si tú fueras la que termina criando a todos.
Y es difícil explicarlo.
Porque no estás sola… pero te sientes así.
Y esa sensación también duele.
No porque esperes perfección.
No porque quieras un premio.
Sino porque eres humana.
Estás cansada.
Y deseas un compañero que realmente te vea.
No solo el caos…
Sino a ti, en medio de todo eso.