06/07/2025
El Clavadista en la Glorieta Redo
Algo de la historia de este sitio
📜De la aristocrática glorieta Redo a la popular “Del clavadista”
Enrique Vega Ayala
Cronista oficial de Mazatlán
En 1910, con motivo de las celebraciones del centenario del inicio de la lucha armada por la independencia de México, en Mazatlán se realizaron una gran cantidad de actividades y se desarrollaron algunas obras de ornato relevantes. Una de las más importantes fue la apertura del Paseo que luego fue denominado Claussen en honor de quien presidía la Junta de Mejoras, un empresario de origen alemán don Jorge Claussen.
Esa obra consistió en el acondicionamiento del difícil camino de acceso para convertirlo en una calle para facilitar el acceso de los mazatlecos a esa zona de las estribaciones del Cerro de la Nevería y para garantizar el tránsito de vehículos propios de esa época. Para volver más atractivo el paseo se efectuaron trabajos para disponer de un par de miradores en sendas rocas elevadas ubicadas junto al mar. Se fabricaron los accesos con terraplenes y aplanados hacia y en la zona que hoy llamamos Glorieta Sánchez Taboada; para el uso de las rocas en cuestión como miradores, se construyeron escalinatas y se colocaron bancas y barandales en sus cimas, preparadas para el efecto.
El costo de las obras específicas de arreglo de los miradores fue financiado por dos familia mazatlecas acaudaladas: los Redo y los Cannobio. Por lo vistoso de la escalinata, la de Redo ha sido siempre la más fotografiada y es una de las imágenes más usadas para simbolizar los atractivos turísticos de nuestro puerto.
Ambas glorietas fueron bautizadas de origen con los nombres de los dos principales héroes de la independencia, según la historia oficial, Hidalgo y Allende. Todavía la denominación de ésta última persiste en la placa conmemorativa, que se conservan junto a la escalera, donde se rememora también la aportación de los Cannobio para su realización. En el caso de la glorieta Redo los ornatos antiguos se perdieron, lo mismo que el barandal de la escalinata. Sin embargo, es probable que por el uso simbólico de esta glorieta se haya conservado, en la tradición oral, la denominación alusiva a la familia del que fuera el último gobernador porfirista de Sinaloa; mientras que, a pesar de la permanencia de la placa respectiva el apelativo de los sufragantes de la otra quedó en el olvido. Por supuesto, los nombres oficiales no pegaron en el inconsciente colectivo como topónimos de semejantes sitios.
Hacia mediados de los cincuenta del siglo XX se efectuaron las obras para remodelar el Paseo Claussen. El crecimiento de la ciudad y la naciente “vocación” turística reclamaban el mejoramiento del área y su uso como malecón espectacular, que adicionalmente sirviera para comunicar la parte vieja de la ciudad con el área de eventual desarrollo turístico ubicada en el rumbo de la playa norte.
Originalmente la ampliación de la avenida costera, por lo menos en su tramo desde el llamado balneario Mazatlán (situado a la altura donde hoy está el parque Martiniano Carvajal) hasta la confluencia con la calle Zaragoza (a la altura del hospital civil, ahora derruido), mientras estuvo en proyecto se conoció por otros nombres; sin embargo, terminó siendo una extensión natural del Paseo Claussen y conservó esa denominación en todo su nuevo recorrido.
La explanada de distribución para las glorietas fue remodelada en esos años y poco después bautizada como Sánchez Taboada para homenajear al General Rodolfo Sánchez Taboada, Secretario de Marina quien murió en funciones; y quién había fungido como primer líder del PRI, luego de que le cambiaron el nombre al PRM.
Igualmente, por esa época fue cuando se perdió definitivamente el barandal de la escalinata de la Redo y con el paso de unos cuantos años, tal pérdida se justificó cuando su uso como “quebradita” (en alusión al uso anterior de La Quebrada en Acapulco para el espectáculo de clavadistas), daba un aire riesgoso, adicional, a la subida ya sin pasamanos.