
07/07/2025
La reunión de las herramientas
«Hay diferentes manifestaciones de poder, pero es un mismo Dios, que, con su poder, lo hace todo en todos». 1 Corintios 12:6
Se cuenta que, en cierta ocasión, las herramientas del maestro carpintero decidieron llevar a cabo una reunión. El Ma****lo era el presidente de la asamblea, pero se le pidió que renunciara y abandonara la reunión porque hacía mucho ruido. Ma****lo respondió diciendo: «Si tengo que irme, Tornillo también debería irse, puesto que para que pueda hacer algo siempre tenemos que darle vueltas y vueltas». Tornillo dijo: Está bien, yo me voy si eso es lo que quieren, pero creo que doña Cepillo también debería irse, ya que ella no aporta nada en profundidad. Todo lo que hace es superficial». Doña Cepillo respondió inmediatamente: «Yo me voy, pero que se vaya también el hermano Regla, porque se la pasa midiendo a los demás como si él fuera el único correcto». El hermano Regla replicó: «Entonces, Papel de Lija también debería irse, ya que ella es muy abrasiva. Siempre anda restregándole a los demás las cosas en la cara».
La reunión se convirtió en una cofradía de quejas hasta que repentinamente apareció el carpintero, se puso su delantal y comenzó a construir una silla. Para eso, utilizó a Ma****lo, a Regla y a Cepillo; también a Tornillo, a Papel de Lija y a las demás herramientas de su taller. Cuando terminó, el Serrucho resumió lo que todos habían aprendido ese día: todas las herramientas fueron necesarias y útiles para construir la silla.
Esta anécdota nos recuerda que todos somos útiles en algún aspecto. Dios te ha diseñado para ejercer una función en el mundo, pero él no pretende que todos hagamos todo.
Para llevar una vida plena no tienes que ser como Fulano o Sutano. Dios te ha dado habilidades concretas, dones espirituales, y espera que los uses en tu desarrollo personal y espiritual. Las diferencias que compartimos con los demás no deberían ser un obstáculo para construir un mundo mejor, sino más bien el escalón que nos permita contribuir según nuestras habilidades, obteniendo así un resultado maravilloso para la gloria de Dios. Por supuesto, la mejor forma de alcanzar tu máximo potencial es colocándote en las manos del Maestro Carpintero: Cristo Jesús.