29/11/2022
Colima entre el fuego: el control del territorio
Escenarios informativos ante la violencia y el temor
Tercera Parte
Por: Guillermo Torres y Kevin Rosas
Percepción colimense ante la inseguridad
Para la ciudadanía, al Gobierno estatal le hace falta hacer o implementar más acciones para la mitigación de los homicidios en el estado y sus zonas aledañas. “Le hace falta mejor equipo, patrullar más seguido por las colonias y que se organicen mejor. Lo que me gusta es que la revisión de rutina, pero no como la sociedad espera; les hace falta más control, que lleguen a tiempo, que tengan más coordinación al momento de cuando empieza una persecución o cuando está el fuego cruzado (...) que actúen de forma más rápido, es decir: que no lleguen tarde o cuando ya terminó, cuando ya simplemente llega a hacer el reporte o el levantamiento”. (Entrevista 1, Bosques del Sur).
Ante la presencia de las fuerzas del orden público en las calles, las personas sienten que la estrategia de la Mesa de Seguridad aún no da resultados del todo.
“Yo pienso que sí, (lo piensa) pero siento que no, esos puntos de inteligencia que han implementado el gobierno no han servido de nada porque siguen ocurriendo los mismos hechos violentos. Entonces siento que no han actuado de manera correcta al momento de seguridad; siento que les hace falta un poco más de congruencia o de visualización para que sea más seguro”. (Entrevista 2, Lindavista).
Muchos argumentan que los retenes implementados en las distintas colonias y zonas de la capital y sus zonas conurbadas no dan resultados ya que algunos se mueven a las cuantas horas de haber estado en el sitio donde quizás ya hubo un homicidio. En otras ocasiones después de irse las fuerzas armadas ocurre una ejecución.
“Desde mi perspectiva, siento que como todo nuestro país lastimosamente hay cierta corrupción, ciertas personas que pueden que estén coludidas. El Gobierno debería (...) quitar a los policías o autoridades coludidos. Si nos ponemos a revisar hay un patrón en cuanto a las colonias. Hay unas colonias donde están establecidas ciertas personas donde pasan estas cosas, ahí se podrían montar operativos fijos revisar a cualquier persona sospechosos y así tratar de prevenir delitos”, explica uno de los vecinos al respecto. (Entrevista 3, Las Palmas).
Otra de las personas que habló sobre el tema consideró implementar la capacitación de policías mediante cursos intensivos de seguridad pública, manejo de personas y derechos humanos para así mantener la tranquilidad entre la gente; test de confianza recomendados por la Secretaría de Marina para las Policías municipales y estatales, entre otras recomendaciones por parte de la Secretaría de Marina además de depurar a los malos elementos policiacos que estén coludidos con el crimen, tal como ha ocurrido en el municipio de Manzanillo (Entrevista 4, Tecomán).
De los operativos, resultados cómo tal, no he visto mucho a lo que me he informado; quizás estoy equivocada, pero no he visto a los policías tan involucrados como tal, solo al momento en el que pasan los sucesos”. (Entrevista 5, Prados del Sur).
La respuesta de las autoridades ante la violencia ha sido escasa y la ciudadanía no percibe todavía los resultados de las estrategias implementadas para afrontar la violencia que se vive en Colima y zonas conurbadas, pese al apoyo federal.
Sobre ello, la gente ha ido construyendo su opinión sobre el tema para afrontar estos hechos recientes en el Estado.
Municipio de Manzanillo
Hay que señalar, que Manzanillo es el único municipio del estado, que ha implementado una estrategia de seguridad diferente, por ejemplo, el sábado 12 de noviembre de este año, se llevó a cabo la ceremonia de graduación de 31 cadetes de la Dirección General de Seguridad Pública, quienes se profesionalizaron con el perfil de Técnico Superior Universitario en Seguridad Pública, estudios avalados por el Instituto Estatal de Estudios Superiores en Seguridad y Profesionalización Policial de Michoacán. La alcaldesa Griselda Martínez Martínez anunció en el marco de graduación, que “Manzanillo ha reducido en más del 50 por ciento los índices de violencia y homicidios a nivel nacional”. El 25 de agosto de 2019, cesan a 25 policías. El 2 de septiembre del mismo año, la alcaldesa porteña anunció que la depuración del cuerpo policiaco continuaría, “podrían ser dados de baja un total de 50 elementos más”, es posible que el testimonio anterior del entrevistado 4 de Tecomán, se dé por estos y otros antecedentes.
Municipio de Colima
La capital del estado como parte de la zona en que se han desarrollado los hechos violentos más importantes en este año, y en donde han ocurridos los mayores índices de homicidios dolosos, también ha sido cuestionada sobre las acciones implementadas para contener a la delincuencia, pese a que se habla mucho sobre la responsabilidad del gobierno estatal respecto a la estrategia en el combate a la inseguridad que sorprendió a los colimenses recientemente.
El municipio está a cargo de Elia Margarita Moreno González, presidenta municipal de Colima capital, ganadora por la coalición “Va por México” de los partidos del PAN, PRI y PRD. La percepción de la gente es que desde su llegada al Ayuntamiento de la capital no se ha definido claramente su participación en el combate a la violencia y que no existe una estrategia municipal para enfrentar a la inseguridad pese a que cuenta con un alto índice de homicidios dolosos en su jurisdicción.
La gente percibe que su equipo de trabajo le hace falta mayor acción ante los sucesos de alto impacto que aquejan a los barrios, familias y colonias de su municipio.
En opinión de varios vecinos, al compartir espacio con el Gobierno estatal, la capital colimense debería estar más respaldada en materia de seguridad por las instituciones gubernamentales de mayor rango. De ahí que también la gente comparta en redes sociales, donde se informa sobre acontecimientos como balaceras u homicidios, imágenes que dejan en claro esta relación.
Esto también es ejemplo de la forma en que el manejo de la información desde la institucionalidad también ha sido motivo de crítica por parte de la sociedad hacia la gubernatura y la presidencia municipal.
Municipio de Villa de Álvarez
Otro ayuntamiento que aparece con altos índices de homicidios dolosos es el de Villa de Álvarez, el cual preside Esther Gutiérrez Andrade (Tey) quien, al igual que su compañera de la alianza “Va por México” PRI, PAN y PRD, no ha logrado posicionar una clara estrategia de combate a la delincuencia.
Sin embargo, la opinión pública en los grupos analizados considera que el trabajo de Esther Gutiérrez es visible y hasta cercano al del Gobierno estatal, aunque se cuestiona el encono y la saña de la delincuencia organizada contra elementos de las corporaciones policiacas villalvarenses puesto que hay más agentes acribillados de ese municipio, a diferencia de otros. Ante tal escenario la alcaldesa promovió la modificación de algunos reglamentos para que la policía portara sus armas de cargo aun cuando no estuvieran en servicio o de guardia. “Eso los deja desprotegidos y a merced de los criminales”, insistió uno de los vecinos.
Los grupos en redes sociales también han notado el desenvolvimiento de la autoridad tanto municipal como estatal. Las observaciones llegan a convertirse en comparaciones, como aquella donde se indica que marinos y policías municipales escoltan el vehículo blindado de la alcaldesa Esther Gutiérrez, tema del que no se han ofrecido más datos, a diferencia de la alcaldesa capitalina pese a que son de la misma procedencia partidista, precisan.
Tras la detención de José Bernarbé “N” alias la La Vaca, quien es el presunto líder de la organización criminal “Los Mezcales, se esperaría que la violencia en la localidad disminuyera, una vez pasados los acontecimientos del 20 de agosto tras la reacción de la quema de autos y casas baleadas. No obstante, después del 20 de agosto a la fecha del 28 de octubre, en la entidad se han presentado 747 as*****tos dolosos y una escalada de hechos violentos que al cierre de este reportaje continúa.
Comunicación Social de Gobierno del Estado
Los colimenses abordados en entrevistas formales e informales, así como consultas en las comunidades de WhatsApp, e interacciones en las redes de Facebook, perciben y externan que “no es suficiente lo que el Gobierno del Estado está haciendo en términos de seguridad para detener la escalada de violencia del homicidio doloso en el estado, sobre todo en los municipios conurbados de Colima y Villa de Álvarez, y en menor medida en Comala, Coquimatlán, Tecomán y Manzanillo”, así como en el resto de los municipios del estado.
Otro sector de la población percibe que “hay voluntad de la gobernadora Indira Vizcaíno Silva por resolver la situación de la inseguridad en la entidad, por ello la coordinación con las fuerzas federales como la Marina, Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, a quienes les reconoce la captura del líder Aldrin Jarquin Jarquin, “El Chaparrito” del (CJNG), así como del líder de Los Mezcales, así como de El Cejón, entre otros personajes que cometieron actos ilícitos del fuero local y federal”.
No obstante, los documentos filtrados y las corrientes de opinión pública indican que un sector de la población colimense “no le reconoce a la administración de la gobernadora la capacidad que debería tener su estructura institucional de seguridad local. Los colimenses no creen en la actual Secretaria General de Gobierno. No creen en su Fiscal”, los perciben “carentes de experiencia y bajo perfil profesional para la encomienda que tienen que desempeñar en su función pública”.
Una de las razones de esta percepción se alimenta de las fallas en las estrategias de gobierno municipal y estatal en materia de comunicación política, misma que no puede competir contra el mar de imágenes y mensajes sobre actos sangrientos y de violencia que se generan cada día en las comunidades de WhatsApp y redes sociales.
Ante el vacío de información, las redes sociales usadas por grupos de vecinos, sociedad civil, medios de comunicación, delincuentes infiltrados y sus grupos criminales han terminado por imponer el estilo y la agenda en esa materia, en tanto las autoridades encargadas de la seguridad municipal Colima-Villa de Álvarez y estatal, ante los resultados en la entidad, se perciben “condicionados, inhabilitados, rebasados”, dejando casi todo el peso de la responsabilidad a las corporaciones de seguridad federal.
Ante la certidumbre y el respaldo que la ciudadanía precisa de cara a los altos índices de violencia, las fallas en las estrategias de comunicación gubernamental colimense tienen como último reducto los boletines de prensa que, anacrónicos, cumplen otra función.
La percepción ciudadana en los grupos establecidos en la virtualidad de WhatsApp y Facebook ha rebasado a la institucionalidad desde lo público y lo privado.
No fue hasta casi a finales del mes de marzo, el día 25, cuando la gobernadora Indira Vizcaíno Silva anunció en su cuenta de Twitter: “Me es grato informarles que, en la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz y la Seguridad, acordamos crear la figura de un vocero que encabece los trabajos de difusión sobre la situación de seguridad y los resultados de los operativos interinstitucionales”, esto como una forma de atender ese vacío informativo.
Así fue como ese mismo día a las cinco de la tarde presentaron en rueda de prensa a Gustavo Adrián Joya Cervera –ahora sustituido por Francisco Javier Almazán Torres- . El hecho no pasó desapercibido en las comunidades de las redes sociales, quienes calificaron de “tardía” esta medida, misma que no logró borrar el escepticismo de la población colimense que continúa informándose por las comunidades de WhatsApp y Facebook, más allá de una “comunicación social-oficial” que no compite con tanto hecho violento y de sangre ocurrido en los barrios y colonias de la zona conurbada Colima-Villa de Álvarez.
La percepción de inseguridad entre la población colimense se agudizó: incluso mucha gente manifestó sentir que la autoridad buscaba deslindarse de lo institucional. Ante ello, los supuestos mensajes de toque de queda reaparecieron y, al sentirse desvalida, la gente prefirió quedarse en casa y no salir a las calles, solo a lo necesario. La inercia en la falta de una comunicación social gubernamental que integrara y unificara dio paso a una narrativa informativa cuyo contenido abordaba lo ilegal y, con ello, al miedo, al vacío y la falta de certezas institucionales.
Esta carencia o ausencia de un discurso gubernamental local que dejara un posicionamiento efectivo de comunicación social –de inclusión- en los meses de enero, febrero y marzo, fue suficiente para que las ejecuciones en los barrios y colonias nutrieran los mensajes y narrativa del miedo en imágenes y videos del crimen, que se traducían y transcribían a las comunidades de WhatsApp. Ganando la narrativa de amenaza y de sangre, creando un poder coercitivo en la población colimense y villalvarense por la casi inexistente o tardía respuesta de una comunicación social –de acompañamiento- que se percibía gracias a la multitud de mensajes opuestos a un posicionamiento oficial.
El fenómeno del homicidio doloso, tal como se presenta actualmente entre las familias en Colima, avasalla por mucho el trabajo y posicionamiento de un mensaje gubernamental: eso responde a la falta de una coordinación constante de la comunicación institucional –asertiva-, que se relacione y vincule con las oficinas que generan la información de las instituciones de Seguridad Pública municipal y estatal, más allá de una participación parcial circunstancial de la población, que requiere de una puntualización oficial y formal de los hechos.
La estrategia de la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz y la Seguridad del Estado de Colima cumple una función semanal: puntualiza datos y hechos de manera parcial o en su caso cierra, da un corte informativo cada 7 días y lleva una estadística de las acciones de la seguridad en el estado.
Lo que falta, más allá de la estrategia semanal, es una comunicación inmediata, que pueda intervenir con datos –que sean válidos – y con ello se ataje la especulación que se genera al día.
De este modo se podrá coartar esa tendencia a las noticias falsas –fake news- y se terminaría con las múltiples versiones de un hecho o eventos que solo alimentan la desinformación y el miedo.
Ante este panorama, las instituciones de gobierno tanto municipales como estatales deben comenzar a remontar la situación tan adversa que se les presenta, comenzando por estructurar su plan de acción basándose en la comunicación institucional operativa –no improvisando, ni parchando los boquetes- en la que las competencias y experiencias de quienes integran esos departamentos atiendan, ordenen y encaucen los esfuerzos hacia la primera de las demandas de la ciudadanía: los vacíos informativos, y poder no nada más transmitir sino brindar seguridad a la ciudadanía respecto a los escenarios de violencia que ocurren repentinamente.
La gente necesita información sobre los eventos de violencia para tomar medidas y protegerse a sí misma, en tanto el Estado se encarga de resolver y enfrentar aquello que genera y causa las balaceras, enfrentamientos y vendettas.
Y como la misma sociedad lo ha venido haciendo, también el gobierno estatal y municipal deberán echar mano de plataformas y tecnologías para informar en cuestión: la radio, la televisión y los boletines de prensa tendrán que adaptarse a esta nueva forma de transmitir información como han hecho las comunidades en redes sociales como WhatsApp y Facebook para poder constituirse nuevamente como garante de seguridad y liderar las corrientes de opinión social, interacción e integración desde lo gubernamental. A la vez lograría posicionarse también frente a medios de comunicación privados que solo reproducen la información y no cuentan con la capacidad de negociación –externo- ni monitoreo –interno- en la comunicación institucional requerida en eventos de esta envergadura.
Para ello también habrá que considerar los cambios en materia de tecnología y estrategias de información, sobre todo aquellos dirigidos a atender y aumenta la capacidad de reacción ante un evento de naturaleza violenta.
Hacerlo así también contribuye a la creación de una cobertura y atención capaces de generar una corriente de opinión favorable a administración pública mediante la que pueda recuperarse la confianza en las autoridades, pues es desde la comunicación política como cualquier estrategia gane credibilidad, es decir: las instituciones que demuestren solvencia en la cobertura de eventos considerados de riesgo para la sociedad y vuelvan útil esta información resultarán más confiables para la sociedad, sobre todo si se usan para ello los canales mediáticos adecuados como comunidades oficiales con información oficial y útil al respecto, incluyendo Tik-Tok, Twitter, WhatsApp, YouTube, Facebook, entre otros.
La sinergia que debería existir entre la sociedad y las autoridades encargadas de proveer seguridad, estabilidad y tranquilidad se basa, en parte, en la capacidad comunicativa y estrategias para mejorar la operatividad y funcionalidad en la difusión de información. Así, la gente contribuiría con la fuente informativa oficial y no tanto con aquellas que se han improvisado desde el anonimato.
Ello redunda en la menor posibilidad de ver vulnerada la credibilidad de la gente en las instituciones y de atajar aquellos errores en el momento, sin que sirvan como distractores o sean aprovechados por delincuentes infiltrados o personas con otro afán, partidista en la mayoría de los casos.
Por ello y mediante el manejo de datos e información sensible de manera oportuna puede garantizarse la tranquilidad -en parte, sí así se le quiere ver- de la sociedad ante hechos de violencia. Es así, mediante personal capacitado y actualizado en medios en las oficinas de comunicación, como el manejo de su información sería más beneficioso para las instituciones y autoridades, incluso incide en la comunicación e implementación de estrategias para combatir la violencia en el estado de Colima.
Esa es la diferencia medular entre las estrategias informativas que la gente ha creado y las que las instituciones gubernamentales deberían tener: el desconocimiento epistemológico del periodismo debido a los nuevos tiempos que se están viviendo en nuestro estado.
Si bien es cierto que la gente ha acudido y usado a las redes sociales como vías y mecanismos de comunicación, también debe reconocerse que no solo hay instituciones que usan formas obsoletas para comunicar o transmitir información. Sus programaciones y formatos parecen desfasados y proyecta poca claridad en la comunicación social, comunicación política y comunicación institucional, todo en una narrativa que no refleja la realidad actual, y más cuando se propone un cambio en la nueva administración pública.
Ello debe incluir el respaldo al discurso gubernamental, la creación de corrientes de opinión social que integran y generen sentimiento de comunidad ante los acontecimientos de adversidad.
Si la intención es recuperar a “nuestra Colima” (como bautizó la administración de Indira Vizcaíno al Estado en un afán de inclusión) es urgente reorientar las acciones en materia informativa y configurar un discurso de integración social y unidad de los colimenses, puesto que esa labor ya la han hecho quienes forman parte de comunidades de WhatsApp y otras redes sociales, así como los medios de comunicación locales particulares, sin mencionar a sus detractores, quienes lideran en las corrientes de opinión en lo que va de este casi primer año de gobierno.
Lo anterior debe lograrse no sin antes también evaluar los resultados de las instituciones encargadas de la comunicación y de informar a la ciudadanía a nivel estatal y municipal.
La Federación
La percepción ciudadana en las redes sociales tiene claro que el Gobierno Federal está interesado en que Colima recupere la tranquilidad que nos merecemos, como también apoya esa cercanía que la Gobernadora tiene con el Ejecutivo. Prueba de ello, como se comentó en los grupos de información en redes, fue la visita del Ejecutivo federal a la entidad la mañana del 25 de febrero de este 2022, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo: “estamos de nuevo en Colima en esta visita para apoyar, respaldar, al Gobierno de Colima y, desde luego, garantizar la seguridad de la población por actos de violencia de la llamada delincuencia organizada; estamos aquí para expresarle al pueblo de Colima que se cuenta con el apoyo del gobierno federal. Y lo mismo, dejar de manifiesto que la maestra Indira Vizcaíno Silva no está sola, que tiene todo el apoyo del Gobierno de la República”.
Previa visita del presidente en el mes de febrero en Colima, la gobernadora Indira Vizcaíno sostuvo reuniones con la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez; el propio secretario de Marina, el almirante Ojeda Durán; el comandante de la Guardia Nacional, el general Rodríguez Bucio y, posterior a la visita presidencial, estuvo también aquí el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Y una vez más el 6 de agosto de este mismo año, el presidente realizó una gira de trabajo por Manzanillo, Armería y Villa de Álvarez por rubros de educación y salud. En esta ocasión el presidente de la República fue enérgico y sentenció: “no se equivoquen los caciques de Colima, la gobernadora de Colima, Indira Vizcaíno, cuenta con todo mi apoyo”.
Con el apoyo manifiesto de la Presidencia de la República, las administraciones municipales y estatales deben ser capaces ahora de atender aquellas carencias para que en el estado de Colima haya paz. Sobre todo, acortar la distancia entre autoridades y sociedad al comunicar y explicar las estrategias de seguridad implementadas, así como los resultados en esa materia, en particular el trabajo de la Fiscalía Estatal, la forma en que la Secretaria General de Gobierno trabajará para respaldar a la ciudadanía en el combate a la delincuencia y, como tarea primordial, lograr que en estos tiempos de violencia el Gobierno del Estado y municipales haya cercanía, sinergia y comunicación con la sociedad.
Esta es, seguramente, una de tantas posibilidades para combatir la idea de que en lo que resta de los respectivos periodos de gobierno la sociedad se sienta cooptada por la delincuencia.
Actualizarse para adaptarse
Además de la percepción del apoyo federal al Estado, asegurar y garantizar ese apoyo, transmitirlo a la ciudadanía requiere también un enfoque oficialista, institucional, para que cualquier instrucción, reacción o aportación al escenario delicado que se vive en la entidad no provoque crispación y se pueda hacer frente a algún caso de polarización o encono social, tal y como se ha visto en los últimos meses, por lo que la gente ha retirado su credibilidad a las autoridades quienes, parecen ocuparse de otros temas considerados por los colimenses como frívolos o superficiales, ya que la prioridad, tal como se expresa en los grupos en redes sociales, es recuperar la seguridad, la paz y la tranquilidad.
El costo ha sido alto para las autoridades precisamente en términos de credibilidad; ante el escenario accidentado no cabe la frivolidad, ni la ingenuidad; por ello, deben priorizar y garantizar la “confianza” de la gente, sino demostrar que se cuenta con la capacidad profesional e ideológica, así como con madurez institucional en la toma de decisiones y acciones.
Este estándar requerido no solo se exige socialmente a quienes se desempeñan en la función pública sino a los programas y acciones que se implementan y que, ante la poca demostración de su funcionamiento, son duramente cuestionados. Así lo exigen el escenario actual y el estado de ánimo social: el pueblo tiene que ser la prioridad, no sus adversarios ni ningún proyecto personal, sino lo público.
En el segundo trimestre del informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que comprende del periodo de marzo a junio del 2022, señala que la percepción de seguridad de la población de 18 años y más, se sintieron inseguros en su ciudad.
En el mes de marzo 85.7% de la población se sentía inseguro, para junio la encuesta arrojó un resultado de 87.5% de la población que se sentía insegura en la ciudad, con estos resultados la percepción del tema de seguridad en el estado de Colima incrementó un 2.2%, disminuyendo el índice del 12.95% de colimenses que se sienten seguros en la entidad. Al cierre de este reportaje y al día 10 de noviembre, imágenes de alto impacto siguen nutriendo nuestro imaginario al acumularse un total de 783 homicidios dolosos.
Por ello es que la autoridad debe retomar los principios básicos del “Proyecto de Nación” al que se debe, poniendo por encima de la ideología la capacidad y la calidad de sus propuestas, no importa la juventud pero si las capacidades, conocimientos y perfiles que den resultados en su función pública. Si no dan resultados, no son funcionales, este es el momento de su salida. Lo que está en juego no es poco debido a que la población en Colima votó por un cambio, un relevo. El hartazgo definió el voto de los indecisos por una aspiración mejor, la promesa de una oferta y trayectoria de confianza, de resultados.
A ello se suma cierta frustración local en la gente que continúa viendo cómo quienes se han visto envueltos en corruptelas no son llamados a rendir cuentas. Este hecho es, también, resultado de una deficiente estrategia de comunicación e información que acrecienta la idea de poco compromiso real con la gobernanza.
Con ello y ante la idea de que hace falta una oferta de la administración pública municipal y estatal diferente, los eventos ocurridos el martes 25 de enero en el CERESO comenzaron a mostrar una realidad existente, de años, en la que la estructura económica, política y social de la vida en Colima provocó el derrumbe de la tranquilidad de la ciudadanía, cansada ya, aparte, del encierro debido a la pandemia de Covid 19.
De ahí también la exigencia de mejores resultados en el sector económica para el estado, de nuevos paradigmas y no más viejas prácticas, de proyectos de sociedad y gobierno donde no haya más simulación: de una oferta de cambio real, de fondo y no de forma en donde haya renovación hacia un rumbo determinado.
Las estrategias de comunicación e información que hemos mostrado y analizado constituyen a su vez la recuperación del camino que la sociedad ha seguido ante este escenario de incertidumbre e inseguridad.
Las reacciones, comentarios, emoticones, memes, fotos, audios, todo material que se comparte en los grupos de redes sociales, en esas comunidades virtuales nacidas para intercambiar información útil, que nos brinde certeza, es también la reacción de aquellos ciudadanos de a pie: madres, padres, hijos, hermanos, tíos, sobrinos y abuelos, incluso empresarios, productores y restauranteros ante un escenario para el que nadie estaba preparado y que no solo cuestiona a las autoridades sino también nos hace preguntarnos sobre el papel que juegan los medios de comunicación, la responsabilidad comunicativa e informativa de las organizaciones periodísticas, la academia, de la autoridad estatal y municipal en ese sentido.
Existe una posibilidad viable para recuperar el camino, el rumbo, respondiendo a esos cuestionamientos pues de esa forma sabremos cómo resolver las carencias de forma satisfactoria. Así podremos respondernos, como sociedad, como gobierno, como medios, qué es lo que está pasando en Colima, sobre todo, la forma en que como personas nos relacionamos con esta circunstancia tan adversa actual tomando en cuenta las distintas voces que se manifiestan desde distintos ámbitos: ahora sabemos, gracias a la voz de la gente que se expresa y comparte información por distintas vías, cómo percibimos la inseguridad, qué es lo que más nos preocupa como sociedad en este momento, el tipo de violencia a la que nos enfrentamos y la forma de afrontarla mediante estrategias y dinámicas sociales, económicas, políticas y legales, vistas desde el plano informativo, mediático y de la comunicación.
Por eso es importante escuchar, analizar qué estrategias convienen más ahora para hacer frente a esta circunstancia que nos atañe a todos -sociedad y gobierno- para garantizar estructuras sociales con las cuales podamos respaldar la funcionalidad pública y gubernamental a nivel municipal y estatal, defendiendo el Estado de Derecho y garantizando las libertades individuales, incluyendo la esperanza que tenemos como personas de vivir en paz.
Hemos entendido que la dinámica actual ha cambiado, que esa realidad en que vivíamos se modificó. “Ya no es”.
El sistema ya se movió: el asunto es cómo nos moveremos nosotros.
Gracias por su lectura.