06/12/2025
Hay una gran diferencia entre la espiritualidad que se razona y la espiritualidad que se practica.
Muchas personas conocen de memoria los principios: saben qué es estar en presencia, qué es el ego, qué es la aceptación, incluso pueden explicar con claridad qué es “soltar”. Pero como dice Eckhart Tolle, los conceptos son solo mapas. Y hay quienes se dedican a coleccionar mapas… pero nunca caminan el territorio.
La verdadera espiritualidad no ocurre en la mente, sino en la vida. No está en las palabras, sino en la manera en que respiramos frente a un conflicto, en cómo respondemos cuando algo nos duele, en la forma en que nos hablamos a nosotros mismos en los días difíciles.
Razonar la espiritualidad nos da una guía, pero practicarla nos transforma.
Una cosa es entender la paciencia, y otra es elegirla cuando el mundo nos empuja al apuro.
Una cosa es comprender el perdón, y otra es abrir el corazón cuando la herida aún arde.
Una cosa es saber que el presente es lo único real, y otra es detenerse, sentir la vida en el cuerpo y habitar este instante sin escapar.
Coleccionar mapas nos da la ilusión de avance.
Caminar el territorio nos da libertad.
La espiritualidad se vuelve auténtica cuando la dejamos salir del libro y la llevamos a nuestra respiración, a nuestro cuerpo, a nuestras decisiones, a nuestras relaciones.
Porque no se trata de saber más, sino de ser más.
No se trata de repetir conceptos, sino de permitir que la conciencia toque nuestra vida cotidiana.
En cada momento estamos invitados a elegir:
¿Me quedo en la explicación… o doy el paso hacia la experiencia?
La verdadera espiritualidad no se piensa: se vive. Y cada acto de presencia es un paso en ese camino real. Esme 💖✨