23/11/2025
La anatomía femenina ha sido objeto de mitos durante siglos, y uno de los más persistentes es el que asegura que la va**na “se afloja” con la actividad sexual. La evidencia médica demuestra que esto es completamente falso.
La va**na es un órgano altamente elástico y adaptable, diseñado para extenderse temporalmente sin sufrir daño estructural. En reposo mide entre 7 y 9 centímetros, pero durante la excitación sexual puede alargarse hasta 11 o 15 centímetros, gracias al llamado tenteo va**nal o tenting effect: el útero se eleva, el fondo va**nal se expande y se crea un espacio interno adicional que evita fricción o compresión excesiva. Este mecanismo natural protege los tejidos y facilita el placer sin riesgo anatómico.
Durante el orgasmo, la longitud va**nal suele mantenerse entre 10 y 13 centímetros, mientras los músculos del tercio externo se contraen rítmicamente cada 0,8 segundos (entre 3 y 15 veces), junto con el útero, como parte de una respuesta fisiológica perfectamente coordinada. Luego, en la fase resolutiva, las dimensiones regresan gradualmente a su estado basal. La va**na no se deforma ni “pierde firmeza”: se adapta, se contrae y se regenera.
Solo cuando la penetración es demasiado profunda o brusca, o si hay falta de lubricación, puede sentirse dolor o presión en el cuello uterino (cérvix). Esto no indica daño, sino un límite anatómico o una estimulación inadecuada. En condiciones normales, el útero, los ligamentos pélvicos y las paredes va**nales están diseñados para resistir la presión y mantener su integridad.
El malestar persistente o el dolor profundo (dispareunia) solo aparece en situaciones médicas específicas, como endometriosis, infecciones o partos recientes, y requiere evaluación profesional.
La va**na no se “afloja”.
Es un órgano especializado en resistencia, elasticidad y autorregulación, cuya función responde a la biología, no a los mitos.
El placer no daña el cuerpo femenino. Lo que realmente causa daño es la ignorancia.