21/08/2025
“MI CORONEL, ESE COCHE ESTÁ MUY RARO”
Un insólito ataque zapatista en la Ciudad de México
La noche del 24 de noviembre de 1914 se hizo realidad lo que tanto temían los habitantes de la Ciudad de México: el Ejército Libertador del Sur se apoderó de la capital. De inmediato tomaron Palacio Nacional en nombre del presidente Gutiérrez. Zapata, su líder, llegó a los dos días, el 26, y se hospedó en un modesto hotel detrás de Palacio Nacional, en la antigua calle de los Siete Príncipes –hoy Emiliano Zapata, número 107–, muy cerca de la antigua estación de ferrocarril de San Lázaro, en donde el sureño estableció su cuartel provisional. Para Zapata –y para los zapatistas en general– la Ciudad de México resultaba hostil, insegura e incompatible. Él era un hombre de campo y ahí se sentía seguro. Zapata sólo permaneció dos días en el hotel, bebió unos coñacs en la cantina La Potosina y el 28 de noviembre se regresó a Morelos en tren. Esta ciudad no era para él. Sin embargo, el ejército zapatista, al mando de su hermano Eufemio, permaneció en la ciudad en espera de Villa y del presidente Gutiérrez.
Una noche, algunos sureños que pernoctaban cerca del cuartel de San Lázaro escucharon mucho ruido y el repiquetear de unas campanas. Asustados, se apertrecharon y prepararon sus fusiles. Salieron a la calle y vieron un coche muy raro. Se trataba de un camión de bomberos en acción, pero los zapatistas le vieron cara de artillería enemiga. En el acto dispararon contra él y mataron a doce bomberos. En definitiva, esta ciudad era siniestra e indescifrable.
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