03/12/2025
IMAGINA LA OTRA CARA DE LA MONEDA.
Javier Hernández “El Chicharito” toma el balón.
Camina lentamente hacia los 11 pasos.
Coloca la pelota en el punto penal.
Levanta la mirada al cielo.
Luego a la tribuna.
Todo se detiene.
Todo transcurre en cámara lenta para él.
Da unos pasos hacia atrás.
El estadio contiene el aliento.
El árbitro sopla el silbato.
Corre. Patea.
Mientras el balón vuela, su vida entera le pasa por la mente como un relámpago.
Su debut con Chivas.
La temporada de ensueño que lo llevó a Europa.
Sus goles allá, su talento, su hambre de gloria.
Sus goles con la Selección.
Su lado oscuro, cuando se dejó influenciar por ese “coach de vida”
que apagó al Chícharo que todos conocíamos.
Las críticas.
Los problemas personales.
Los quiebres con la Selección.
Todo. Absolutamente todo.
Piensa en su regreso a Chivas.
En ese recibimiento con estadio lleno.
En las críticas partido tras partido,
sin poder demostrar, sin poder marcar,
desapareciendo poco a poco.
Piensa en ese gol vs Monterrey,
el que le removió el alma,
el que nos recordó a todos
el amor gigante que él siempre le tuvo a este escudo.
Todo eso, en fracción de segundos…
El balón viaja.
Rasga el aire.
Y entra al ángulo.
¡JAVIER HERNÁNDEZ ANOTA EL GOL DE LA VICTORIA!
¡CHIVAS A LA SEMIFINAL!
El estadio explota.
El país vibra.
Todo es alegría.
Todo es fiesta.
Y en una de esas…
nos metíamos a la final.
Con el Chícharo como protagonista.
Con la película completa.
Gloria para él.
Gloria para el club.
Gloria para todos.
Su historia renacía.
Las malas rachas desaparecían.
Todo se reivindicaba.
PERO NO FUE ASÍ.
Falla el penal.
Y en un instante…
todo se derrumba.
El Guadalajara queda eliminado.
Las miradas caen sobre él.
La culpa se le carga encima.
En el vestidor lo señalan.
Se calientan los ánimos.
La prensa y las redes lo destrozan.
Propios y extraños lo atacan.
Se rumora que se irá por la puerta trasera,
del club al que siempre le tuvo tanto amor.
Esto no es para defenderlo ni para atacarlo.
Es para recordar lo delgada que es la línea
entre ser héroe o villano.
Cómo un balón, en segundos,
puede construir o destruir sueños, esperanzas e ilusiones.