25/10/2025
Hoy tuve la dicha de compartir una charla con mi compadre Éder, un hombre de manos trabajadoras y corazón huasteco. En su hogar, mientras el sonido de las herramientas marcaba el ritmo de su labor, conversamos sobre lo que significa preservar nuestras tradiciones y valorar el arte que nace del pueblo.
En El Higo, Veracruz, cada artesano es guardián de una historia. Sus manos moldean, tallan, tejen y pintan no solo materiales, sino también recuerdos, colores y sentimientos que dan vida a nuestra identidad. Cada pieza artesanal refleja el alma huasteca: alegre, trabajadora, orgullosa de sus raíces.
Mientras el compadre continuaba con su oficio, hablamos de la importancia de nuestras fiestas, donde la música, la danza y la artesanía se entrelazan para rendir homenaje a lo que somos. Porque en cada fiesta huasteca no solo celebramos, también honramos el legado de quienes con su arte mantienen viva la cultura de nuestro pueblo.
Hoy entendimos que el arte no se compra ni se vende fácilmente, se hereda, se respeta y se comparte. Y en El Higo, Veracruz, ese arte sigue latiendo con fuerza en cada rincón, en cada casa donde un artesano sigue creando con amor por su tierra.
Eder