02/05/2025
Léelo, todos necesitamos ser confrontados de vez en cuando. 👇
👉¿Estamos formando discípulos o entreteniendo multitudes?
Vivimos en una generación marcada por un grito silencioso. No siempre lo verbalizan, pero lo llevan dentro: ¿Para qué estoy aquí?, ¿Quién soy en realidad?, ¿Hay algo que valga la pena entregar mi vida?
Y la iglesia - la iglesia a veces responde con luces, canciones pegajosas y emociones momentáneas. No porque sea mala, sino porque se ha vuelto pragmática: "si funciona, lo hacemos", sin siempre preguntarse si lo que “funciona” realmente transforma.
Pero quiero decirlo con amor: El vacío interior no se resuelve con luces ni emociones, sino con formación profunda y discipulado real. No necesitan más entretenimiento. Necesitan una iglesia que les hable claro, que los escuche, que los rete a morir a sí mismos para vivir en Cristo.
Nos hemos vuelto expertos en crear ambientes agradables, pero muchas veces nos hemos olvidado de formar personas con carácter. Me he cruzado con pastores que están más preocupados por comprar la "pantalla gigante", que por formar un liderazgo competente para la edificación de la iglesia.
Nos alegra que la gente venga, pero ¿qué pasa después del aplauso? ¿Dónde está el proceso? ¿Dónde está el seguimiento? ¿Dónde está el verdadero discipulado?
Durante más de 10 años, en nuestra Comunidad Virtual, hemos vivido ese modelo. No se trata de clases solamente. Se trata de conversaciones reales. De preguntas que confrontan. De caminar juntos, aun cuando duele.
Las nuevas generaciones no rechazan la iglesia porque odien a Dios. La rechazan porque no encuentran coherencia. Porque les hablamos de comunidad, pero los dejamos solos. Porque les hablamos de propósito, pero no les damos herramientas. Porque les hablamos de verdad, pero tememos incomodarlos.
No se trata de elegir entre lo emocional o lo profundo. Se trata de ser fieles al modelo de Jesús: un ministerio que toca el alma, pero forma el carácter. Que abraza con gracia, pero que edifica con verdad.
Volvamos a lo esencial. Volvamos a formar. Volvamos a caminar con ellos.
Porque una generación herida no necesita más ruido. Necesita una iglesia que escuche, que acompañe, y que los lleve, paso a paso, a encontrarse con Aquel que da sentido, verdad y propósito.
Tommy Moya