Amaury Sánchez G.

Amaury Sánchez G. Fan Page
Empresario , Economista, Técnico en Salud Pública
Analista Político
Comunicador

Hernán Bermúdez Requena se vendía como el sheriff de Tabasco, el hombre de botas firmes y discursos de cartón que promet...
16/09/2025

Hernán Bermúdez Requena se vendía como el sheriff de Tabasco, el hombre de botas firmes y discursos de cartón que prometían seguridad en tiempos de Adán Augusto. Hoy resulta que ese mismo sheriff terminó más cerca de Netflix

Hernán Bermúdez Requena se vendía como el sheriff de Tabasco, el hombre de botas firmes y discursos de cartón que prometían seguridad en tiempos de Adán Augusto. Hoy resulta que ese mismo sheriff terminó más cerca de Netflix que de la Secretaría de Seguridad: prófugo, con alias de narcocor...

El Grito en Jalisco fue, literalmente, un grito... pero de auxilio.Por Amaury Sánchez G. No de patria, ni de independenc...
16/09/2025

El Grito en Jalisco fue, literalmente, un grito... pero de auxilio.

Por Amaury Sánchez G.

No de patria, ni de independencia, ni de libertad: un grito administrativo con lista en mano, como si Hidalgo hubiera salido en 1810 con una libreta diciendo:
—A ver, empleados de la Nueva España, nombre y firma, por favor, y no olviden traer su pulsera tricolor para poder pasar al atrio.

Porque así fue: la patria se administró como si fuera curso de capacitación de oficina pública. Obligados a asistir, formados como soldados de papel, los empleados estatales no iban por convicción, iban por nómina. La diferencia entre faltar al Grito o faltar al trabajo era prácticamente la misma: el castigo caía en la quincena.

El ritual tuvo toda la gracia de un mitin disfrazado de fiesta. Afuera, las primeras filas eran ocupadas por funcionarios con sonrisa de catálogo, acomodados estratégicamente para tapar al pueblo como biombo humano. El “ciudadano de a pie” quedó, pues, bien lejos, detrás de las vallas, condenado a gritar “¡Viva México!” desde la banqueta, mientras veía cómo el Ejecutivo convertía la plaza pública en salón privado.

Y entonces apareció la joya de la noche: la pulsera naranja. Ese pedazo de plástico fosforescente que, en teoría, daba acceso a Palacio. Ya no bastaba ser mexicano, ni patriota, ni gritón. Había que portar el color corporativo del régimen, como si la identidad nacional hubiera sido sustituida por un código Pantone.

¿El mensaje? Muy claro: sin pulsera, no hay patria. Sin obediencia, no hay fiesta. Sin lista, no existes.

Los gritos de “¡Viva México!” fueron coreografiados como en reality show barato. Cuando el Ejecutivo levantaba la mano, todos al unísono gritaban con más miedo que fervor. El aire no olía a pólvora ni a independencia, olía a nómina sudada, a burocracia disfrazada de entusiasmo patrio.

Y mientras en el balcón se inflaba el pecho del gobernador, creyéndose orador de epopeya, abajo los empleados contaban los minutos:
—¿Ya acabamos?
—No, falta la selfie oficial.
—¿Y luego?
—Pues aplaudir fuerte, que se note en la transmisión, y ya.

Humor negro es pensar que en la noche que conmemora la libertad, los ciudadanos fueron excluidos con vallas, y los empleados se volvieron rehenes de la escenografía. Humor negrísimo es recordar que Hidalgo gritó para romper cadenas… y en Jalisco el grito se dio para reforzarlas con pulseras.

“¡Ay Jalisco, no te rajes!”, gritaron con fervor televisado.
“¡Ay Jalisco, no te prestes!”, murmuró el eco incómodo de la calle.

La fiesta patria acabó como empezó: entre la simulación y la obediencia. Porque cuando necesitas listas y pulseras para asegurar tu Grito, lo único que demuestras es que el pueblo ya no grita contigo. Grita de ti.

La revista Política aborda temas clave de la agenda pública: los informes de gobierno y su impacto real, la elección jud...
16/09/2025

La revista Política aborda temas clave de la agenda pública: los informes de gobierno y su impacto real, la elección judicial en Jalisco (incluida la llamada "tómbola"), las posturas de la ex ministra Olga Sánchez y de los grupos parlamentarios, así como la insuficiencia del presupuesto federal 2026.

https://opinionpolitica.com.mx/ -df_29122/1/

Primer InformeOpinión Política1 de septiembre de 20251 de septiembre de 20251 de septiembre de 20251 de septiembre de 20250REFLEXIONES Por Gonzalo Leaño Reyes PRESIDENTE Revista Política Presidente de la Asociación Mexicana de Editores...

El Grito en Jalisco fue, literalmente, un grito... pero de auxilio.Por Amaury Sánchez G. No de patria, ni de independenc...
16/09/2025

El Grito en Jalisco fue, literalmente, un grito... pero de auxilio.

Por Amaury Sánchez G.

No de patria, ni de independencia, ni de libertad: un grito administrativo con lista en mano, como si Hidalgo hubiera salido en 1810 con una libreta diciendo:
—A ver, empleados de la Nueva España, nombre y firma, por favor, y no olviden traer su pulsera tricolor para poder pasar al atrio.

Porque así fue: la patria se administró como si fuera curso de capacitación de oficina pública. Obligados a asistir, formados como soldados de papel, los empleados estatales no iban por convicción, iban por nómina. La diferencia entre faltar al Grito o faltar al trabajo era prácticamente la misma: el castigo caía en la quincena.

El ritual tuvo toda la gracia de un mitin disfrazado de fiesta. Afuera, las primeras filas eran ocupadas por funcionarios con sonrisa de catálogo, acomodados estratégicamente para tapar al pueblo como biombo humano. El “ciudadano de a pie” quedó, pues, bien lejos, detrás de las vallas, condenado a gritar “¡Viva México!” desde la banqueta, mientras veía cómo el Ejecutivo convertía la plaza pública en salón privado.

Y entonces apareció la joya de la noche: la pulsera naranja. Ese pedazo de plástico fosforescente que, en teoría, daba acceso a Palacio. Ya no bastaba ser mexicano, ni patriota, ni gritón. Había que portar el color corporativo del régimen, como si la identidad nacional hubiera sido sustituida por un código Pantone.

¿El mensaje? Muy claro: sin pulsera, no hay patria. Sin obediencia, no hay fiesta. Sin lista, no existes.

Los gritos de “¡Viva México!” fueron coreografiados como en reality show barato. Cuando el Ejecutivo levantaba la mano, todos al unísono gritaban con más miedo que fervor. El aire no olía a pólvora ni a independencia, olía a nómina sudada, a burocracia disfrazada de entusiasmo patrio.

Y mientras en el balcón se inflaba el pecho del gobernador, creyéndose orador de epopeya, abajo los empleados contaban los minutos:
—¿Ya acabamos?
—No, falta la selfie oficial.
—¿Y luego?
—Pues aplaudir fuerte, que se note en la transmisión, y ya.

Humor negro es pensar que en la noche que conmemora la libertad, los ciudadanos fueron excluidos con vallas, y los empleados se volvieron rehenes de la escenografía. Humor negrísimo es recordar que Hidalgo gritó para romper cadenas… y en Jalisco el grito se dio para reforzarlas con pulseras.

“¡Ay Jalisco, no te rajes!”, gritaron con fervor televisado.
“¡Ay Jalisco, no te prestes!”, murmuró el eco incómodo de la calle.

La fiesta patria acabó como empezó: entre la simulación y la obediencia. Porque cuando necesitas listas y pulseras para asegurar tu Grito, lo único que demuestras es que el pueblo ya no grita contigo. Grita de ti.

La vieja sombra sobre la Universidad de GuadalajaraPor Amaury Sánchez G. En las avenidas de Guadalajara, bajo el sol imp...
14/09/2025

La vieja sombra sobre la Universidad de Guadalajara

Por Amaury Sánchez G.

En las avenidas de Guadalajara, bajo el sol implacable de septiembre, los estudiantes volvieron a recordarle a la ciudad que la Universidad no es un edificio de piedra ni un recinto burocrático, sino un territorio en disputa. Esta vez, los jóvenes se congregaron frente a la Rectoría General de la UdeG para exigir lo impensable: la cancelación inmediata del proceso electoral del Consejo General Universitario (CGU) y el desconocimiento de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), ese organismo que, según ellos, ha dejado de representar a la comunidad estudiantil.

Las acusaciones no son menores: se acusa a la FEU de apropiarse de las movilizaciones, de censurar a las voces críticas y de convertirse en un aparato de control político que responde más a la cúpula universitaria que al alumnado. En esa lectura amarga de la realidad, la FEU ya no es un gremio, sino una sombra que oprime. Los manifestantes piden democratizar la Universidad desde sus entrañas: una Asamblea Estudiantil General que sea abierta, plural, horizontal. Nada de siglas, nada de intermediarios.

La historia, sin embargo, tiene larga memoria. Antes de la FEU existió la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG). Su nombre todavía provoca escalofríos en algunos pasillos. Nació con la bandera del idealismo, con jóvenes que querían abrir ventanas en una Universidad enclaustrada, pero pronto fue devorada por la política partidista de su tiempo. Una parte de aquella FEG se convirtió en la correa de transmisión del PRI en Jalisco: caciquismo, clientelas, violencia. Otra parte, la menos recordada, estaba formada por estudiantes que de veras soñaban con una educación pública transformadora. Entre unos y otros, la institución quedó marcada por esa dualidad: el idealismo derrotado y el oportunismo encumbrado.

Cuando la FEG se extinguió, surgió la FEU como heredera. Se presentó como la renovación, como la posibilidad de enterrar las viejas prácticas. Pero pronto mostró la misma paradoja: representación estudiantil capturada, discursos juveniles puestos al servicio de los intereses universitarios de siempre. Hoy, los jóvenes que protestan parecen reclamar no sólo contra el presente, sino contra una larga tradición de manipulación que se repite como eco.

La vieja sombra de la FEG, diría alguien con razón, aún pesa sobre la UdeG. La clase estudiantil, lejos de ser independiente, ha sido históricamente manipulada por los grupos en el poder. En los sesenta, setenta y ochenta, el PRI necesitaba controlar las calles; hoy, las autoridades universitarias requieren domesticar las aulas. En ambos casos, los gremios estudiantiles se han convertido en engranajes del sistema.

Ahí entra otro actor que conviene no olvidar: el Frente Estudiantil Socialista de Occidente (FESO). Su experiencia recuerda que todo organismo estudiantil, incluso aquellos nacidos con banderas de cambio, corre el riesgo de caer en las redes del poder. La lección es amarga: mientras los estudiantes no construyan movimientos independientes, ajenos a las conveniencias gubernamentales o universitarias, seguirán atrapados en un juego que no escribieron ellos, sino otros.

Las universidades públicas deberían ser refugios de libertad, talleres de ideas, espacios donde cada estudiante decida sus propias prioridades, impulse proyectos colectivos y apueste por un futuro que mejore la vida de las mayorías. Pero, en cambio, se ven atrapadas en estructuras verticales que disfrazan la democracia y perpetúan intereses.

Y sin embargo, algo distinto parecía flotar en el aire aquel día, cuando los jóvenes tomaron la Rectoría. No había miedo, ni resignación, ni el eco cansado de viejas consignas. Había, más bien, la terquedad luminosa de una generación que se niega a heredar las cadenas de sus antecesores. Quizá por primera vez en décadas, los estudiantes de la Universidad de Guadalajara no sólo estaban denunciando la sombra que los persigue, sino que intentaban caminar fuera de ella.

Si lo logran, la UdeG dejará de ser un feudo de poder y volverá a ser lo que siempre debió ser: un espacio donde la juventud construya, libre y sin ataduras, su propio destino.

Porque al final, las sombras no se disipan solas: alguien tiene que encender la luz. Y esta vez, esa luz parece estar en manos de los estudiantes.

"Los dueños del combustible robado"Primera parte Por Amaury Sánchez G. En México todo delito adquiere rostro político. L...
11/09/2025

"Los dueños del combustible robado"

Primera parte

Por Amaury Sánchez G.

En México todo delito adquiere rostro político. Lo que ayer se llamó huachicol —ese ordeñar los ductos como si fueran ubres de vaca— hoy mutó en fraude fiscal, disfrazado de importaciones legales y facturas inmaculadas. La sofisticación del crimen no lo hace menos ruin: ahora se roba con sellos, permisos y papeles membretados.

No empezó con López Obrador, mucho menos con Claudia Sheinbaum. El origen se encuentra en la reforma energética de Peña Nieto, cuando el país, en nombre de la modernidad, abrió la puerta de par en par a intereses privados. En ese festín se repartieron miles de permisos de importación. Nadie vigiló quién los tomaba, ni con qué propósito. Entre los beneficiarios aparecieron políticos de los de siempre: priistas de vieja escuela, panistas disfrazados de empresarios. Y con esos papeles en mano comenzaron a entrar millones de litros de gasolina extranjera que nunca pagaron impuestos. Contrabando con etiqueta de legalidad.

Hoy se llama huachicol fiscal. Antes eran mangueras pinchando ductos, ahora son agentes aduanales con pluma en la mano y militares que miran hacia otro lado. El daño no se mide solo en cifras —aunque las pérdidas fiscales se cuentan por cientos de miles de millones— sino en la corrosión institucional: aduanas podridas, marinos detenidos, políticos que niegan mientras sus nombres circulan en los expedientes.

La 4T presume que combate el fenómeno. Es cierto: han caído cargamentos, se han decomisado buques, incluso se habla de casas de bolsa implicadas. Pero el crimen no se agota en los decomisos. El verdadero desafío es romper la red política que lo alimenta. Y aquí, en el fondo, está la pregunta que nadie quiere responder: ¿puede el gobierno combatir un negocio que nació precisamente en las entrañas del Estado?

Porque detrás de cada litro de combustible robado hay un político con apellido de prestigio, un empresario bien vestido y una autoridad que calla. El huachicol ya no es la estampa rural de hombres con bidones; es el retrato de un sistema político que nunca aprendió a vivir sin robar.

El país asiste a la misma obra con distinto escenario: antes las ordeñas de ductos, ahora el contrabando disfrazado. Los actores son los mismos. El guion, también. Y lo más doloroso: los espectadores seguimos siendo los contribuyentes.

Entrevista | La Verdad JaliscoMery Pozos: “El dinero para las carreteras está ahí. Lo que falta es voluntad política”La ...
10/09/2025

Entrevista | La Verdad Jalisco

Mery Pozos: “El dinero para las carreteras está ahí. Lo que falta es voluntad política”

La escena es la de siempre: declaraciones que se contradicen, cifras que se desdibujan, un gobernador que niega y una diputada que afirma. En medio de ese fuego cruzado, los ciudadanos de Jalisco siguen esquivando baches como si fueran minas terrestres.

En la redacción de La Verdad Jalisco recibimos a la diputada Mery Pozos, quien llega sin rodeos y con un fajo de documentos bajo el brazo. No viene a improvisar. Viene a poner los números sobre la mesa.

Pregunta:

Diputada, el gobernador ha dicho con toda claridad que no existe presupuesto federal para carreteras en Jalisco este 2025. Usted lo desmiente. ¿Quién miente?

Mery Pozos:
Lo digo con toda precisión: hay 277 millones de pesos etiquetados para rehabilitación de carreteras federales en Jalisco. No es un rumor, no es una suposición. La propia SICT Jalisco lo confirmó. Este dinero fue aprobado en la Cámara de Diputados y está en el Presupuesto de Egresos. Lo que no se vale es negar lo evidente.

Pregunta:

¿Entonces por qué el gobernador sostiene lo contrario? ¿Es un pleito político?

Mery Pozos:
No me toca adivinar sus razones, pero sí señalar que negar un recurso aprobado es darle la espalda a los ciudadanos. A veces parece que se prefiere alimentar la narrativa de confrontación en lugar de asumir la responsabilidad de gobernar. Yo lo digo claro: el dinero está. Que se ejerza.

Pregunta:

La SICT aparece en medio de este debate. ¿Qué papel juega y qué tan rápido puede bajar ese recurso?

Mery Pozos:
La SICT es la ejecutora. Ya reconoció la bolsa asignada. El reto es que los proyectos se coordinen con el gobierno del estado para que antes de que termine el año esos 277 millones se traduzcan en carreteras rehabilitadas y no en promesas burocráticas.

Pregunta:

Hablemos de riesgos. ¿Existe la posibilidad de que ese dinero no se ejerza y se pierda?

Mery Pozos:
Claro que existe. Y sería gravísimo. Por eso insisto en la coordinación institucional. Si el gobierno estatal se empeña en negar el recurso, se corre el riesgo de que los tiempos administrativos se agoten. No podemos permitir que el dinero regrese a la Federación por falta de voluntad política.

Pregunta (incómoda):

Diputada, algunos dicen que este es otro capítulo de la guerra Morena contra el gobierno estatal. ¿No está usted usando los recursos carreteros como arma política?

Mery Pozos:
No. Y se lo digo con firmeza: no se trata de banderas partidistas. Se trata de caminos que la gente transita todos los días. ¿Qué partido representa un bache? ¿Qué partido representa una carretera destruida? Ninguno. Yo hago un llamado serio a que dejemos de lado los pleitos y nos concentremos en lo urgente: reparar las vías.

Pregunta:

Finalmente, ¿qué mensaje le da a los jaliscienses que ya no saben a quién creerle?

Mery Pozos:
Que confíen en los hechos. El presupuesto existe. Está aprobado y etiquetado. Ahora toca vigilar que se ejerza en tiempo y forma. Yo seguiré insistiendo y levantando la voz para que esos 277 millones no se queden en el papel. Porque al final, las carreteras no son de un partido ni de un gobierno: son de la gente.

La entrevista termina y la diputada guarda sus papeles con la calma de quien sabe que tiene la evidencia. Afuera, los automovilistas seguirán esquivando hoyos, esperando que las palabras se conviertan en asfalto.

"Mery Pozos y la pluma que manda"Por Amaury Sánchez G. El ocho de septiembre llegó a San Lázaro el paquete económico 202...
09/09/2025

"Mery Pozos y la pluma que manda"

Por Amaury Sánchez G.

El ocho de septiembre llegó a San Lázaro el paquete económico 2026. Un tocho de 101 billones de pesos en gasto público que, si uno lo apilara en billetes de a cien, alcanzaría para construir una escalera al cielo y otra de regreso. El secretario de Hacienda, Edgar Amador, lo entregó con cara de “no me pidan explicaciones, yo solo traje el sobre”.

Pero el verdadero show no fue la entrega, sino la recepción. Ahí apareció Mery Pozos, presidenta de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, con la calma de quien sabe que tiene en las manos la chequera más codiciada del país. Edgar podrá ser el matemático, pero Mery es la que tiene la pluma. Y en política, ya se sabe: el que firma, manda.

En dos frases, la diputada acomodó a todo mundo:

1. A los bancos les cerró la ventanilla. Se acabó la deducibilidad de las aportaciones al IPAB. Traducido: los financieros ya no podrán disfrazar de pobrecitos sus multimillonarias cuentas. Diez mil millones de pesos que antes servían para curarles la resaca ahora se van a temas prioritarios. ¡Ándele, señor banquero, búsquese otro psicólogo fiscal!

2. Al pueblo le dio calmadita. No habrá impuestos nuevos. Ni IVA a las tortillas, ni ISR al bolillo. Los programas sociales siguen firmes. Un alivio en un país donde el simple rumor de que subirá la gasolina hace temblar más que un sismo.

Y como buena política con colmillo, Mery no olvidó la bendita tierra que la parió: Jalisco. Entre números y discursos anunció que Morena peleará recursos para rehabilitar la red carretera. Que si a usted se le rompen las muelas en los baches de la libre a Colima, no se preocupe: ahí viene la diputada con presupuesto en mano.

La discusión, dice ella, será “plural, transparente y respetuosa”. Eso en castellano significa: todos hablarán, pero yo decidiré. Porque, seamos sinceros, en San Lázaro la transparencia se mide en el grosor de las cortinas de la sala de juntas.

Lo que queda claro es que Mery Pozos no está jugando al florero. Está marcando territorio político, nacional y local. Mientras otros legisladores suben TikToks bailando, ella negocia partidas de miles de millones. Y esa diferencia, mis queridos lectores, es la que distingue al político de caricatura del operador con futuro.

El presupuesto se aprobará antes del 15 de noviembre. Y cuando ocurra, todos dirán que fue un proceso terso, cordial y hasta aburrido. Pero no se engañen: detrás de cada acuerdo, de cada coma y de cada partida, estará la mano de Mery Pozos.

Porque en esta feria de cifras y discursos, los secretarios de Hacienda pueden traer la calculadora, pero la reina de las cuentas es la que tiene la pluma. Y esa pluma, hoy por hoy, la sostiene Mery Pozos.

“Villas Panamericanas: el fraude con vista al bosque”Por Amaury Sánchez G. Hay fraudes chiquitos, de esos de colonia don...
09/09/2025

“Villas Panamericanas: el fraude con vista al bosque”

Por Amaury Sánchez G.

Hay fraudes chiquitos, de esos de colonia donde el tendero se pasa con el peso de los frijoles, y hay fraudes de categoría olímpica, como el que nació en el Bajío de Zapopan con la sonrisa de Juegos Panamericanos y terminó con la mueca de Avaterra, alias “Villas Panamericanas”.

El proyecto empezó con la promesa de oro: albergar atletas, dejar un legado urbano, presumir modernidad. Pero terminó siendo un elefante blanco, maquillado con certificado de habitabilidad y perfumado con discursos oficiales, mientras por debajo de la alfombra corría el río turbio de créditos, favores y escrituras a conveniencia.

¿Y quiénes fueron los genios financieros detrás del desfalco? Apunten nombres:

Constructora Corey (de Manuel Castelazo y Hugo Rodríguez), señalada desde 2011 como la principal beneficiaria de los contratos de construcción.

Carlos Andrade Garín, ex rector de la UdeG y presidente del Comité Organizador de los Juegos Panamericanos 2011, cuyo nombre aparece en investigaciones periodísticas por su rol en la operación del proyecto.

Ex funcionarios estatales del sexenio de Emilio González Márquez (PAN), que autorizaron los permisos ambientales y financieros pese a las advertencias de que la zona era área de recarga hídrica.

Notarios públicos que validaron escrituras y movimientos irregulares, hoy bajo la lupa de la Fiscalía y del propio gobernador.

Red empresarial de 39 compañías y 77 personas, identificadas por la Fiscalía, que habrían montado el entramado de contratos simulados y préstamos inflados para sangrar al FOJAL.

FOJAL, ese fondo que debería servir para impulsar empresarios jaliscienses, amaneció convertido en caja chica del fraude. Como si la Villa fuera un casino donde todos apostaron con dinero público, y al final el que perdió fue el pueblo.

La Fiscalía de Jalisco dio esta semana un golpe que suena fuerte: tomó posesión ministerial de 340 viviendas y dos áreas comunes. ¿Y los compradores? Pues tranquilos, no los van a sacar… al menos no de sus departamentos, pero sí de la ilusión de que vivían en un hogar limpio de manchas legales.

Pablo Lemus, gobernador y político con olfato de campaña, salió a prometer justicia: castigo a empresarios, sanciones a notarios, recuperación de lo robado. Suena bien, pero en Jalisco ya sabemos que las promesas entran al palacio con bombo y platillo y suelen salir por la puerta de atrás con una disculpa notariada.

Este caso es un manual de cómo se hace fraude a varias manos: unos ponen el terreno en zona protegida, otros firman permisos, otros facilitan escrituras, y al final FOJAL presta como si fuera banco suizo. Resultado: millones perdidos, un bosque ofendido y un conjunto habitacional que en vez de ser “Villa Olímpica” parece “Villa del Fraude”.

Lo cierto es que aquí nadie pierde más que el pueblo… o quizá no: esta vez, con el aseguramiento, México (y Jalisco) tienen la oportunidad de que la justicia no se quede en discurso. Porque si de algo puede servir este fraude, es de ejemplo: que no hay megaevento, ni empresario influyente, ni notario de apellido largo que pueda esconderse siempre detrás del amparo.

Y mientras tanto, las Villas Panamericanas siguen ahí, con vista al bosque de La Primavera, recordándonos que en Jalisco el verdadero deporte extremo no son los Panamericanos, sino sobrevivir al saqueo con humor y memoria.

“La nueva telenovela andina: Sheinbaum contra el Congreso del Perú”Por Amaury Sánchez G.Si algo nos gusta en América Lat...
09/09/2025

“La nueva telenovela andina: Sheinbaum contra el Congreso del Perú”

Por Amaury Sánchez G.

Si algo nos gusta en América Latina es hacernos bolas con lo que no deberíamos, y después invitar a todos a ver el pleito. Ahora resulta que en Lima, la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso peruano decidió ponerse de juez de barrio y aprobar una moción para declarar persona no grata a Claudia Sheinbaum, presidenta de México.

¿El motivo? Haber tenido la osadía de opinar sobre Pedro Castillo y su prisión. ¡Como si opinar no fuera deporte nacional de todo latinoamericano! Uno habla del clima y acaba discutiendo sobre quién dio golpe de Estado a quién, mientras se enfría el café.

Los congresistas peruanos, sobre todo los del fujimorismo y sus amigos de Renovación Popular, dicen que Sheinbaum se metió en donde no la llamaron. Y de paso, como buen guion de serie de Netflix, le recetaron acusaciones de “vínculos con el narco”. ¡Ah, qué casualidad! Si uno abre la caja de Pandora en cualquier parlamento, sale primero el fantasma del narcotráfico, luego el de la injerencia y al final el del “yo sí defiendo la soberanía, aunque no me alcance para el pasaje de bus”.

Pero vamos a lo serio. Geopolíticamente, este pleito no mueve montañas, pero sí pone piedras en el camino. México y Perú forman parte de la Alianza del Pacífico, que ya de por sí anda cojeando desde que se peleó con AMLO por la presidencia rotativa. Ahora con Sheinbaum, la cosa parece más un concurso de a ver quién se da la vuelta más rápido para no ver al otro.

La diferencia es que, en esta novela, México no pierde, México gana.

Gana porque reafirma su papel de defensor del progresismo en la región, lo que le da puntos con gobiernos y movimientos afines en América Latina.

Gana porque el berrinche peruano lo pone en el centro de la conversación internacional sin haber movido un dedo más que dar declaraciones.

Gana porque proyecta una imagen de firmeza: México no se calla ni se arrodilla ante congresos con déficit de credibilidad.

¿Y Perú? Pues Perú se desgasta. La moción de “persona non grata” es más un gesto simbólico que un misil diplomático. Ni le pega al comercio, ni le da autoridad moral al Congreso peruano, que bastante tiene con explicar sus propios enredos internos.

En lo económico, el golpe es mínimo para México. El intercambio comercial bilateral es relativamente bajo comparado con lo que México tiene con Estados Unidos, Canadá o incluso Brasil. Y si hablamos de turismo, a los mexicanos les siguen saliendo más baratas las playas de Cancún que un vuelo a Machu Picchu con visa incluida.

La pregunta del millón es: ¿qué gana cada quién?

Perú se da el gustazo de gritar “¡Respeto mi soberanía!” mientras el Congreso sube puntos en las encuestas con su show nacionalista.

México se coloca como referente regional, gana reflectores y, de paso, unifica a la 4T detrás de Sheinbaum en una postura de dignidad diplomática.

Y nosotros, los latinoamericanos de a pie, terminamos pagando el pato con menos vuelos baratos y más discursos acartonados.

En resumen: la jugada peruana es un autogol político. México se fortalece porque demuestra que no se deja intimidar y porque consolida su narrativa de potencia regional con voz propia.

A ver si en vez de andarnos declarando “non gratos”, nos declaramos “urgidos de cooperación”. Porque a este paso, ni la Alianza del Pacífico, ni el comercio, ni la diplomacia sobrevivirán al eterno reality show de nuestras queridas clases políticas.

05/09/2025

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