18/06/2025
Elevar “bueno y malo” es dejar de condenar y empezar a discernir.
No se trata de negar lo que duele, lo incómodo o lo oscuro, sino de mirarlo sin juicio, con conciencia.
La mente condicionada necesita etiquetar: esto es bueno, esto es malo.
Pero la conciencia sabe que todo —lo que agrada y lo que incomoda— puede ser parte del camino.
Lo que llamamos “malo” a veces es solo lo que aún no comprendemos.
Y lo que llamamos “bueno” no siempre nos transforma.
Discernir no es lo mismo que juzgar.
Discernir es reconocer lo que nos expande, lo que nos contrae, lo que nos alinea o nos aleja de quienes queremos ser.
Condenar, en cambio, es cerrar la puerta a la comprensión.
Es negar la posibilidad de transformación.
No es bueno ni malo: es necesario.
No es blanco ni negro: es parte.
No es castigo ni premio: es camino.