29/10/2025
Cuando Kase.O pisa el escenario, no hay luces ni pantallas que lo distraigan. Todo gira en torno a la palabra. El pasado 25 de octubre, el Auditorio Telmex fue testigo de un repaso por treinta y tres años de carrera: un viaje entre el verbo y la herida, entre la calle y la introspección.
Acompañado de R de Rumba, su cómplice eterno en los mandos, Kase tejió una atmósfera donde cada base tenía peso propio: grave, precisa, cargada de sentido. Canciones como Vicios y virtudes, Cantando y El círculo funcionaron como capítulos de una misma historia —la de un hombre que aprendió a domar la furia a golpe de verso—.
No se trató de nostalgia, sino de continuidad. Con la madurez de quien ha visto pasar el tiempo, el MC zaragozano se plantó frente a su público con la misma honestidad de siempre: sin artificios, sin máscaras. Y cuando llegaron los invitados —Sho-Hai, Lírico, Xhelazz— el escenario se volvió una celebración de la hermandad, un eco de los días de Violadores del Verso, donde todo comenzó.
El cierre fue casi un acto de ternura: Outro, un baile improvisado sobre “Sopa de Caracol” sonando de fondo. Entre risas, aplausos y gratitud, Kase.O se despidió del público mexicano con la naturalidad del que no necesita demostrar nada.
Porque lo suyo no es espectáculo: es redención, palabra tras palabra.
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✍️🏼 El Reportero Amorfo