27/09/2025
La leyenda del tesoro del Conde de Peñasco
( Francisco de Mora y Luna)
Se cuenta que, durante la época de la Independencia, un descendiente de la familia del conde ordenó a un grupo de peones que enterraran una gran cantidad de monedas de oro, plata y joyas en un lugar secreto dentro de la hacienda de Norias del Conde, ubicada en la localidad de Norias del Refugio, Guadalcázar, S.L.P., para protegerlas de los rebeldes.
En el entierro del tesoro, el conde y sus hombres, bajo el amparo de la noche, se dirigieron a un punto apartado de la propiedad. Con mucho cuidado, depositaron los cofres con el tesoro en una cueva o pozo que sellaron para que nadie pudiera encontrarlo.
Para evitar que la ubicación del tesoro fuera revelada, el conde decidió ejecutar a los peones que lo habían ayudado, prometiéndoles que sus almas se quedarían cuidando el tesoro hasta que algún familiar lo reclamara.
Se dice que el alma de uno de los peones, con una eterna sed de venganza, se convirtió en un espíritu que habita las ruinas de la exhacienda. Los lugareños cuentan que este fantasma, conocido desde entonces, como "El Guardián del Tesoro", se aparece en las noches sin luna, vestido con ropas viejas y harapientas, para ahuyentar a cualquiera que intente desenterrar las riquezas.
Los que se han atrevido a buscar el tesoro narran que, al acercarse al lugar, sienten una presencia helada y escuchan susurros y lamentos. Si continúan, el fantasma del peón aparece y los persigue, sin permitir que se acerquen al lugar del entierro.
Otra versión de la leyenda añade que el espíritu del Conde también vaga por los alrededores, lamentándose por la crueldad que cometió. Se cree que su eco, cargado de dolor y arrepentimiento, se escucha en el viento que sopla entre las ruinas de la exhacienda, recordándole a los vivos que la ambición y la traición tienen un precio muy alto.