23/12/2025
La Estrella que Nunca se Apaga
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, cada Navidad los niños esperaban con ilusión la llegada de la estrella más brillante del cielo. Decían los abuelos que aquella luz era la misma que guió a los Reyes Magos hasta Belén, y que cada año volvía para recordarles que la esperanza nunca se pierde.
Una noche fría, Clara, una niña curiosa y soñadora, miró al cielo y notó que la estrella no aparecía. Preocupada, corrió a contarle a su abuelo. Él sonrió y le dijo:
La estrella vive en los corazones que comparten buena voluntad. Si no la ves en el cielo, búscala en la gente.
Clara decidió probar. Fue a visitar a Doña Rosa, la vecina que estaba sola, y le llevó un pan recién horneado. Luego ayudó a su amigo Tomás a reparar su juguete roto. Cada gesto encendía una chispa en su corazón. Y al final del día, cuando todos se reunieron en la plaza para cantar villancicos, Clara levantó la mirada: la estrella brillaba más fuerte que nunca.
Los niños comprendieron que la estrella de Belén no solo ilumina el cielo, sino también los actos de bondad que se multiplican en la tierra. Desde entonces, cada Navidad el pueblo celebraba no solo con luces y regalos, sino con gestos de solidaridad que encendían la esperanza y la felicidad en todos.
Moraleja: La verdadera estrella de Belén no se apaga nunca, porque vive en cada acto de buena voluntad que sembramos en el mundo.
Martin Alejandro Rangel Gonzalez
Fox