Martin Alejandro Rangel González

Martin Alejandro Rangel González SI TÚ CREES EN LA FELICIDAD Y ESTAS LETRAS TE LAS DAN GRACIAS POR ESTAR AQUÍ

23/12/2025

La Estrella que Nunca se Apaga

En un pequeño pueblo rodeado de montañas, cada Navidad los niños esperaban con ilusión la llegada de la estrella más brillante del cielo. Decían los abuelos que aquella luz era la misma que guió a los Reyes Magos hasta Belén, y que cada año volvía para recordarles que la esperanza nunca se pierde.

Una noche fría, Clara, una niña curiosa y soñadora, miró al cielo y notó que la estrella no aparecía. Preocupada, corrió a contarle a su abuelo. Él sonrió y le dijo:

La estrella vive en los corazones que comparten buena voluntad. Si no la ves en el cielo, búscala en la gente.

Clara decidió probar. Fue a visitar a Doña Rosa, la vecina que estaba sola, y le llevó un pan recién horneado. Luego ayudó a su amigo Tomás a reparar su juguete roto. Cada gesto encendía una chispa en su corazón. Y al final del día, cuando todos se reunieron en la plaza para cantar villancicos, Clara levantó la mirada: la estrella brillaba más fuerte que nunca.

Los niños comprendieron que la estrella de Belén no solo ilumina el cielo, sino también los actos de bondad que se multiplican en la tierra. Desde entonces, cada Navidad el pueblo celebraba no solo con luces y regalos, sino con gestos de solidaridad que encendían la esperanza y la felicidad en todos.

Moraleja: La verdadera estrella de Belén no se apaga nunca, porque vive en cada acto de buena voluntad que sembramos en el mundo.

Martin Alejandro Rangel Gonzalez


Fox

20/12/2025

¡Un saludo especial a mis nuevos fans destacados! María Angélica Peralta Aguilar, GloriaMartha García Juarez, Elsa F. Rodríguez Marcelo, Martin Alejandro Rangel

09/12/2025




Fox
La cartita de Navidad

En una casita humilde, iluminada por las lucecitas de colores que colgaban en la ventana, vivían dos hermanitos: Mateo, un niño curioso de siete años, y su hermanita Lucía, de apenas cinco.

Aquella noche, mientras el viento frío soplaba afuera, los dos se sentaron en la mesa de la cocina con hojas de papel y crayones. No tenían muchos juguetes, pero sí un corazón lleno de ilusión.

¿Qué le vamos a pedir a Santa este año? preguntó Lucía, con los ojos brillando.
Tal vez… nada respondió Mateo, pensativo . Mejor le escribimos para desearle una Feliz Navidad. Así, aunque no traiga regalos, sabrá que pensamos en él.

Lucía sonrió y comenzó a dibujar un árbol de Navidad lleno de estrellas. Mateo, con letra grande y torpe, escribió:

"Querido Santa Claus:
Este año no te pedimos juguetes ni dulces. Solo queremos que tengas una Noche Buena llena de alegría. Y también que quien lea esta cartita sienta la magia de la Navidad en su corazón.
Con cariño, Mateo y Lucía."

Cuando terminaron, doblaron la carta y la dejaron junto al pequeño nacimiento que su mamá había puesto en la sala. No sabían si Santa la leería, pero sí estaban seguros de que alguien, algún día, encontraría esas palabras y sonreiría.

Esa noche, los dos se acostaron abrazados, con la esperanza de que la Navidad no siempre se mide en regalos, sino en los deseos compartidos y en la luz que se enciende en cada corazón.

Y así, la cartita de Mateo y Lucía se convirtió en un mensaje eterno: una Feliz Navidad y una Noche Buena para todos los que la lean.

Martín Alejandro Rangel Gonzalez

15/11/2025

¡Un saludo especial a mis nuevos fans destacados! María Angélica Peralta Aguilar, GloriaMartha García Juarez, Elsa F. Rodríguez Marcelo

Hoy quiero compartir una historia que nos recuerda el poder de las palabras, el peso de los deseos y la oportunidad que ...
15/11/2025

Hoy quiero compartir una historia que nos recuerda el poder de las palabras, el peso de los deseos y la oportunidad que la vida nos da para rectificar.

A veces, en medio de la rabia o el cansancio, decimos frases que nunca deberíamos pronunciar.

"Ya no quiero verte más en mi vida."

Son palabras que salen como piedras lanzadas al corazón de alguien que amamos: al esposo o esposa a un padre o madre a un hijo, un amigo.

En ese instante creemos que estamos defendiendo nuestro orgullo, pero en realidad estamos rompiendo un puente. Y lo más doloroso es que no siempre tenemos la oportunidad de reconstruirlo.

Imagina que al día siguiente esa persona ya no está.

Un accidente, un viaje sin regreso, un silencio que se vuelve eterno.
El arrepentimiento nos consume: ¿por qué dije eso?, ¿por qué no medí el valor de mis palabras?

El corazón se llena de culpa y la mente repite una y otra vez lo que hubiéramos querido decir: “Te necesito, te quiero en mi vida.”

Esa noche, entre lágrimas, nos dormimos con el alma rota.
Y en los sueños, la vida nos regala un milagro: vemos a esa persona frente a nosotros, sonriendo, como si nada hubiera pasado.
Es la oportunidad de abrazarla, de pedir perdón, de decir lo que realmente sentimos.

Cuando despertamos, descubrimos que todo fue un mal sueño. Esa persona sigue aquí. La vida nos ha dado una segunda oportunidad y debemos aprovechar está segunda oportunidad.

Desde entonces entendemos que las palabras son semillas: pueden herir o pueden sanar.
Cada instante con quienes amamos es un regalo que puede desaparecer en un segundo.
La lección es clara:

Nunca permitamos que la rabia decida por nosotros.
Hablemos con amor, con gratitud, con la conciencia de que cada palabra puede ser la última que alguien escuche de nosotros.

Hoy la vida nos recordó que siempre hay tiempo para rectificar, para pedir perdón y para valorar a quienes tenemos cerca.
No esperemos a que un mal sueño nos enseñe lo que ya sabemos: que el amor y la gratitud son la verdadera fuerza que nos sostiene.

Gracias por acompañarme. Nos leeremos en el próximo episodio.

Soy Martin Alejandro Rangel Gonzalez

FALTAN 44 DÍAS PARA NAVIDAD” EN LA COLONIA DE LOS SUEÑOS BRILLANTES, LOS ÁRBOLES AÚN NO TENÍAN LUCES, PERO LOS CORAZONES...
10/11/2025

FALTAN 44 DÍAS PARA NAVIDAD”

EN LA COLONIA DE LOS SUEÑOS BRILLANTES, LOS ÁRBOLES AÚN NO TENÍAN LUCES, PERO LOS CORAZONES DE LOS NIÑOS YA EMPEZABAN A ENCENDERSE. FALTABAN 44 DÍAS PARA NAVIDAD, Y EN CADA CALLE, EN CADA ESCUELA, EN CADA RINCÓN, LOS PEQUEÑOS COMENZABAN A SOÑAR.

MATEO, DE 8 AÑOS, SE DESPERTÓ CON UNA SONRISA. HABÍA SOÑADO QUE SANTA CLAUS LE PREGUNTABA:
¿QUÉ TE GUSTARÍA ESTE AÑO?
Y ÉL, SIN PENSARLO, RESPONDIÓ:
¿PUEDO PEDIR ALGO PARA ALGUIEN MÁS?

ESA MAÑANA, EN LA ESCUELA, TODOS HABLABAN DE LO MISMO:
YO QUIERO UNA BICICLETA ROJA DECÍA SOFI.
YO UNA CENA CON PAVO Y PASTEL DECÍA LEO.
YO QUIERO QUE ESTE AÑO VAYAMOS A CASA DE MIS ABUELOS SUSURRÓ EMMA, CON LOS OJOS BRILLOSOS.

MATEO ESCUCHABA Y SONREÍA. ÉL TAMBIÉN QUERÍA COSAS: ABRAZAR A SU ABUELA, CENAR TAMALES CON SU FAMILIA, VER LAS LUCES EN LA PLAZA. PERO HABÍA ALGO QUE NO PODÍA SACARSE DE LA CABEZA: DON TOÑO, EL SEÑOR QUE VIVÍA EN LA ESQUINA, BAJO UN TOLDO VIEJO, CON UNA COBIJA ROTA Y UNA SONRISA CANSADA.

ESA TARDE, MIENTRAS ESCRIBÍA SU CARTA A SANTA, MATEO HIZO ALGO DISTINTO. TOMÓ UNA HOJA EXTRA Y ESCRIBIÓ:

“QUERIDO SANTA:
ESTE AÑO, SI PUEDES, LLEVA UNA COBIJA CALIENTITA A DON TOÑO. Y SI TE SOBRA UN POCO DE CENA, COMPÁRTELA CON ÉL. YO PUEDO ESPERAR MI REGALO.
CON CARIÑO,
MATEO.”

GUARDÓ LA CARTA EN SU MOCHILA Y AL DÍA SIGUIENTE LA DEJÓ EN EL BUZÓN MÁGICO DE LA ESCUELA. NADIE LO VIO, PERO SU CORAZÓN LATÍA FUERTE, COMO SI YA FUERA NOCHEBUENA.

LOS DÍAS SIGUIERON PASANDO. FALTABAN 30, LUEGO 20, LUEGO 10. LAS CASAS SE LLENARON DE LUCES, LAS FAMILIAS HACÍAN PLANES:
¿ESTE AÑO EN CASA O CON LOS ABUELOS?
¿POZOLE O ESPAGUETI?
¿QUIÉN TRAE LOS BUÑUELOS?

Y MIENTRAS TODOS SOÑABAN CON REGALOS, MATEO SOÑABA CON ALGO MÁS GRANDE: UNA NAVIDAD DONDE NADIE SE SINTIERA SOLO.

LA NOCHE DEL 24 LLEGÓ. EN LA MESA DE MATEO HABÍA COMIDA, RISAS Y ABRAZOS. PERO TAMBIÉN HABÍA UN PLATO EXTRA, UNA COBIJA NUEVA Y UNA SORPRESA: DON TOÑO ESTABA AHÍ, INVITADO POR LA FAMILIA, CON LOS OJOS LLENOS DE LÁGRIMAS Y GRATITUD.

GRACIAS, MATEO DIJO CON VOZ TEMBLOROSA . ESTE ES EL MEJOR REGALO QUE HE RECIBIDO.

Y ASÍ, EN LA COLONIA DE LOS SUEÑOS BRILLANTES, LA NAVIDAD LLEGÓ 44 DÍAS DESPUÉS DE QUE UN NIÑO DECIDIERA PENSAR EN ALGUIEN MÁS.
Fin
Martin Alejandro Rangel Gonzalez


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