18/10/2025
Confesión docente #8
Hola, quisiera compartir algo en anónimo, porque de verdad necesito desahogarme un poco…
Amo ser maestra, pero últimamente siento que ya no tengo la misma energía ni la misma ilusión de antes. Todo se ha vuelto presión, exigencias, evidencias y formatos. A veces siento que el trabajo se centra más en demostrar que lo haces, que en hacerlo realmente. 😞
Lo que más me duele es que, aunque una se esfuerce, casi nadie lo nota. Si haces un proyecto bonito, pasa desapercibido. Pero si algo sale mal, ahí sí todos te señalan. Ya ni siquiera disfruto los consejos técnicos o las reuniones, porque siempre terminan dándonos más trabajo administrativo, más formatos y compromisos que al final nadie revisa.
Y claro, seguimos sonriendo, seguimos dando lo mejor a los niños, pero por dentro estamos agotados. Nadie ve el cansancio, ni las noches sin dormir haciendo planeaciones o buscando ideas nuevas para motivarlos. Solo se espera que estemos bien, siempre.
A veces me pregunto si todavía se valora lo que hacemos, o si ya se volvió normal que el maestro lo aguante todo. 🥺
Sección: Confesiones Docentes: historias del Magisterio