29/07/2025
Escribir a mano es algo más que un gesto romántico. Es una acción fascinante que conforme avanza la tecnología vamos olvidando.
Y sin embargo, el trazo imperfecto, la presión de la tinta, la letra que vacila o se apura, que no puede replicarse con una tecla. Que de alguna manera refleja nuestras emociones... Un “te quiero” escrito a mano que permanece como un tesoro invaluable a través de los años, es algo que la letra impresa no nos puede dar.
Y no se trata solo de nostalgia.
Cada vez más estudios muestran que escribir a mano estimula regiones del cerebro que no se activan con el teclado. Nos ayuda a pensar mejor, a ordenar ideas, a fijar lo que sentimos o aprendemos.
Quizá por eso, cuando estoy bloqueada, vuelvo al cuaderno. Y cuando acompaño a alguien en su proceso de escritura, muchas veces le propongo: “Escríbelo a mano. Aunque luego lo pases en limpio, primero siéntelo con la tinta.” Y después, al pasarlo a la computadora vamos perfeccionando lo que escribimos y entendiéndolo mejor.
La escritura manual es una forma de volver al cuerpo. Y también, de cuidar la memoria.
¿Tú aún escribes cartas, diarios, ideas a mano?
¿Recuerdas la última vez que te tembló la letra por emoción?