07/08/2025
🟦 Columna Sesión Abierta / Por Horacio Miranda.
En el campo, el liderazgo femenino es más necesario que nunca.
Hoy reflexiono sobre el mensaje poderoso que la presidenta de Guasave envía a las niñas rurales: el campo también es de ellas.
El campo también es de ellas. El liderazgo femenino en el mundo rural y el mensaje poderoso que necesitamos sembrar en nuestras niñas
No es sencillo hablar del campo sin hablar de hombres. Por décadas, la tierra, los módulos de riego, los cargos ejidales y las decisiones de peso en el sector agrícola han estado en manos masculinas, como si la ruralidad tuviera género. Pero algo está cambiando. En estos días, escuchar a la presidenta municipal de Guasave compartir su visión sobre el papel de la mujer en los espacios rurales fue más que una entrevista; fue un llamado a dejar de repetir patrones heredados.
Ella lo sabe bien. Estudió medicina en una de las universidades más competidas del país, la UNAM, y ha transitado de ser ama de casa a encabezar un gobierno local. Su testimonio no es retórico, es vivencial. Desde su experiencia, nos recuerda que el liderazgo femenino en espacios rurales no solo es posible, sino urgente.
Dijo algo que me hizo detenerme: “En Guasave soy la única mujer directiva en un módulo de riego”. Una frase sencilla, pero con un peso tremendo. Porque no se trata solo de ocupar un puesto, sino de derribar una estructura donde la toma de decisiones y hasta la propiedad de la tierra ha sido privilegio de los varones, casi como si se heredara la corona. Así ha funcionado el sistema ejidal durante generaciones.
Pero también celebró los pequeños grandes avances: hay más mujeres comisariadas, hay más participación en los tejidos de representación y, gracias a nuevas exigencias de ley, se han abierto espacios antes impensables. Sin embargo, lo que más me quedó grabado fue su mensaje a las niñas. Les dice con claridad: “Pueden ser médicas, comisarias, presidentas... lo que quieran”. Y eso, dicho desde el poder, transforma.
No se trata solo de cuotas. Se trata de cambiar el “chip”, de que las niñas rurales crezcan sabiendo que pueden estar en la toma de decisiones, que pueden heredar tierra y poder por capacidad, no por género. Se trata de que ya no tengan que caminar kilómetros para ir a la escuela sin saber si su destino está limitado a lo doméstico. Se trata de decirles que ellas también pueden ser todo.
Este mensaje necesita repetirse hasta volverse costumbre. Porque si algo debemos entender quienes tenemos una voz pública o al menos una tribuna es que los cambios profundos no se decretan, se siembran. Y como en el campo, hay que regarlos, cuidarlos y no desesperar si el fruto tarda en llegar.
Hoy Guasave tiene una presidenta que insiste, que impulsa y que no se queda callada. Y ojalá pronto dejemos de hablar de “la única mujer en…” para empezar a hablar de muchas. Porque el campo también es de ellas. Porque la historia ya no puede escribirse con un solo género.
El campo también es de ellas