06/08/2025
AUTORA MINERVA SOLANO MORENO
Hoy que cumple 80 años quiero poner por escrito y hacer un público reconocimiento a una mujer admirable en todo sentido, mi adorada Tía María, una mujer que ha enfrentado la vida con templanza y valentía, ha sido el pilar que ha dado sostén a la Familia Moreno Urías, con una fortaleza difícil de reconocer a simple vista, siempre afable, alegre, pareciera que nunca hubiera tenido que enfrentar grandes dificultades de la vida, pues jamás ha aparecido en su semblante, rasgo alguno de amargura o desencanto, al contrario, siempre soñadora y optimista, su mirada ha estado siempre en el futuro, imaginando otras posibilidades, otros horizontes para la familia.
Siendo una jovencita que al concluir los estudios de primaria, logró acceder a estudios de comercio en la academia comercial, educación a la que apenas podían tener acceso sólo algunas mujeres en poblados como Estación Bamoa; estudios que sin embargo, le dieron oportunidad de ser maestra rural, de enseñar a niños de comunidades remotas fue el primero de los desafíos y grandes méritos de aquella jovencita que además asumió con gran responsabilidad contribuir al sostén de la familia; ser la precursora de grandes cambios que los llevaría a asentarse en un terreno y vivienda formal, la construcción de una pequeña casita de apenas dos cuartos y su porche, con una enramada trasera en donde se encontraba la cocina al modo de antes, con su hornillo y aquella olla de barro de la que nos encantaba tomar agua en un “jumate”, bule partido a la mitad, que le daba al agua un aroma a madera y barro. Casita que al paso de los años ella siguió ampliando, casi interminablemente, cada vez que echaba a andar su imaginación y se preguntaba qué pasaría si “empujaban una pared” como ella decía y así, aquella pequeña casita fue acogiendo a toda la familia conforme fue creciendo.
Con el tiempo, mi madre y mis tías, entre ellas mi tía María, trabajaron en el empaque de aquel famoso Campo Wilson, siendo todas ellas, hermanas mayores de la familia, contribuían también al sostén de la familia. Por alguna razón que desconozco en una ocasión salieron a trabajar en un empaque de Ensenada, mi madre me ha contado que ahorraban prácticamente toda su paga, para enviarla a casa, para sus hermanos, viviendo de manera austera y privándose de comprarse tantas cosas lindas que la cercanía con la frontera les brindaba y pasando en no pocas ocasiones de un frío que apenas podían superar durmiendo abrazadas. Unidas desde entonces como lo son hasta la fecha son una para la otra, como aquellos días y noches de lejanía y soledad, pero también para la familia a la que siempre tuvieron como prioridad y misión.
Ese espíritu soñador y visionario la llevó a explorar otras rutas de vida, siempre buscando nuevas posibilidades, solía buscar la manera de aprender nuevos oficios, que con el tiempo se transformarían en una nueva manera de dar y ofrecer algo más a la familia, cuando aprendió corte y confección y después corte de cabello, todos pasamos por su estética, que posteriormente llegó a recibir a un gran número de amigos y vecinos del pueblo, como también confeccionó nuestros más bellos vestidos de fiesta, siempre novedosos y modernos, resultado de la experimentación y esa incapacidad de ver un límite para su creatividad. Fue mi querida tía quien dio forma a mi vestido de XV años, logrando hacerlo realidad tal cual me lo había imaginado y quien confeccionó con gran amor y devoción el vestido de novia de Sonia, su hija, vestidos hilvanados con gran amor sin duda alguna, entre muchas otros que sus manos amorosas crearon para muchos de nosotros.
Jamás se contentó con un solo destino o posibilidad, nunca dejaba de sorprendernos, como lo seguía haciendo cada vez que emprendía un nuevo proyecto, como cuando decidió estudiar enfermería, convirtiéndose en nuestra principal enfermera familiar o computación, en una época en la que quizá ninguno de nosotros tenía o sabía usar una computadora, ella sin embargo, logró avizorar que se trataba de una habilidad que había que tener y que de alguna manera sería el preámbulo de su decisión de cursar la secundaria abierta, pues la carrera de comercio que en su momento cursó, no certificaba estudios de secundaria y posteriormente animarse a terminar el bachillerato.
Un espíritu afanoso como el suyo, no podría conformarse con terminar la preparatoria, así que para sorpresa de toda la familia, siendo ya una mujer madura, decidió cursar una licenciatura que le permitiría recategorizar su plaza en el sistema de educación en el que laboraba, ascendiendo de categoría y responsabilidad con un importante incremento en su ingreso; una vez logrado sembró en ella la semilla de alcanzar un nuevo reto, inscribiéndose en una maestría en educación que victoriosamente concluiría al paso de los años para beneplácito y orgullo de la familia. Ocasión que me brindó el honor de ser su asesora de tesis, arduas horas de trabajo que me permitieron disfrutar de su compañía y de alguna manera corresponder a aquellas interminables jornadas de costura que recordaba de mi niñez, cuando mi Tía nos visitaba en nuestro solitario departamento de Tlatelolco y prácticamente no se levantaba de aquella silla en la que día y noche cosía y descosía, para volver a coser incansablemente, montones de ropa para mi hermana y para mí, como si de una manda o misión se tratara.
Mi tía María ha sido un gran ejemplo para toda la familia, por su tenacidad y arrojo, una mujer que ha trascendido todos los límites que las circunstancias de su tiempo le imponían, lo ha hecho con gallardía y entusiasmo, con una avidez por saber, por crecer, pero sobre todo con un gran necesidad y deseo de crear, de hacer posible algo que ella tuvo la osadía de soñar.
Podría parecer que no habría algo más grande o meritorio que decir de ella y sin embargo lo hay, todo lo que ha hecho, lo que ha logrado, lo que ha obtenido, lo que construido, no ha sido para sí misma, ha sido para compartir, para brindarle a su familia bienestar, para dar y darse a todos sin distinción, todos hemos sido bendecidos por su generosidad, a todos ha ayudado: a estudiar, a establecerse, a resolver problemas, a proponernos nuevos sueños, a alcanzarlos; siempre con una generosidad y desprendimiento que no tiene igual. Todos en la familia Moreno Urías tenemos tanto que reconocerle, tanto que agradecerle y sin embargo ella jamás lo haría notar, porque es tan auténtica su generosidad y tanto su amor por su familia, que ese dar, no tiene medida ni registro, ese darse ha sido su manera de existir, de ser.
Querida Tía, es usted un ser excepcional, lleno de bondad y generosidad, ha iluminado la vida de todos con su luz, con su infinito amor y entrega; es una de las mujeres que más admiro, respeto y quiero; es para todos nosotros una gran inspiración y ejemplo, de aquello que realmente da sentido a la vida y las más profundas satisfacciones. Usted ha sostenido a esta familia, nos ha impulsado y animado a enfrentar como usted grandes retos, ha hecho posibles nuevas e infinitas realidades para todos a quienes ama. Qué afortunados y qué gran privilegio tenerla con nosotros.
Gracias por existir. Gracias por tanto amor, que es infinitamente correspondido.
Créditos:minerva solano moreno