
17/07/2025
Armenta le truena los dedos a su secretaria: así trata el que quiere expropiar y callar críticas.
En plena sesión pública, el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, le truena los dedos a su secretaria de Turismo como si fuera su mesera, no una funcionaria de alto nivel.
La escena dura segundos, pero es suficiente para exhibir lo que hay detrás de su administración: prepotencia pura.
⚡ El contexto que no quieren que recuerdes:
Este no es un desliz aislado de carácter. Este es el mismo gobernador que:
✅ Propuso expropiar hectáreas con la excusa de “proyectos estratégicos”, generando miedo y molestia entre empresarios y campesinos.
✅ Intentó impulsar una ley mordaza para controlar críticas en medios y redes, disfrazándola como “defensa del honor”.
✅ Ha mostrado en varias ocasiones un estilo autoritario, donde las instituciones se sienten más como extensiones de su poder personal que como órganos autónomos.
🔥 Lo que revela ese chasquido de dedos:
👉 No ve a su gabinete como pares, los ve como empleados domésticos.
👉 Si así trata en publico a alguien sentado en la misma mesa de gobierno, ¿cómo crees que trata a un ciudadano común, un campesino que se niegue a vender, o un periodista que le incomode?
👉 Este tipo de gestos son la radiografía de un liderazgo vertical, de los que creen que gobernar es mandar y humillar.
🎯 ¿Por qué duele más?
Porque no solo hizo el gesto… sino que muchos lo defendieron.
Los “canarios” de siempre, operadores digitales y aduladores profesionales, salieron a justificarlo:
• “No pasa nada, es normal en política.”
• “Es eficiencia, no humillación.”
• “Critican por todo.”
💀 Esa defensa muestra que el problema no es solo un político prepotente, sino todo un ecosistema dispuesto a normalizar el abu** mientras el poderoso sea de su color.
💣 La ironía absoluta:
• Expropia tierras, pero dice que es para el bien del pueblo.
• Quiere callar críticas con leyes mordaza, pero se vende como progresista.
• Humilla a su propio gabinete, y aún así muchos lo aplauden.
Esto no es “un incidente menor”. Es una alerta temprana: un tipo que se siente amo y señor, rodeado de gente que prefiere cantar loas antes que exigir respeto.
Ese chasquido de dedos no es solo un chasquido.
Es un mensaje: “Aquí mando yo, y todos se cuadran.”
Y mientras los canarios lo defienden, el mismo patrón se fortalece para seguir expropiando, censurando y gobernando como hacendado, no como servidor público.