25/08/2025
Hay un momento en el que el alma, cansada del ruido, busca el silencio. No ese silencio vacío que a veces asusta, sino el silencio sagrado que guarda respuestas. Y es allí, en ese espacio profundo donde nadie más llega, donde aparece La Sacerdotisa.
Ella no grita, no corre, no se muestra. Solo está. Serena. Entera. Firme. Y en su presencia aprendemos algo que el mundo ha intentado que olvidemos: que el respeto hacia uno mismo no se exige, se encarna.
La Sacerdotisa no discute por su valor, no compite, no se justifica. Ella sabe. Sabe quién es, lo que siente, lo que vale. Sabe que no necesita exposición para existir, ni aprobación para florecer. En su silencio hay poder, en su quietud hay fuego.
Respetarte es ser como ella: guardar para ti lo más sagrado de tu alma, no entregarlo a quien no sepa cuidarlo. Es aprender a decir “no” sin culpa y “sí” sin miedo. Es dejar de dar explicaciones por tu forma de sentir, por tu necesidad de espacio, por tu decisión de priorizarte.
La Sacerdotisa te invita a volver a ti. A cerrar los ojos y escucharte. A creer en tu intuición, incluso cuando nadie más lo haga. A confiar en que tu interior tiene todas las respuestas que llevas tiempo buscando afuera.
Y tal vez el mayor acto de respeto hacia uno mismo sea este: sentarte contigo, en silencio, sin querer cambiarte ni juzgarte. Solo mirarte con amor. Como lo haría ella.
Porque tú también eres misterio, profundidad, luz escondida detrás de velos. Y cuando decides tratarte con la misma reverencia con la que ella guarda su templo interior, algo cambia para siempre.
Ya no estás solo. Estás contigo. ❤️🔥
💻