26/03/2025
En septiembre de 1981, una pelea de boxeo entre Sugar Ray Leonard y Thomas Hearns cambió la percepción del deporte para siempre. Se anunció como la "Pelea del Siglo" y por una buena razón.
Entraron al ring no solo como adversarios, sino como campeones mundiales bajo una atmósfera electrificada en el Caesars Palace de Las Vegas. El mundo entero esperaba una demostración de habilidades y tácticas sin precedentes.
Pero lo que hace la historia realmente inédita sucede fuera del ring: durante el décimo asalto, cuando Hearns, conocido por su fuerza y estatura, dominaba claramente, Leonard tuvo una epifanía.
En lugar de continuar con su estrategia de esquivar y contraatacar, se lanzó al ataque total. En una fracción de segundo, su instinto de supervivencia se convirtió en pura agresividad. Nadie lo vio venir.
Con este giro inesperado, Hearns fue derribado en el decimotercer asalto y el enfrentamiento terminó con Leonard deteniendo a Hearns en el decimocuarto. La pelea redefinió los estilos en una fracción de segundo y quedó plasmado para una generación entera.
Lo increíble es que Leonard más tarde comentó que fue el dolor intenso en su ojo derecho lo que desencadenó su repentina ferocidad, ya que no quería arriesgar prolongar la pelea y tener que retirarse antes de tiempo. Todo esto producto de una vieja lesión ocular anterior.
Una pelea que no sólo cambió el destino de estos dos gigantes del boxeo, sino que también dejó una marca indeleble en la memoria del deporte y la afición en los años 80's.