31/08/2025
Reflexión de las lecturas del domingo 31 de Agosto 2025, XXII Domingo ordinario...🙏🏼
DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO
“Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón”.
Sirácide 3,19-21.30-31
Hebreos 12,18-19.22-24
Lucas 14,1.7-14
La palabra de Dios en este domingo nos propone la virtud de la humildad como tema de reflexión. Esta virtud es de suma importancia en cuanto que de ella dependen muchas cosas personales y comunitarias. El modelo o punto de referencia obligado para meditar acerca de la humildad es nuestro Señor Jesucristo, quien durante su vida expresó esta maravillosa frase: “aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón”.
Nuestro pueblo, nuestras familias, nuestras comunidades, nuestras instituciones civiles, políticas, laborales, educativas y religiosas, hoy, más que nunca, requieren de personas humildes y sencillas. Cuando el corazón del hombre está lleno de soberbia, orgullo, vanagloria y prepotencia, los ambientes que se generan no son sanos ni agradables. Quienes conviven en un lugar con individuos “creídos” que se sienten superiores a los demás, que no son capaces de escuchar, que piensan que tienen la verdad y la última palabra de todo y para todo, ordinariamente terminan rechazando a estas personas y, muchas veces, acaban por alejarse de esos espacios y ambientes.
El texto del Eclesiástico (primera lectura) es fenomenal, contiene exhortaciones magistrales que debemos atender, por ejemplo: “en tus asuntos procede con humildad y te amarán más que al hombre dadivoso. Hazte tanto más pequeño cuanto más grande seas y hallarás gracia ante el Señor…”. La lectura termina diciendo: “El hombre prudente medita en su corazón las sentencias de los otros, y su gran anhelo es saber escuchar”. ¡Procede con humildad! ¡Hazte pequeño! ¡Aprende a escuchar! Tres recomendaciones para la vida.
Nuestro Señor en el evangelio nos propone, precisamente, la virtud de la humildad, y lo hace con una hermosa parábola: la parábola de los invitados a una fiesta que escogen los primeros y mejores lugares. El Señor nos exhorta diciéndonos: “cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: . Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados”. Jesús concluye la parábola con una de las frases bíblicas más conocidas por nosotros, no por ello más puestas en práctica: “El que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”. Tenemos, pues, las palabras y el ejemplo del Maestro “manso y humilde de corazón”, nos falta sólo reproducir en nosotros este estilo de vida del Señor. Debemos intentarlo, al menos; veremos cómo se transforman nuestros ambientes cuando las relaciones interpersonales se dan, con una buena dosis de sencillez y humildad.
Que disfrutemos de la sencillez de nuestras celebraciones eucarísticas de cada domingo; que, con espíritu de fe, contemplemos la presencia del Señor a través de los signos, pobres y humildes, que la liturgia de la Iglesia nos ofrece. Amén.
¡Que tengas un bendecido domingo!
+ Ruy Rendón Leal
Arzobispo de Hermosillo
y Administrador Apostólico de Nogales